- Renovación aplazada
- Un chequeo al Gobierno y a los ministros
- María Jesús Montero, entre Andalucía y Hacienda
- Yolanda Díaz, intento de remontada
- Sara Aegesen, perfil bajo y continuista
- Félix Bolaños, mano derecha hasta 2027
- Carlos Cuerpo, el ministro solvente
- Grande-Marlaska, el más ‘quemado’
- Albares, asentado tras un periodo convulso
- Margarita Robles, una de las señaladas
- Pilar Alegría, pie y medio en Aragón
- Óscar Puente, revalorizado en plena catástrofe
- Óscar López, catapultarlo contra Ayuso
- Diana Morant, palanca para la Comunidad Valenciana
- Ana Redondo, entre polémicas
- Ángel Víctor Torres, en pleno ‘caso Koldo’
- Elma Saiz, apuesta de futuro en una cartera vital
- Isabel Rodríguez, momento convulso
- Luis Planas, un fijo de Sánchez
- Jordi Hereu, inadvertido
- Mónica García, contra Ayuso
- Ernest Urtasun, fuera de foco hasta Notre Dame
- Sira Rego, desapercibida y sin medidas
- Pablo Bustinduy, el nuevo Alberto Garzón
Pedro Sánchez comenzó el año 2024 con un Gobierno nuevo, aunque sonaba viejo. En el PSOE, desde la militancia hasta la dirección, esperaban una remodelación profunda, que afectase al Consejo de Ministros, por la vía de sustituir a quienes acumulaban más tiempo en el cargo, y después también en la cúpula de Ferraz. Pero no fue así.
El primer año de la legislatura no ha sido como que esperaban en Moncloa. El plan inicial era acometer una renovación poco a poco, y culminarla, a no más tardar, a mitad de mandato. Unos plazos que respondían a las dos etapas en las que el Gobierno diseñó la legislatura: una antes de la ley de amnistía y otra para después.
Esa norma, que permitió la investidura de Sánchez por el “sí” de Esquerra Republicana y Junts, iba a ocupar toda la primera parte del mandato: tramitación, debate, aprobación, bloqueos del Partido Popular en el Senado, cuestión de inconstitucionalidad por parte de los jueces, resolución de Tribunal Constitucional…
Todo entraba dentro de los planes. Calculaban que se alargaría, a lo sumo, dos años, hasta que todas las administraciones y el electorado asimilase la ley. Pero el estallido de las causas judiciales, primero el ‘caso Koldo’ —único al que dan credibilidad en el Gobierno— y después la imputación de Begoña Gómez, esposa del presidente, ha dinamitado todo lo proyectado.
Renovación aplazada
A estas causas se han sumado la decisión del Tribunal Supremo de investigar al Fiscal General del Estado por la filtración del correo del novio de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y también la investigación sobre el hermano de Sánchez.
Aunque Álvaro García Ortiz no forma parte del Ejecutivo, y en el caso del hermano dan por hecho que será archivado en breve, sin embargo ambos casos contribuyen a un “ruido judicial”, como lo denominan fuentes gubernamentales, que afecta a lo político.
Por eso, en Moncloa consideran que acometer ahora una crisis de Gobierno no ayudaría en nada, y solo aportaría más ruido a un ambiente ya de por sí crispado y tenso. Sánchez no descarta esa remodelación en el futuro, pero no la acometerá hasta que se calmen las aguas y se esclarezcan unas instrucciones judiciales que copan portadas y telediarios todas las semanas.
Un chequeo al Gobierno y a los ministros
Transcurrido el primer año de esta legislatura, Confidencial Digital ha procedido a un chequeo al Gobierno, mediante un análisis sobre las circunstancias y situación de los ministros uno por uno.
María Jesús Montero, entre Andalucía y Hacienda
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda era firme candidata a abandonar el Gobierno de forma casi inminente. Su destino parecía más que obvio: Andalucía.
Forma parte del conglomerado de ministros que llevan en el Ejecutivo desde el inicio con Sánchez. La idea del presidente era renovar esas carteras. “Seis años son muchos para cualquier ministro”, aseguraba un ex alto cargo hace meses.
