Apenas un mes después del desembarco de Normandía, la operación aliada que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial y cuyo 80 aniversario se ha cumplido en este 2024, las hermanas Lien y Janny Brilleslijper fueron detenidas por los nazis en el que había sido su refugio durante el último año, Nido Alto, una aislada y bella mansión en medio de una reserva natural entre los pueblos de Huizen y Naarden, en los Países Bajos. La casa del bosque fue un refugio para numerosos judíos que huían del fascismo, especialmente de artistas amigos de la familia, convirtiéndose en una suerte de comuna de resistencia, un entorno de amigos en los que poder confiar.
Ambas jóvenes, en vez de colaborar con los invasores alemanes o mirar a otro lado como hicieron muchos de sus compatriotas, se implicaron de lleno en la resistencia, una actividad que podía costarles la vida. Cuando las cosas empezaron a ponerse muy feas, fue cuando decidieron alquilar la casa para refugiarse junto a sus padres, maridos y sus tres hijos. En el interior de la mansión construyeron zulos y escondites secretos para poner a salvo a todo el mundo. Lo consiguieron durante mucho tiempo, pero un mes después del día D, en julio del 44, las hermanas y sus padres fueron detenidos. Eso sí, se salvaron sus maridos y los niños, que no estaban en casa en ese momento.
La relación con Ana Frank
La familia Brilleslijper compartió suerte con los Frank, el matrimonio y sus dos hijas adolescentes, Margot y Ana, cuyo diario se convirtió en un símbolo del Holocausto. Coincidieron en el campo de Westerbock, donde Lien y Janny tomaron bajo su protección a las hermanas Frank. Tras pasar por Auschwitz, acabaron en Bergen-Belsen, en Alemania, un campo de concentración donde viiveron el peor de los infiernos en los últimos meses de la guerra. Rodeadas de cadáveres y en condiciones de hambre extrema, Janny y Lien lograron sobrevivir, aunque quedaron profundamente marcadas por las atrocidades vividas. Fueron las últimas personas en ver con vida a Ana y Margot Frank, convirtiéndose en testigos esenciales de una de las tragedias más recordadas del Holocausto. Ellas mismas contaron personalmente a Otto Frank el fallecimiento de sus dos hijas.
Todos estos hechos aparecen recogidos en ‘Las hermanas de Auschwitz’ (Planeta 2024), de la periodista y escritora Roxane van Iperen, en el que no solo recupera la historia de estas dos mujeres valientes, sino que recoge otras muchas historias de las víctimas de la ocupación nazi en los Países Bajos. Con un enfoque profundamente humano, la autora no se limita a las anécdotas de supervivencia, sino que ofrece una reconstrucción minuciosa del contexto histórico.
¿Qué relación tiene Roxane van Iperen con Nido Alto, el refugio de ‘Las hermanas de Auschwitz’?
Cuando Roxane Van Iperen y su familia se mudaron a la mansión conocida como Nido Alto, no podían imaginar que estaban entrando en un lugar cargado de historia. Durante las remodelaciones, descubrieron trampillas ocultas, escondites secretos y un sistema de alarma que alertaba a los refugiados en caso de peligro. Estos hallazgos llevaron a Van Iperen a investigar el pasado de la casa y a reconstruir los eventos ocurridos entre 1940 y 1945.
La autora pronto descubrió que Nido Alto había sido mucho más que un hogar: era pieza clave en la red clandestina que ayudaba a judíos y perseguidos a escapar de la maquinaria nazi. La investigación no solo la conectó con los descendientes de las hermanas Brilleslijper, sino que también sacó a la luz historias silenciadas durante décadas. “La casa es más grande que nosotros”, nos explica en una entrevista Van Iperen, quien sigue viviendo allí y ha convertido este espacio en un símbolo de memoria y resiliencia.
Roxane Van Iperen ha tenido contacto cercano con las familias, incluyendo a Kalinka, hija de una de las hermanas Brilleslijper. «Han venido por separado a la casa en diferentes momentos y ha sido muy emotivo, pero también muy duro. Kalinka, por ejemplo, nos visitó y quiso venir por la noche. Me resultó extraño, pero entendí que era tan duro para ella que no quería ver la casa a la luz del día. Nos hicimos de alguna manera familia, y volvió más veces a lo largo de los años. La casa para ella empezó a tener un significado más luminoso», nos explica Van Iperen.
