El belga Mathieu Van der Poel es una auténtica estrella del ciclismo, un corredor todoterreno capaz de brillar en la carretera, en el ciclocross y en el mountain bike, pero es en el CX donde en este principio de temporada está centrando todas las miradas, no en vano ha ganado las cinco carreras en las que ha participado.
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Van der Poel conquista a los aficionados por su comportamiento y rendimiento encima de la bicicleta y por el coche de lujo con el que suele llegar a las carreras, gracias al acuerdo personal que tiene con la marca de coches Lamborghini. De esta forma, el corredor del Alpecin tiene donde elegir, desde al espectacular modelo Urus, un SUV que no pasa desapercibido, al veloz Huracan, imposible que nadie se fije en él.
De cara a este domingo Van der Poel tenía que desplazarse casi 580 kilómetros desde Amberes, lo que equivale a más de seis horas por carretera, de ahí que Van der Poel haya optado por la opción de viajar hasta la localidad de Besançon, al borde del macizo del Jura y regada por las aguas del río Doubs, en un jet privado, con vistas a ganar tiempo y no alterar su preparación.
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El jet privado de Van der Poel partía del aeropuerto de Deurne y aterrizó en el aeropuerto Dole, que dista de Besançon algo más de 50 kilómetros. Van der Poel acabó admitiendo después del Azencross que iba a utilizar este medio de transporte, aunque al final el viaje no salió como estaba previsto. La niebla impidió que aterrizara en el aeródromo de Besançon-La Vèze y de ahí que tuviera que tomar en tierra en el aeropuerto de Dole, cubriendo la distancia que le separaba de Besançon en coche, lo que no fue un inconveniente para que acabara ganando otro día.