Pero la labor de Montero ha resultado especialmente crucial. Ha conseguido aprobar los Presupuestos en minoría en tres ocasiones, y Sánchez confía en ella para conseguirlo ahora. De hecho, es la clave sobre la que pivota actualmente la legislatura: si el Ejecutivo conseguirá sacar adelante unas nuevas cuentas o tendrá que prorrogarlas.
Al mismo tiempo, los partidos a la izquierda del PSOE se organizan en Andalucía: como adelantó Confidencial Digital, trabajan ya en una candidatura unitaria integrada por Sumar, Adelante Andalucía, Podemos y Por Andalucía.
Esperan que el PSOE renueve allí cuanto antes un liderazgo que consideran caducado, el de Juan Espadas, y que llegue alguien de peso, que permita dar la vuelta a otro de los liderazgos más consolidados, el de Juan Manuel Moreno Bonilla.
Por ahora, la dificultad para llegar a acuerdos —más aún para los Presupuestos— ancla a Montero en Madrid.
Yolanda Díaz, intento de remontada
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha vivido un año especialmente convulso. Mantuvo el mando único en Sumar, pero las críticas internas por la falta de democracia en la elección de decisiones y de candidatos se hicieron más que palpables. La crisis le llevó a abandonar la capitanía de SUMAR, aunque mantiene el liderazgo dentro de su partido, Movimiento Sumar.
Tras los sucesivos batacazos electorales, el ala socialista del Gobierno dio por amortizada a la vicepresidenta y cambio de estrategia, con el fin de llevarse todo el electorado que optó por Sumar el 23-J.
Sin embargo, la idea en el equipo de Díaz es recuperar el terreno perdido. La conclusión que han sacado es que la caída en las encuestas se debe a no haber sacado adelante ninguna medida de calado entre sus seguidores. Una situación muy distinta a la pasada legislatura, cuando las normas impulsadas desde el Ministerio de Trabajo relanzaron a Díaz como cabeza de todo el espacio a la izquierda del PSOE.
La estrategia en septiembre era cerrar acuerdos con la CEOE y recuperar el consenso de los primeros años, pero visto que no lo conisgue, ahora tramitará todas las medidas posibles incluso sin el acuerdo de la patronal: empezando por la reducción de jornada, a la que dan tanta importancia como a la reforma laboral de 2022. El siguiente paso será el estatuto del becario.
Sara Aegesen, perfil bajo y continuista
Sara Aegesen ha ido escalando puestos dentro del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, donde desde 2020 ocupaba el cargo de secretaria de Estado de Energía, y el 25 de noviembre tomó posesión como ministra y vicepresidenta tercera del Gobierno.
Sustituía así a Teresa Ribera, que llevaba desde 2018 al frente de Transición Ecológica y que dejó el cargo al ser nombrada vicepresidenta primera de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Justa y Competitiva. Pedro Sánchez presentó a Aegesen como una de las mayores expertas “en transición energética, también en política medioambiental a lo largo de más de 20 años de distinguida carrera profesional».
Sin embargo, dado lo reciente de su designación, por el momento está casi inédita como ministra.
Félix Bolaños, mano derecha hasta 2027
Félix Bolaños es uno de los miembros del Gobierno con más poder y más decisivos. Tiene toda la confianza del presidente. Su continuidad en el Gabinete no está en duda. De momento.
La tramitación de la amnistía, hace un año, corrieron voces en el PSOE que apuntaban a una salida del ministro con el fin de cortar la hemorragia que suponía la ley del olvido pactada con Esquerra Republicana y Junts.
En Moncloa consideraban que la norma acabaría siendo asimilada por la población, pero también creían necesario cortar una cabeza de primer nivel como punto y aparte. Y Bolaños reunía todas las papeletas tras asumir la cartera de Justicia, según comentaban fuentes socialistas.
Finalmente, Sánchez ha optado por mantenerlo, confirmando su condición de uno de los hombres fuertes del entorno del presidente. Por delante tiene una de las misiones más complicadas: desarrollar, junto con Óscar López y Ernest Urtasun, el plan de medios (o ‘contra’ los medios) que anunció tras la imputación de Begoña Gómez.
