Parece que no hay ninguna duda de que Pedro Sánchez descarta convocar elecciones generales. Ha dejado claro que su intención es avanzar en la legislatura, haya o no Presupuestos y pese a las dificultades diarias en el Congreso para completar mayorías.

Entre otras cosas, porque las encuestas coinciden en señalar que en este momento sería muy posible que PP y Vox pudieran sumar mayorías suficientes para una investidura. 

Incluso que Alberto Núñez Feijóo puede buscar la alternativa de aspirar a alcanzar los 176 escaños con los que sacar adelante una investidura. De hecho, en este momento ya hay una mayoría de derechas en el Congreso, lo que provoca no pocos dolores de cabeza al PSOE en el Congreso.

Sin embargo, fuentes del PSOE y de Moncloa explican que el presidente del Gobierno y líder socialista cree posible dar la vuelta a esas encuestas adversas. Para eso, en su entorno se maneja el objetivo de un porcentaje de voto al que llegar que le daría la posibilidad de seguir gobernando tras unas elecciones: el 34%.

En las generales de 2023, el PSOE tuvo el 31,7% de los votos, con Sumar en el 12,3%. Desde entonces todas las encuestas de empresas privadas sin excepción muestran un descenso del PSOE, mucho más pronunciado en el caso de la formación que lidera Yolanda Díaz.

Según los cálculos de los socialistas, es muy difícil la recuperación de Sumar, salvo que se produjera una inesperada reordenación de las opciones políticas a la izquierda del PSOE.

Por eso, el equipo de Sánchez en Ferraz aspira a lograr ganar ese voto que pierden los de Yolanda Díaz y que, básicamente, se va a la abstención por falta de referentes políticos.

Los socialistas no aprecian trasvase posible de Sumar a Podemos. Sin embargo, sí trabajan para que esos votantes vean en el PSOE la única opción de izquierdas posible para frenar a la derecha y la ultraderecha. Y para eso necesitan marcar el perfil de izquierdas de Sánchez, buscan ese voto útil futuro que se ha desilusionado con Sumar.

Durante un tiempo, desde Moncloa se trabajó para impulsar el proyecto de Yolanda Díaz para completar mayorías; ahora se trabaja para que el PSOE por sí sólo alcance el 34% de los sufragios. Se constata la dificultad que está teniendo Sumar para tener espacio propio y rentabilizar su presencia en el Gobierno para completar escaños del PSOE en unas hipotéticas generales.

La ley D’Hont prima al primer partido, y con el 34% entienden que el PSOE puede ser el más votado, por supuesto, pendiente de cuál sea la distribución territorial.

Suelo del 30%

En las elecciones europeas de 2024 el PSOE se mantuvo en el 30,19% de los votos, sin bajar de ese suelo del 30% en unos comicios en los que resulta muy complicado movilizar a los electorados apelando al voto útil [la última encuesta de SocioMétrica publicada por EL ESPAÑOL el pasado 15 de noviembre otorgaba al PSOE un 26,7% de intención de voto, frente al 34,8% del PP].

Le sirven políticas que no requieren apoyo parlamentario, como la agenda de memoria democrática y actos de conmemoración de la muerte del dictador Franco que impulsará a lo largo de este año.

Esos datos están presentes en el plan que pone en marcha estos meses el PSOE para renovar liderazgos autonómicos. La tesis es la de impulsar al partido en comunidades que son vitales para poder llegar a la Moncloa.

Y, además, se hará con una situación novedosa de escaparate desde el Gobierno, con ministros que a la vez son líderes territoriales.

Óscar López en Madrid, Diana Morant en Valencia, Pilar Alegría en Aragón y Ángel Víctor Torres en Canarias, por el momento.

Queda la duda de Andalucía, donde se aplicará un plan especial, y de Castilla y León, donde aún no está claro si Ferraz impulsará candidato para descabalgar a Luis Tudanca. En algún momento se ha hablado de Francisco Martínez, alcalde de Soria, y hasta de Ana Redondo, ministra de Igualdad, lo que seguiría la lógica de ministros/candidatos y líderes regionales.

En Castilla y León, además, el PSOE trabaja con la hipótesis de elecciones anticipadas en el primer semestre de 2025.

Y sobre la Comunidad Valenciana, los socialistas entienden que el PP quedará muy tocado políticamente por la gestión de los efectos de la DANA.

Los números de Feijóo

Los estudios demoscópicos de los socialistas muestran otro dato al que se aferran para creer en esas opciones de recuperación: la pésima valoración de Alberto Núñez Feijóo entre los votantes del PP. Ese deterioro de la imagen del líder de la oposición, siempre según fuentes del PSOE, ha ido en aumento desde que asumió la presidencia del partido, y no hay nada que indique que se vaya a frenar.

Con esas previsiones, Sánchez empezará el año 2025 pendiente de tres variables para avanzar en la legislatura: el apoyo de sus socios parlamentarios, la situación económica y la agenda judicial.

El apoyo de sus socios lo tiene por el momento, con la seguridad de que ninguno quiere propiciar un Gobierno del PP y Vox. No ven posible una moción de censura que pueda apoyar Junts, aunque es obvio que tendrán dificultades para compaginar las posiciones de Carles Puigdemont con las de Podemos.

Sobre la situación económica, Sánchez da por hecho que habrá buenos datos en 2025 y busca cómo rentabilizarlos y permitir que esas cifras se abran paso en la agenda política.

Y respecto a la agenda judicial, la preocupación de Moncloa se centra en el caso Ábalos y sus consecuencias, y en la evolución del procedimiento en el Tribunal Supremo que mantiene imputado al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

Son muchos más optimistas respecto a las investigaciones a Begoña Gómez y a David Sánchez, esposa y hermano del presidente del Gobierno, respectivamente.

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