Pekín parece una desatinada sucesión de barrios centenarios, espaciosas avenidas y nuevas zonas residenciales que abona a la sorpresa: no sabes qué encontrarás al doblar la esquina o un centenar de metros más allá. El caos desaparece desde el aire. Ahí emergen la escuadra y el cartabón, un orden configurado por un centro histórico del que parten los anillos concéntricos como si hubieran lanzado una piedra al estanque. Basta con mencionar el anillo y el punto cardinal para orientarse en una ciudad de 22 millones de habitantes. Cuarto anillo norte, por ejemplo, es la nueva zona olímpica.

Fuente