Los conflictos armados que han ido sucediéndose en el mundo a lo largo de los últimos años han tenido un efecto revulsivo en la partida económica del Ministerio de Defensa de España, que hasta hace poco disminuía prácticamente cada año. Con los Presupuestos Generales del Estado en la cuerda floja por el enroque de Puigdemont, el compromiso del Ejecutivo de Sánchez con sus socios de la OTAN de alcanzar el 2% del PIB en 2029 parece complicado; más cuando en la Casa Blanca está a punto de ocupar el despacho oval Trump, un escéptico del planteamiento actual la Alianza Atlántica en el que la desigualdad en el gasto militar es patente.

En medio de esta vorágine, la industria de la defensa española se encuentra inmersa en uno de sus mejores momentos de inversión pública, con programas militares de gran porte, con una elevada proyección y sostenimiento a lo largo de los próximos años. Este 2025 será clave para la cristalización de los primeros proyectos y el desarrollo de otros que verán su entrada en servicio un tiempo más allá.

Una buena parte de estos programas tiene como objetivo la renovación de material militar anticuado y a punto de cumplir con la vida útil estimada. Dentro de esta categoría se incluyen el potencial y cada vez más remoto relevo de los Harrier de la Armada y los cazas turcos llamados a sustituir a los vetustos F-5 en los que se entrenan los futuros pilotos de caza del Ejército del Aire y del Espacio.


Formación de Eurofighter y F-18 del Ejército del Aire.

Ejército del Aire Flickr

Sin embargo, también existen otros proyectos que buscan ampliar el abanico de capacidades de las Fuerzas Armadas de España. Está previsto que el 2025 sea el año de la botadura de la fragata F-111, la primera de la clase Bonifaz y la que da nombre a la familia, así como la continuación en la construcción de los submarinos S-82 y S-83, que poco a poco van avanzándose en las instalaciones de Navantia en Cartagena.

Más allá del terreno naval, también se espera el inicio de la fabricación de las primeras unidades del Vehículo de Apoyo a Cadenas (VAC) para el Ejército de Tierra, la entrega del primer ejemplar del lanzacohetes SILAM y despejar las incógnitas del programa Dragón. En el plano del Ejército del Aire y del Espacio, los protagonistas son el programa Halcón —en su fase I y II—, la posible incorporación de un segundo modelo de caza y el inminente lanzamiento del satélite Spainsat NG I, desarrollado por Hisdesat.

Ejército del Aire y del Espacio

La rama aérea de las Fuerzas Armadas españolas necesita establecer una serie de renovaciones urgentes durante este año. Buena parte de los cazas F-18 se encuentran al final de su vida útil, tanto los destinados en el Ala 46 de la Base Aérea de Gando (Gran Canaria), que necesitan de una retirada más urgente, como los ubicados en Torrejón de Ardoz (Madrid) y Zaragoza, con algo más de tiempo remanente.

Para ello, el Ministerio de Defensa aprobó en 2022 y 2023 la adquisición de más cazas Eurofighter dentro del programa Halcón. En total, se espera que el Ejército del Aire y del Espacio incorpore 45 cazas de este modelo a partir del 2026, una cifra muy por debajo de los 60 F-18 que deben ir jubilando en los años venideros.

Además, la apuesta por un único modelo de caza supone un riesgo importante. «Nosotros, en el Ejército del Aire y del Espacio, siempre hemos tenido dos flotas de aviones«, señaló a principios de diciembre el general Francisco Braco, jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA). «¿Por qué? Por si se encuentra un fallo estructural en una de las aeronaves y hay que dejarlas en tierra».

Estas declaraciones al hilo de la necesidad de contar con, al menos, dos modelos diferentes de caza, hace que Defensa tenga que comenzar muy pronto a evaluar candidatos para complementar a los Eurofighter que vienen. El caza de quinta generación F-35 de Lockheed Martin es uno de los que está en el bombo de los candidatos para esta misión, dado que también es la única alternativa para que la Armada mantenga su capacidad de ala fija embarcada y podría suponer una mejor integración logística.

Sin embargo, la introducción del F-35 en la flota del Ejército del Aire y del Espacio parece estar ahora más lejos que nunca. «¿Es que Francia o Corea del Sur no están construyendo aviones?», señaló el general Braco en la misma intervención, haciendo alusión a la existencia de más alternativas en el mercado que la de factura estadounidense, aunque ninguna de ellas sea de quinta generación. 

