La belleza y el tiempo

La cinta Parthenope es puro Sorrentino. Es evidente que después de haber realizado La gran belleza sobre él pesa un lastre demasiado grande. Cuando un autor es capaz de realizar un Ocho y medio particular de tal calibre sólo tiene dos caminos, el retiro forzoso o convencer a su público a que la genialidad, por lo general, se toma sus pausas.

En cualquier caso, este acto de amor hacia su ciudad natal, Nápoles, es torrencial, barroco y cuenta con numerosos hallazgos dignos de reseñar. La belleza, la juventud y el paso del tiempo, señas de identidad autorales, permanecen presentes del primer al último de los 136 minutos de metraje. Asimismo, numerosos encuadres rezuman placer estético.

En un momento del tramo inicial el comandante curtido por la vida pregunta a la bella Parthenope si se casaría con él caso de que tuviera cuarenta años menos, a lo que ella le responde rauda con otra pregunta: si él lo haría con ella contabilizando cuarenta años más de los que tiene.

Parthenope es una inteligente estudiante de Antropología que desea realizar su tesis sobre el suicidio, aunque su tutor le hará cambiar de planes. Será su enigmático profesor el que protagonice una de las secuencias más sugerentes al final del metraje. Una Stefania Sandrelli interpretando a Parthenope recién jubilada después de cuarenta años impartiendo clases en la Facultad añadirá emoción a la impecable puesta en escena de una película rodada a la mayor gloria de Celeste Dalla Porta. El deseo vuelve a mover y a remover la vida.

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