El Ejecutivo ha pisado el acelerador del gasto militar para salir del vagón de cola de la OTAN. Durante el último cuatrimestre del año se aprobaron en diferentes reuniones del Consejo de Ministros partidas destinas a Defensa por un valor total de 2.287 millones euros. O lo que es lo mismo, una décima y media del PIB. El Ejecutivo superaría así en 2024 el 1,5% del PIB de gasto real en Defensa, en línea con la senda comprometida con la Alianza Atlántica. A estos últimos desembolsos se suman otras partidas aprobadas durante este ejercicio, como los 1.129 millones de euros destinados el pasado mes de abril a la compra de armamento, en el marco del acuerdo de seguridad con Ucrania.
El acelerón coincide con las presiones de la OTAN a países como España para que hagan los deberes ante la coyuntura geopolítica actual. Tanto en público como en privado, después de que el secretario general de la organización atlántica, Mark Rutte, pidiese a los países miembros «ir más lejos y avanzar más rápido en su capacidad bélica, asó como continuar «brindando apoyo» a Ucrania en su guerra contra Rusia. La partida de los Presupuestos de 2023, prorrogada en el presente ejercicio, se situó en 12.825 millones de euros, lo que da cuenta del esfuerzo realizado por el Ejecutivo.
Desde el ministerio de Defensa que lidera Margarita Robles ponen estos números en valor no solo por adecuarse a la senda comprometida, sino por el volumen que supone ante el crecimiento del PIB. Es por ello que garantizan cumplir con el compromiso de seguir elevando el gasto, en línea con la senda anual para llegar al 2% en 2029, aunque no se aprueben unas nuevas cuentas públicas.
Pese al pulso con sus socios de coalición y la oposición de los socios parlamentarios, el Gobierno ha ido encadenando durante los últimos meses nuevas autorizaciones de gasto, algunas de ellas con cargo al Fondo de Contingencia y otras con transferencias de crédito de otros ministerios o créditos extraordinarios, sin pasar por el Congreso. De cara a las nuevas cuentas públicas, algunos socios del arco progresista advierten que aun en el hipotético caso de llegar a un acuerdo para apoyarlas, el Gobierno deberá mirar al PP para sacar adelante el capítulo de Defensa si mantiene esta tendencia.
De los contratos aprobados durante el último mes de diciembre destacan una partida de 287 con cargo al Fondo de Contingencia para la logística de los drones Predator, misiles para fragatas y cazas o contratos de suministro de combustible a la Marina de los Estados Unidos. En noviembre las nuevas partidas se elevaron a cerca de los 1.000 millones, con un contrato de hasta 623 millones para la adquisición de munición para el Ejército de Tierra.
Ayuda a Ucrania
Compras que se sumaron a las de simuladores de vuelo para instrucción, principalmente destinadas a la misión de adiestramiento de tropas ucranianas. Hasta la fecha son ya cerca de 6.000 los reclutas de las Fuerzas de Defensa de Ucrania que han pasado por bases militares españolas.
El Gobierno ha optado por ir troceando el aumento del gasto, aprovechando la mayoría de reuniones del Consejo de Ministros. Incluso en el extraordinario celebrado el pasado 19 de noviembre para aprobar el paquete de ayudas tras la DANA, el Gobierno no perdió la oportunidad para autorizar media docena de nuevos contratos militares, con un gasto de 215 millones de euros. Un paquete en el que se incluyó la adquisición de material a Estados Unidos para el sostenimiento de cazas, la compra de terminales del sistema MIDS, que permite intercambiar informaciones tácticas entre diferentes unidades o plataformas militares en misiones conjuntas o combinadas de la OTAN y ambulancias para unidades militares.
Debate sobre nuevos objetivos
Los deberes que está haciendo España podrían no ser suficientes a la vista de que el presidente electo de EEUU, Donald Trump, quien tomará posesión el próximo 20 de enero, ya ha logrado instalar el debate en la OTAN sobre la necesidad de elevar el objetivo del gasto en Defensa del 2 al 3%. El último informe de la Alianza, realizado antes de la cumbre celebrada en Washington el pasado mes de julio, cifra en el 1,28% del PIB el gasto militar de España.
El curso de la guerra en Ucrania y la amenaza de que Rusia expanda a otros países su ofensiva está obligando a replantear lo que se denomina “capacidad disuasoria”. Un objetivo que Pedro Sánchez viene justificando, junto con la insistencia en continuar ayudando militarme a Ucrania para hacer frente a la invasión al asumir que se trata de “una batalla por el proyecto europeo”.
