«Argentina no termina en la (avenida) General Paz». La canción, de los años 60, aludía a la carretera que separa al norte y oeste de la ciudad de Buenos Aires de la periferia bonaerense. Una suerte de frontera de asfalto entre dos realidades. La capital, de un lado, y el llamado «cordón urbano» de la provincia de Buenos Aires, al otro. Si aquella canción llamaba a disolver las diferencias e integrar bajo un mismo nombre, Argentina, una aspiración común, el paso de los años, las sucesivas crisis económicas, no han hecho más que profundizar las contradicciones territoriales, pero también políticas y culturales entre los porteños, habitantes de una ciudad que consagró su autonomía constitucionalmente relativa en 1997, y los bonaerenses, los residentes en los 24 municipios que la rodean.
En el distrito capitalino funcionan el poder ejecutivo, la banca y las finanzas. Se levantan los grandes hoteles, teatros, librerías y estadios. Allí viven unos tres millones de personas y todo lo que consumen es más costoso. Un café puede ser más caro que en París o Barcelona, mientras que en la periferia su valor suele valer, según la zona, cuatro veces menos. De acuerdo con el último censo nacional, de 2022, hay 46.044.703 habitantes en todo el país, de los que 17 millones se concentran en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito económico y electoral argentino. De ese total, casi 11 millones se encuentran en los distintos municipios de la periferia. Uno de ellos, La Matanza, tiene más de un millón de habitantes.
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) incluye a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y los municipios que la circundan. En cada una de esas ciudadelas de hecho también se han construido numerosas urbanizaciones, a veces apenas separadas de las chabolas. Sus vasos comunicantes con la capital son farragosos y conflictivos a ciertas horas del día. Más de tres millones de bonaerenses acceden todos los días por carretera, las ocho líneas de trenes y los 31 buses que comienzan su recorrido en la periferia y concluyen al interior de la ciudad. Cerca del 50% de los puestos de trabajo son ocupados por empleados que vienen del «otro lado». Por el contrario, unos 500.000 porteños se ganan la vida en la periferia.
52% de pobreza
La CABA fue históricamente la ciudad más homogénea y de aspiraciones europeizantes de este país. En la actualidad, la pobreza afecta al 26% de sus habitantes. En el conurbano, también conocido como Gran Buenos Aires, el 52% de las personas son pobres. La indigencia es del 19,8%. En la periferia se levantan 2.065 barrios populares. El 66% de las familias de estos barrios no tienen acceso formal a la energía eléctrica, el 92% no tienen agua potable de red, el 97% no cuentan con cloacas y el 99% no accede al gas natural. En su totalidad ocupan una superficie más grande que la capital, cuya extensión es de 203 kilómetros cuadrados, y donde algunos de sus 50 asentamientos paupérrimos son lindantes a los grandes edificios de lujo.
Capital y periferia constituyen en ese sentido universos paralelos y porosos entre sí. En la ciudad de Buenos Aires gobierna la derecha desde 2007. A pesar de su distinción cultural es mayoritariamente conservadora a la hora de votar. En la periferia predomina el peronismo, incluso en la era del anarcocapitalista Javier Milei. Las diferencias políticas y económicas se expresan en otros planos. La ciudad de Buenos Aires tiene su propia policía y tribunales. Cuenta con seis líneas de metro y numerosas ofertas turísticas y gastronómicas. Unas 5.000 personas duermen a la intemperie. Sus autoridades sostienen que son bonaerenses. El alcalde capitalino, Jorge Macri, ha intentado limitar el acceso de los bonaerenses a la red de 35 hospitales y clínicas gratuitas bajo su administración y debido a situaciones de colapso cotidiano. Los bonaerenses, dijo, deben atenderse en sus 77 hospitales públicos, 15 Unidades de Pronta Atención (UPA) y 184 Centros de Prevención y Atención de Adicciones (CPA). «Qué razonamiento estúpido. Si hacemos la cuenta, la mayoría de los impuestos de la Ciudad de Buenos Aires son producto del trabajo de los bonaerenses que van ahí», respondió el gobernador provincial, Axel Kicillof.