Carlos Cuerpo, el ministro solvente
La salida de Nadia Calviño, tras ser nombrada presidenta del Banco Europeo de Inversiones, llevó a Pedro Sánchez a tomar un decisión ‘continuista, con el nombramiento de Carlos Cuerpo para llevar el Ministerio de Economía.
Con un perfil bajo y, casi pasando desapercibido, el nuevo ministro se encontró con el ‘olvido’ de la oposición de formularle preguntas durante las sesiones de control al Gobierno. Algo que contrasta con las gestiones y medidas que ha tomado en el tiempo que lleva en el cargo, que parecen estar regenerando la economía española puesto que las previsiones de crecimiento han pasado de un 2,45 al 2,7% tras su nombramiento.
A cambio, se ha encontrado con que no ha conseguido sacar adelante una de las medidas que tanto defendía: el impuesto a las energéticas, rechazado por el apoyo de Junts y el PNV a PP y Vox.
Grande-Marlaska, el más ‘quemado’
De todos los ministros en el disparadero, el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, es el más señalado. No en vano, se ha convertido en el ministro con más reprobaciones de las Cortes.
Sin embargo, desde el Ejecutivo destacan que no ha sido especialmente protagonista en esta legislatura, como sí lo fue la pasada. Entre la amnistía y las causas judiciales, ministros como Bolaños y Puente han copado el protagonismo.
A pesar de la actual escasa exposición, en el PSOE dan por hecho su salida en cuanto Sánchez acometa la renovación pendiente.
Albares, asentado tras un periodo convulso
El ministro de Exteriores se ha consolidado como uno de los hombres fuertes de Moncloa, tras unos inicios convulsos, con la crisis de Afganistán, los choques con Argelia, Marruecos y las diferencias con Israel.
Sin embargo, ha ido saliendo de esos escollos. Argelia terminó cediendo y retomando relaciones con España; Marruecos celebró una cumbre con Pedro Sánchez para escenificar el final del conflicto que estalló en 2021; e Israel ha terminado enfrentado a casi toda la comunidad internacional, que habla abiertamente de Genocidio en Gaza.
Aunque su continuidad estuvo en el alambre, ha conseguido reconducir los principales choques diplomáticos. Fuentes gubernamentales descartan su salida y apuestan por su continuidad hasta 2027.
Margarita Robles, una de las señaladas
La ministra de Defensa entra en el grupo de ministros más longevos en el cargo y, por tanto, teóricamente entre los que aparecían en el disparadero de salida. Sin embargo, en pleno contexto bélico internacional, Sánchez ha decidido no tocar piezas clave, y Robles es una de ellas.
No obstante, la sensación en el partido es que abandonará el cargo en cuanto amainen las aguas. No solo conflictos armados a las puertas de Europa, sino también los presuntos casos de corrupción que están sacudiendo el Gobierno, porque cualquier cese ahora puede sonar a sospechas y es lo último que quiere el presidente.
Pilar Alegría, pie y medio en Aragón
Pilar Alegría forma parte de la estrategia de Pedro Sánchez de ir ‘fabricando’ los nuevos líderes autonómicos, como en el caso de Diana Morant y Óscar López. La estrategia es clara: nombrar ministros a quienes pueden liderar una federación socialista. Un sistema que le permite dos ventajas: primero, dar máxima visibilidad a su candidato para las primarias; y después poblar los territorios de dirigentes afines.
El pasado fin de semana, la portavoz del Gobierno y ministra de Educación dio el paso y presentó su candidatura a dirigir a los socialistas de Aragón. Una estrategia trazada desde hace más de un año.
Sin embargo, la opción de Alegría ha levantado más que dudas en los últimos meses. Ha tenido que dar la cara por la tramitación de la amnistía, el caso ‘Tito Berni’, el ‘caso Koldo’ y en la defensa de Begoña Gómez, pero también, especialmente desde enero, ha sufrido deslices que han generado críticas internas y dudas sobre su idoneidad para seguir como portavoz y para dirigir a los socialistas en Aragón. “No está preparada”, “parece que no se sepa los temas”, afirman fuentes socialistas.
Pero el plan Alegría estaba muy avanzado para frenarlo. Dio el salto a la portavocía del PSOE y lleva un año en Moncloa ganando notoriedad para combatir a Javier Lambán, que mantiene un poder enorme en el territorio. En Ferraz asumen que habrá batalla y han preparado a Alegría para afrontarla.