La referencia del JEMA va directa al Dassault Rafale francés y al KF-21 Borame de fabricación surcoreana, aunque desde Defensa todavía no se ha establecido el candidato perfecto ni se ha informado, de forma oficial, de algún tipo de análisis preliminar.

Dassault Rafale


Dassault Rafale

Wikimedia

En una situación parecida se encuentran los entrenadores avanzados Northrop F-5 emplazados en la Base Aérea de Talavera la Real (Badajoz). Las primeras unidades de esta aeronave entraron en servicio en 1969 y poco a poco han ido incorporando actualizaciones tecnológicas importantes, aunque las décadas de actividad comienzan a notarse y el relevo debería llegar próximamente.

El pasado verano, coincidiendo con el Salón Aeronáutico de Farnborough, los rumores apuntaban a que España podría hacerse con el caza TAI Hürjet de fabricación turca. El trato se llevaría a cabo por un intercambio con varias unidades de Airbus A400M que el Ministerio de Defensa se comprometió a adquirir para tener un peso importante en el programa de desarrollo pero que, a todas luces, suponen un excedente que no se llegará a integrar en el Ejército del Aire y del Espacio.

El caza Hürjet en uno de sus vuelos de prueba


El caza Hürjet en uno de sus vuelos de prueba

TAI

El asunto del F-5 ha comenzado a resolverse hace sólo unos días. El pasado 20 de diciembre, la secretaria de Estado de Defensa Amparo Valcarce firmó con la embajadora de Turquía en España un memorando para desarrollar un sistema de entrenamiento avanzado para pilotos de caza del Ejército del Aire y del Espacio. El acuerdo, del que no han trascendido detalles específicos, tendrá la participación industrial tanto de Turquía como de España para adaptar a las necesidades al Hürjet. 

El Hürjet es un avión de entrenamiento avanzado cuyo programa de diseño comenzó en agosto de 2017. Además, TAI también planea desarrollar dos versiones armadas del Hürjet, aunque estas últimas estarían fuera de cualquier acuerdo con España. Habrá que esperar a los primeros meses de 2025 para conocer el alcance de la industria española en el caza y si finalmente se ejecuta un intercambio con los A400M.

La principal baza del avión es que cuenta con una carlinga doble —para piloto e instructor— y un único motor, lo que le confiere un importante ahorro económico. El fabricante también destaca que se trata de una plataforma de nueva generación, con cabina de mandos propia de una aeronave moderna y lejos del anticuado cuadro del F-5M español.

Se encuentra todavía en fase de pruebas, aunque ya en un estado muy avanzado, con exámenes de vuelo a gran altitud y velocidad. Uno de los más importantes ocurrió el pasado 11 de julio, cuando la aeronave «completó con éxito su despegue número 79 y alcanzó una velocidad 0,9 Mach [0,9 veces la del sonido] a una altitud de 9.100 metros», según explicó el CEO de la compañía encargada del diseño y fabricación del Hürjet.

Spainsat NG

Uno de los programas más importantes para Defensa de este 2025 es el satélite SpainSat NG I de Hisdesat. Tiene previsto lanzarse a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX el próximo 28 de enero, con el objetivo de proporcionar comunicaciones seguras a las Fuerzas Armadas españolas y a sus aliados.

El satélite emprenderá pronto el viaje vía aérea a Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos) a bordo de un avión Antonov de carga. Posteriormente, se integrará a bordo del lanzador para emprender su viaje espacial en la fecha indicada.

«Este lanzamiento representa el hito más importante de la industria espacial española en la historia: nunca se había puesto un satélite en órbita de esta envergadura«. El SpainSat NG I tiene un peso de 6,1 toneladas y 7,2 metros de altura. Es, además, el más complejo desde el punto de vista tecnológico, y el que cuenta con mayor participación de empresas españolas, alcanzando un 45% del total.

Armada

El movimiento más urgente de la Armada pasa por aclarar el mantenimiento del ala fija embarcada a bordo del buque Juan Carlos I a medio y largo plazo. Se trata de una capacidad de proyección armamentística muy importante dentro de las Fuerzas Armadas españolas y tan sólo existe un posible modelo de caza capaz de relevar a los Harrier: el F-35.

