La sinagoga de 2.700 años en Damasco es accesible tras la caída de Assad, pero la comunidad judía local enfrenta su desaparición.
La sinagoga de Jobar: símbolo de una comunidad casi extinta
En un suburbio de Damasco, el pequeño grupo de judíos que aún residen en Siria puede regresar a la sinagoga Jobar, considerada una de las más antiguas del mundo. Durante siglos, este lugar atrajo a fieles de toda la región, pero hoy se encuentra en ruinas tras 13 años de guerra civil. Las estructuras principales de la sinagoga, incluidos techos y paredes, se derrumbaron, y muchos objetos fueron saqueados. Un cartel en árabe en su entrada menciona su construcción 720 años antes de Cristo.
Desde la destitución del presidente Bashar al-Assad a principios de diciembre, el acceso al suburbio de Jobar, devastado por años de bombardeos, se ha restablecido. Este sitio, anteriormente controlado por opositores, había sido un punto crítico de la guerra. La sinagoga, conocida también como Eliyahu Hanavi, está nuevamente al alcance de los visitantes.
La comunidad judía de Siria, que en el pasado fue una de las más grandes del mundo, está al borde de la extinción. Según Bakhour Chamntoub, líder de esta comunidad, apenas nueve judíos, la mayoría ancianos, permanecen en el país. La previsión es sombría: no se espera que quede ningún judío en Siria en los próximos años.
Chamntoub, quien visitó la sinagoga por primera vez en 15 años, expresó su consternación al ver los escombros. “Estoy francamente perturbado”, declaró a The Associated Press. Sin embargo, asegura que judíos de otros países han ofrecido ayuda para la reconstrucción del lugar.
Datos clave sobre la sinagoga de Jobar y la comunidad judía
- La sinagoga Jobar tiene una antigüedad de 2.700 años y se construyó 720 años antes de Cristo.
- La comunidad judía en Siria, que llegó a tener 100,000 miembros a principios del siglo XX, ahora cuenta con solo 9 personas.
- La sinagoga Jobar es conocida también como Eliyahu Hanavi y se asocia con el profeta Elías.
- La persecución antijudía y la creación del Estado de Israel en 1948 impulsaron una masiva emigración judía desde Siria.
- Durante la guerra sirio, la sinagoga fue gravemente dañada y saqueada por los rebeldes.
Historia y éxodo de los judíos en Siria
La comunidad judía de Siria tiene raíces que datan de casi 3.000 años, vinculadas a la estancia del profeta Elías en Damasco. En 1099, tras la Primera Cruzada y las masacres en Jerusalén, alrededor de 50,000 judíos se refugiaron en Damasco, representando un tercio de la población de la ciudad. En 1492, otra ola migratoria llegó desde Europa debido a la Inquisición española.
En el siglo XX, los judíos sirios alcanzaban los 100,000, pero tras la creación del Estado de Israel y las tensiones en la región, muchos emigraron a Estados Unidos, Israel y otros países. Durante los 54 años de gobierno de la familia Assad, se les permitió practicar su religión, aunque enfrentaron restricciones de viaje hasta la década de 1990.
Con el inicio de las conversaciones de paz árabe-israelíes, las restricciones se relajaron y más miembros de la comunidad emigraron. Antes de la guerra civil de 2011, algunos judíos como Chamntoub aún visitaban Jobar para rezar los sábados. Ahora, la comunidad se enfrenta a la pérdida de sus tradiciones y lugares sagrados.
Chamntoub recuerda los elementos religiosos de la sinagoga, como las Torá en cuero de gacela y los candelabros, los cuales han desaparecido, probablemente robados por saqueadores durante la guerra.
Un presente difícil para los judíos que permanecen en Siria
La vida de los judíos en Siria ha cambiado drásticamente. Barakat Hazroumi, un vecino musulmán, recuerda cómo los judíos le pedían ayuda para encender velas los sábados, ya que la tradición les prohíbe realizar trabajo físico en ese día. Según Hazroumi, la sinagoga y el vecindario necesitan ser reconstruidos desde sus cimientos.
El área de Jobar, recuperada por las fuerzas de Assad en 2018, ha estado bajo estricta vigilancia, limitando el acceso de visitantes. Sin embargo, los nuevos gobernantes del país, liderados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham, han prometido libertad religiosa para todas las confesiones.
A pesar de esto, Chamntoub lamenta la ausencia de actividades religiosas en las sinagogas de Damasco debido a la disminución de la comunidad. Hoy, celebra festividades como Janucá en solitario desde su hogar en el barrio judío.
El barrio, conocido por su rica historia, alberga aún la escuela judía Maimónides, cerrada desde hace décadas, con carteles en hebreo en sus paredes. Muchas casas permanecen cerradas, bajo control del Comité Superior del Estado para los Asuntos Judíos.
Adaptándose a una comunidad cada vez más pequeña
Con la reducción de la población judía, encontrar alimentos kosher se ha vuelto complicado. Chamntoub recibe carne de sus hermanos en Estados Unidos una vez al año y ha cambiado su dieta a platos principalmente vegetarianos. También apoya a Firdos Mallakh, una mujer judía de 88 años, quien no tiene familiares en Siria.
Chamntoub espera que, tras la caída de Assad, los sirios puedan disfrutar de mayores libertades económicas y sociales. Sin embargo, admite que la comunidad judía en Siria está destinada a desaparecer.
“Soy judío y estoy orgulloso de ello”, afirma Chamntoub. A pesar de los desafíos, continúa preservando las tradiciones religiosas en medio de un panorama desolador.