Óscar Puente, revalorizado en plena catástrofe
El ministro de Transporte, Óscar Puente, ha dado la sorpresa en este año de legislatura. Incluso ha superado las expectativas dentro del propio Ejecutivo. Su cartera, aunque maneje el presupuesto más elevado de todo el Consejo de Ministros, no suele proporcionar especial notoriedad.
Sin embargo, la elección de Puente como portavoz oficioso para hablar de los efectos de la Dana respondió a la necesidad de contar con alguien con más colmillo en el Ejecutivo. Un ministro que defendiese con contundencia la labor del Gobierno, porque, con la remodelación que ejecutó Sánchez en el verano de 2021, en Ferraz y en Moncloa consideraron que habían dejado ‘solo’ al presidente.
No había perfiles fuertes que peleasen contra la oposición. “No puedes atacar con flores si te disparan con un bazuca”, aseguraba un miembro actual del Ejecutivo. De ahí que Sánchez designara a Puente. Y su irrupción cumplió esas expectativas.
Los primero mensajes en su perfil de X —antes Twitter— causaron mucha polémica. Pero, lo que en los primeros meses fueron dardos controvertidos, ha dado un giro de 180 grados. Con la Dana, que ha dejado más de 220 muertos —principalmente en la provincia de Valencia—, Puente pasó a actualizar casi al minuto cómo avanzaban las reparaciones en carreteras y redes ferroviales.
Esa gestión ha disparado la popularidad del ministro, hasta el punto de que ha sido designado para dar las respuestas al ‘caso Koldo’. Primero, con las auditorías sobre el mandato de Ábalos en Transportes, y después con el ‘desmentido’ de los contratos señalados por el presunto corruptor de la trama, Víctor de Aldama.
Fuentes socialistas destacan que en las grandes crisis es donde se forjan grandes líderes, y apuntan a Puente como una opción de futuro, incluso para liderar el partido. Durante los cinco días de reflexión, Sánchez ya barajó al ministro de Transportes como posible sucesor.
Óscar López, catapultarlo contra Ayuso
La irrupción de Óscar López como ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, es una de las novedades del Ejecutivo, y la apuesta más decidida de Pedro Sánchez para intentar acabar con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la vía de colocarle como líder del partido en Madrid.
En Ferraz consideran que derribar a la gran lideresa del PP sería un golpe que retumbaría en todo el país. El inicio de una reconquista territorial podría teñir de rojo los territorios perdidos el 28-M.
Sánchez ha considerado también que debía dar un cambio, aire fresco a su gabinete, optando por una línea más técnica y menos política. Y aprovechar, a la vez, para dar visibilidad a López y encargarle una de las misiones más trascendentales para los socialistas.
De facto, Madrid es el objetivo número uno del PSOE para las próximas elecciones autonómicas. Sánchez confía en su exjefe de gabinete, con perfil de partido, colmillo y conocimiento político, para pelear con Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta y su principal estratega.
López, como adelantó Confidencial Digital, centrará su plan de ataque en dos pilares: sanidad y corrupción. Airear más los casos, que considera que no están teniendo apenas eco en los medios. Y, al mismo tiempo, destacar las deficiencias del sistema público de sanidad en la autonomía, poniendo a los médicos en pie de guerra. Acaba de hacerse con el Colegio de Médicos de Madrid.
Diana Morant, palanca para la Comunidad Valenciana
La ministra de Ciencia fue la primera en dar el salto desde el ministerio al liderazgo de una federación socialista. Relevo del histórico Ximo Puig, que perdió las pasadas autonómicas, la figura de Morant ha cobrado especial importancia tras la Dana.
En el PSOE consideran que, lo que iba a ser una batalla más complicada por el poder, ahora será casi un camino de rosas. Calculan que Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, seguirá abrasándose por la gestión de la gota fría que causó más de 220 muertos.
En principio, Morant continuará al frente de la cartera, pero, si Mazón cae, dejará el ministerio para afrontar unas elecciones anticipadas más que cruciales. Sin embargo, lo más probable es que no abandone el despacho hasta que tenga asegurada la presidencia autonómica.
