Las amas de casa representan un colectivo invisibilizado en España. En muchas ocasiones, su labor es mucho más cansada que cualquier otro trabajo y requiere de una entrega al 100% en las labores del hogar y familiares, ya que estas personas son las que se dedican a mantener a los más pequeños, pero también cuidan a los mayores.
Aunque trabajen igual que cualquier otra persona, al no estar dadas de alta en la seguridad social y no tener ningún tipo de contrato de trabajo, las amas de casa no tenían posibilidad, hasta ahora, de tener algún tipo de ayuda o pensión al llegar a los 65 años, edad de la jubilación, aunque ahora esta realidad es un poco diferente.
Para 2025, se espera un aumento en la pensión mínima que perciben muchas amas de casa, especialmente aquellas que no han cotizado lo suficiente en la Seguridad Social para recibir pensiones contributivas completas.
El incremento previsto estará en torno al 5% respecto a las cifras de 2024, lo que supone una mejora en las prestaciones y representa un reconocimiento, aunque parcial, de la labor desempeñada.
Con esta subida, la pensión de las amas de casa alcanzará aproximadamente los 7.600 euros anuales en los casos en los que se reciba la prestación íntegra. Este ajuste implica un aumento de más de 349 euros anuales en comparación con el año anterior, lo que proporciona un alivio económico notable para aquellas familias y personas que dependen de esta ayuda para cubrir sus necesidades básicas.
Actualmente, las pensiones no contributivas son las que suelen amparar a las amas de casa que no han cotizado lo suficiente. Para acceder a este tipo de pensión, es necesario cumplir una serie de requisitos, entre los que destacan:
Haber cumplido la edad de jubilación ordinaria (65 años o más).
No tener ingresos propios o que estos sean inferiores al límite establecido anualmente.
Residir legalmente en España durante al menos diez años, de los cuales dos deben ser consecutivos e inmediatamente anteriores a la solicitud de la pensión.
El aumento previsto para 2025 afecta principalmente a las pensiones no contributivas, que son gestionadas por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y constituyen un pilar fundamental de protección social para las personas que no han podido participar en el sistema contributivo.
La reforma de pensiones de 2025 tiene como objetivo reducir las desigualdades históricas que han afectado a las amas de casa y otros colectivos en situación de vulnerabilidad. El aumento de las pensiones mínimas no contributivas forma parte de un esfuerzo mayor por garantizar una mayor equidad dentro del sistema de Seguridad Social.
Además, estas reformas buscan también aliviar la situación de pobreza en la que viven muchas mujeres mayores que han dedicado su vida al cuidado de sus familias. Según los últimos datos, más del 60% de las personas que reciben pensiones no contributivas son mujeres, lo que refleja la necesidad de implementar políticas que tengan en cuenta la desigualdad de género en el ámbito de la jubilación.