Entrevista con Roxane Van Iperen: «La casa es más grande que nosotros, un símbolo de memoria y resiliencia»
PREGUNTA: Te mudaste a una casa nueva y te encontraste con esta historia increíble. ¿Cómo fue ese descubrimiento?
RESPUESTA: Cuando nos mudamos, no teníamos ni idea de lo que había detrás. Encontramos trampillas ocultas durante las obras de remodelación y descubrimos que la casa había sido un refugio de resistencia. He conseguido documentar todo lo ocurrido desde 1940 hasta 1945 en los Países Bajos a través de la historia de las dos hermanas que, aunque conocida en ciertos círculos, no había sido lo suficientemente visibilizada. Recibí cientos de cartas de personas que por primera vez se sentían con libertad para hablar de lo ocurrido durante la ocupación nazi. Fue un proceso profundamente transformador. Este libro es sobre la resistencia judía y dos mujeres valientes que nunca pensaron que podían llegar tan lejos.
Hay vergüenza en la sociedad holandesa sobre el colaboracionismo con el régimen nazi durante la guerra
P: ¿Por qué crees que esta historia permaneció en silencio durante tanto tiempo?
R: La sociedad holandesa tiene una relación compleja con su pasado. Tras la guerra, se creó una narrativa colectiva centrada en la resistencia generalizada, pero la realidad es que el 75% de la población judía de los Países Bajos fue deportada, el porcentaje más alto de Europa Occidental. Eso genera fricción y vergüenza. Mi generación ha sentido la libertad de escribir sobre estas verdades incómodas.
Hay vergüenza en la sociedad holandesa sobre el colaboracionismo con el régimen nazi durante la guerra. Las personas que vivieron en esa casa fueron traicionadas. ¿Cómo pudieron estar ahí un año y medio? Pues es una cuestión de suerte y también por la localización, oculta en el bosque, entre dos aldeas. Era la casa vacacional de una familia rica de Amsterdam.
P: ¿Cómo afectó a las hermanas Brilleslijper su experiencia en Auschwitz y la vida tras la guerra?
R: Aunque sobrevivieron, quedaron profundamente marcadas. Al regresar, encontraron un entorno hostil: sus casas ocupadas, sus pertenencias robadas y un antisemitismo muy presente. En los Países Bajos, nadie quería escuchar sus historias; la sociedad estaba inmersa en su propio sufrimiento. A pesar de todo, las hermanas siempre mantuvieron su lema: «Sigue respirando».
Janny siempre insistía en que Ana Frank no debía ser la única figura del Holocausto, porque hubo muchas más historias como la suya
P: ¿Qué diferencia a esta historia de otras narrativas del Holocausto?
R: ‘Las hermanas de Auschwitz’ no solo es una historia de resistencia judía, sino también de solidaridad femenina y de la humanidad que puede surgir en las circunstancias más atroces. Janny y Lien protegieron a Ana y Margot Frank durante sus últimos días en Auschwitz, y eso las convirtió en testigos esenciales de esa tragedia. Pero Janny siempre insistía en que Ana Frank no debía ser la única figura del Holocausto, porque hubo muchas más historias como la suya.
P: ¿Qué impacto crees que ha tenido tu libro?
R: Ha abierto un diálogo sobre temas difíciles y ha dado voz a quienes permanecieron en silencio durante décadas. También me ha conectado profundamente con los descendientes de las hermanas y con los lugares donde ocurrió todo. Es una prueba de que la memoria no solo debe preservarse, sino también compartirse para que las futuras generaciones aprendan de ella.
P: ¿Cuál es el mensaje central de esta obra?
R: Que incluso en los momentos más oscuros, los actos de resistencia, la fraternidad y la humanidad pueden prevalecer. ‘Las hermanas de Auschwitz’ es un recordatorio de que nunca debemos olvidar el pasado ni minimizar sus lecciones.