Ana Redondo, entre polémicas
Redondo fue una apuesta personal de Sánchez, que quiso amarrar la hasta entonces conflictiva cartera de Igualdad tras la salida de Irene Montero. Decidió que el ministerio iba a depender de los socialistas, no de Sumar, con el fin de eludir las polémicas que asolaron el departamento, y de rebote al Gobierno, en la legislatura pasada.
Fuentes socialistas y gubernamentales la incluyeron dentro del lote de ministros destinados a dar el salto a sus territorios. En el de Redondo, Castilla y León, el secretario federal, Luis Tudanca, no cuenta con el apoyo de Ferraz. Su enfrentamiento con la dirección nacional sobre cuándo celebrar las primarias ha sido público.
El líder territorial decidió adelantarlas antes del Congreso Federal, que utilizaría Ferraz para encumbrar a Sánchez e impulsar liderazgos alternativos en las autonomías donde no confiaba en los dirigentes actuales. Y Tudanca es uno de ellos.
Por eso, intentando adelantar las primarias, impediría que la dirección nacional aupase a otro candidato. Sonó el nombre de Ana Redondo, pero no está claro por quién apostará Ferraz. Además, su figura tampoco despierta especial apoyo en las filas socialistas por el enfrentamiento que vive el partido entre las feministas clásicas y las que apoyan las teorías queer y los derechos trans.
Ángel Víctor Torres, en pleno ‘caso Koldo’
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, expresidente canario, es una de las personalidades que se ha visto envuelta en el ‘caso Koldo’, con la acusación de haber cobrado mordidas de los contratos de material sanitario que se realizaron durante la pandemia, y de utilizar pisos alquilados con el dinero de las comisiones para encuentros de “diversa naturaleza”.
Torres tuvo un papel destacado en la Conferencia de Presidentes, donde lideró el debate sobre financiación autonómica, que tanto revuelo ha causado desde el inicio de la legislatura. Durante la Dana, participó de manera activa, al coordinar medidas urgentes para la recuperación de los territorios afectados y con su presencia en la Comisión Interministerial para solicitar el apoyo del Fondo de Solidaridad Europeo.
Elma Saiz, apuesta de futuro en una cartera vital
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha revolucionado el sistema de pensiones y las políticas migratorias, con medidas como la revalorización de las pensiones mínimas, cambios significativos en el Ingreso Mínimo Vital, y reformas para las jubilaciones activas y parciales.
En materia migratoria, ha debido afrontar los grandes retos que suponen las llegadas masivas de inmigrantes a las Islas Canarias, junto con los polémicos repartos de menores que ha tenido que afrontar con los líderes autonómicos.
Ha sido también una de las señaladas en los casos que acorralan al Gobierno, ya que se vio envuelta en una controversia en relación a la compra de mascarillas durante su época en el Gobierno de Navarra, y tuvo que sentarse en el Senado para explicar su relación con el ex número dos de José Luis Ábalos, Koldo García, socialista navarro como ella.
Isabel Rodríguez, momento convulso
Uno de los temas que más preocupa a los españoles es el problema de la vivienda, y una de las protagonistas del debate ha sido la ministra, Isabel Rodríguez, que ha tenido problemas para defender su gestión. El problema lo ha encontrado cerca, porque uno de los socios de Gobierno, ERC, se ha convertido en uno de los más críticos, al cuestionar las medidas, o falta de medidas, en esta materia.
Se han celebrado manifestaciones en numerosas ciudades de España para protestar por el problema de acceso a la vivienda. La última polémica ha surgido tras el anuncio de la creación de una empresa pública para la construcción de viviendas, que ha recibido numerosas críticas y escasos apoyos, sobre todo desde Sumar, que le ha pedido que tome medidas más valientes.
Luis Planas, un fijo de Sánchez
Luis Planas, titular de Agricultura, Pesca y Alimentación, es uno de los ministros que ‘sobreviven’ del primer equipo que formó Pedro Sánchez cuando llegó a La Moncloa. Y muestra de que confía en su trabajo es que lo ha mantenido desde entonces.