Caza F-35 de la Fuerza Aérea de EEUU


Caza F-35 de la Fuerza Aérea de EEUU

Alex R. Lloyd / USAF

En concreto, la versión naval del caza estadounidense que permite despegues y aterrizajes verticales, igual que lo hacen en la actualidad los mencionados Harrier. Este último modelo se encuentra ya en tiempo de descuento con algunas unidades al límite de horas de servicio.

Según algunos informes, se espera que el Harrier pueda aguantar operativo hasta el año 2028, por lo que es crítico que el Ministerio de Defensa adjudique cuanto antes la compra de los F-35. De hecho, es muy probable que, si el contrato se firma en los primeros días de 2025, exista un tiempo de carencia entre la baja de los Harrier y la incorporación de las primeras unidades del caza estadounidense, algo que le ha pasado ya a más de un país, como Reino Unido.

La fecha de retirada oficial de los Harrier españoles se estima que sea en 2030, aunque Estados Unidos —país de fabricación del caza y el único país que los mantiene en activo junto a España e Italia— data este hecho en el 2028. Se desconoce el soporte que tendrá la plataforma a partir de ese momento y si España cerrará algún tipo de trato con Boeing para el suministro extendido de recambios y mantenimiento.

Otra de las posibilidades es que Defensa decida retirar el ala fija embarcada, con lo que se abrirían dos posibilidades: dar de baja el buque Juan Carlos I o emplearlo para la operación de helicópteros —de los que la Armada ya cuenta con algunos modernos como el MH-60R— y drones como acompañamiento. Una vía por la que ha optado Portugal y que sirve como un acceso más económico a proyección de fuerza naval que contar con cazas.

Modelo por ordenador de la fragata F-110


Modelo por ordenador de la fragata F-110

Navantia

Si en los próximos meses todo marcha según lo previsto, Navantia botará la primera unidad de las fragatas de nueva generación clase F-110. En particular, será el buque F-111 Bonifaz que da nombre a esta nueva familia y, tal y como han apuntado en alguna ocasión, será antes de lo que estaba previsto.

Si bien no existe una fecha confirmada, el astillero de Navantia en Ferrol estimaba la botadura en algún momento de noviembre o diciembre del 2025, pero el buen ritmo de trabajo y los últimos exámenes a los que se ha sometido la plataforma hacen indicar un adelanto en el calendario.

Lo último que se conoce sobre la plataforma es que pasó satisfactoriamente la primera prueba de choque el pasado noviembre. En este tipo de test, los ingenieros acoplan algunos sistemas y subsistemas clave —como el generador o el cuadro eléctrico— a una barcaza y se somete a test de impacto mecánico para simular las situaciones más extremas.

«Las fragatas F-110 serán escoltas polivalentes, diseñadas para escenarios de alta intensidad, con una importante capacidad de combate en todas las áreas principales de la guerra», según publica Defensa en la ficha del programa. «Especialmente en los perfiles de protección de la fuerza y en el de proyección del poder naval; tanto en ámbito conjunto como en el combinado, y frente a una amenaza convencional y asimétrica cada vez más compleja».

Fragata F-110


Fragata F-110

Arte EE / Navantia

En lo relativo a las especificaciones, las embarcaciones de esta clase tendrán un desplazamiento de 6.170 toneladas, eslora de 146 metros y manga de 18 metros. En su interior contará con 187 camas, de las cuales 150 se prevén para la dotación embarcada, mientras que las otras 37 se dedicarán a tripulación extra. Serían los encargados de realizar misiones especiales o el vuelo de helicópteros, para lo que se ha dispuesto un helipuerto en la popa.

Por el momento y sin expectativas de cambiar de planes, el Ministerio de Defensa contrató la construcción de un total de 5 embarcaciones clase F-110. Los trabajos para la F-112 Roger de Lauria —la segunda unidad de la clase— comenzaron igualmente hace ahora un año y continúan a buen ritmo. Completarán las entregas la F-113 Menéndez de Avilés, la F-114 Luis de Córdova y la F-115 Antonio Barceló. Todas ellas tienen el propósito final de sustituir a la clase F-80 Santa María, que llevan en servicio desde los años 80.

En cuanto al programa de submarinos S-80, desde Navantia continuarán trabajando en la construcción del S-82 Narciso Monturiol que tiene previsto ponerse a flote a lo largo de 2025. La entrega a la Armada se efectuará, por tanto, en el año 2026 si todo marcha según lo establecido.