Ha tenido más protagonismo últimamente, por el acuerdo entre la UE y Mercosur, que ha originado numerosas críticas en el sector agrícola español. Otro frente ha sido la propuesta de la Comisión Europea de reducir drásticamente la pesca en el Mediterráneo, a lo que se opuso desde el principio. El acuerdo ha provocado fuertes tensiones dentro de la Unión Europea, la misma que le achaca no tomar medidas para el campo español y ante los desafíos del sector.
Jordi Hereu, inadvertido
La Dana y los pisos turísticos han sido las claves este año para el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, nombrado para mantener la ‘cuota catalana’ en el Ejecutivo. Después de la catastrófica riada del pasado 29 de octubre, anunció líneas de financiación, especiales para pymes y empresas afectadas, con el fin de paliar los efectos negativos en la economía valenciana.
Su guerra contra las viviendas turísticas ha continuado, y se prevén más medidas en el nuevo año ante la gravedad de la situación en las ciudades.
Tuvo un gran protagonismo durante la negociación con ERC y el PSC para la nueva financiación de la Generalitat de Cataluña, de la que ha sido uno de los más firmes defensores por considerar que asegura un futuro positivo para la región, en la que tuvo protagonismo cuando ocupó la Alcaldía de Barcelona, entre 2006 y 2011.
Mónica García, contra Ayuso
Mónica García, la ministra de Sanidad, ha vivido su primer año en el Gobierno con muchos altos y bajos. Su punto álgido se produjo en noviembre, cuando fue nombrada representante europea en el Comité Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, convirtiéndose en la primera española en dos décadas en ocupar ese cargo.
La ministra, que ha continuado la “guerra” contra el tabaco, anunció medidas para combatir su consumo. Desde 2017 no se habían implementado nuevas normativas.
El ministerio ha continuado su batalla contra Ayuso, con el argumento de casos de corrupción relacionados con la gestión de recursos durante la pandemia.
García ha intentado ganar altavoz dando utilidad a un ministerio vacío de competencias, abordando el problema de las bebidas energéticas en menores y la epidemia de infecciones de transmisión sexual entre adolescentes. Ahora se enfrente a un desafío especialmente delicado: la continuidad o no de Muface.
Ernest Urtasun, fuera de foco hasta Notre Dame
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha provocado polémicas por su proyecto de ‘descolonizar’ los museos, y por la cancelación del Premio Nacional de Tauromaquia. Y ha sido muy criticado porque, en la reinauguración de la Catedral de Notre Dame, no hubo representación española. No viajó a la capital francesa —explicó— porque tenía que asistir a un espectáculo. “Es mi obligación como ministro”, dijo.
Como portavoz de Sumar, fue el encargado de dar explicaciones cuando estalló el ‘caso Errejón’.
Sira Rego, desapercibida y sin medidas
La titular de Juventud e Infancia, Sira Rego, fue nombrada como parte del ‘cupo’ que correspondía a Sumar, para lo cual se creó un ministerio casi de la nada. Además de escaso trabajo, ha sufrido los avisos por parte de la UE sobre pobreza infantil, si bien ha buscado a lo largo del curso político un pacto de Estado para frenar esa tendencia.
Ha conseguido dos leyes para luchar por los derechos de los jóvenes. Una de ellas, la de Protección Digital del Menor ante los peligros virtuales que amenazan a las nuevas generaciones, que no han contado con protección suficiente. Otra, la Ley de Juventud, que busca el aumento de la participación de los jóvenes en la sociedad actual.
Una batalla con el PSOE es el intento de rebajar la edad mínima para votar, en la línea de que puedan hacerlo los que han alcanzado los 16 años. Con ello, pretende combatir “la ofensiva reaccionaria y autoritaria” que, según dice, vive España en la actualidad.
Pablo Bustinduy, el nuevo Alberto Garzón
El cuarto ministro de Sumar, Pablo Bustinduy, titular de Consumo, también ha protagonizado polémicas en el Gobierno por sus decisiones, y ha recibido críticas, no solo de la oposición, sino también dentro del propio Ejecutivo. Una de ellas estuvo relacionada con su presencia en la toma de posesión de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, en contra de la posición del Gobierno de no asistir.
Algunas decisiones contra empresas ha tensionado el ambiente económico, como las multas millonarias multas que impuso a las aerolíneas ‘lowcost’, que provocaron fuertes debates dentro de su partido.