Según las últimas noticias del astillero de Cartagena, los ingenieros y técnicos han integrado hace pocas semanas el sistema de propulsión AIP a bordo del S-83 Cosme García, el primero de la familia que lo equipará de serie. Se trata de una de las principales novedades tecnológicas desarrolladas por Navantia para los S-80 y permite la navegación en inmersión durante semanas.

Ejército de Tierra

La rama terrestre de las Fuerzas Armadas de España también cuenta con varios programas importantes. Uno de los más inminentes es el lanzacohetes SILAM, cuya primera unidad tiene previsto realizar las primeras pruebas de fuego en el Ejército de Tierra a mediados de este 2025. Si todo avanza según lo estipulado por Escribano Mechanical & Engineering y Rheinmetall Expal Munition, las contratistas principales, el pedido podrá completarse en 3 años.

El SILAM se basa en el sistema lanzacohetes PULS diseñado por la compañía israelí Elbit Systems. El encargo del Ministerio de Defensa comprende un total de 12 sistemas completos, que se componen de 2 baterías con 6 lanzadores cada una de ellas, más un demostrador.


Lanzacohetes PULS de Elbit Systems

El programa completo tiene un coste valorado en más de 575 millones de euros y comprende también 2 vehículos de recuperación, 6 de reconocimiento de alta movilidad, 10 puestos de mando y todo el equipo necesario para poner en funcionamiento SILAM.

En la misma línea, también se comprarán 680 cohetes guiados de diferentes modelos y alcances, fabricados por Expal. El Ejército de Tierra dispondrá de 288 unidades —144 con cabeza de guerra de fragmentación y otros tantos de penetración— que podrán lanzar a una distancia de 40 kilómetros.

Se suman 112 cohetes del modelo Extra con 150 kilómetros de rango —56 de fragmentación y 56 de penetración— y 64 cohetes Predator Hawk —también mitad y mitad— que consiguen 300 kilómetros de alcance.

El otro gran programa que tiene que comenzar a cristalizar en este 2025 es el Vehículo Apoyo de Cadenas (VAC). El Ministerio de Defensa y Tess Defence (compañía compuesta por Indra, Santa Bárbara Sistemas, Escribano M&E y Sapa Placencia) firmaron en diciembre de 2023 el contrato por 1.970 millones de euros para la fabricación de 394 unidades de VAC con el objetivo de ir jubilando a los TOA del Ejército de Tierra.

VAC en su presentación en FEINDEF


VAC en su presentación en FEINDEF

Fuentes consultadas por EL ESPAÑOL-Omicrono indican que el desarrollo del VAC «va lento, aunque previsiblemente se pasará a la fase de producción en 2025″. En septiembre, se informó de la intención de entregar los primeros prototipos y los modelos de preserie antes de finalizar el año, aunque estas plataformas «no se han empezado» a fabricar.

Se trata de un vehículo que se basa en la plataforma ASCOD, protagonista a su vez de blindados como el Castor que ya se encuentra en las filas del Ejército de Tierra, desarrollada por Santa Bárbara Sistemas. La fabricación de las unidades encargadas por Defensa se llevará a cabo en las instalaciones de esta última compañía en Trubia (Asturias).

Por último, el vehículo 8×8 Dragón ha sido una de las grandes ausencias del 2024 y su futuro para el 2025 es ahora más incierto que nunca. Tras enviar al Ejército de Tierra las primeras unidades en diciembre de 2022, Tess Defence no ha hecho llegar más de estos blindados a los cuarteles; ni en 2023 ni durante los últimos 365 días.

El Dragón «se encuentra en plena reprogramación», reconocen las mismas fuentes, que todavía no pueden hablar de plazos pues necesitan resolver algunos inconvenientes técnicos derivados de los requisitos. La intención de Defensa es —o, al menos, era— ir recibiendo paulatinamente los 348 vehículos de las diferentes versiones acordadas: 219 unidades como Vehículo de Combate de Infantería, 58 de Exploración de Caballería, 14 unidades de Puesto de Mando de Batallón y 8 Vehículos de Combate de Observador Avanzado.

El coronel al frente del 8×8 en el Ministerio de Defensa solicitó la baja en el puesto al haber cumplido el tiempo de mínima permanencia y con el fin de regresar a la reserva. La dimisión, que todavía se desconoce cuándo se hará efectiva, llega en un momento crucial para el programa, que enfrenta los últimos trámites de certificación para la entrega de los vehículos al su usuario final.

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