La quema de un árbol de Navidad por hombres armados en la ciudad siria de Hama es un presagio siniestro de lo que las minorías podrían enfrentar en la situación cambiante del país.

El grupo dominante, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha emitido mensajes tranquilizadores para los grupos religiosos y étnicos, asegurándoles que estarán protegidos. Sin embargo, culpó a “combatientes extranjeros” por el incidente del árbol, lo que plantea dudas sobre si HTS es digno de confianza.

Su líder, Abu Mohammad al-Julani, ha abandonado su alias y su rifle Kalashnikov, optando por ser conocido por su nombre real, Ahmed al-Sharaa. Proyectando una imagen de moderación y respetabilidad, al-Julani ha recibido a diplomáticos vistiendo traje. Estados Unidos eliminó recientemente una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.

¿Fue una decisión apresurada? HTS es un grupo islamista con raíces en Al Qaeda, designado como organización terrorista por Estados Unidos, Reino Unido, Naciones Unidas y la Unión Europea.

Un periodista de la BBC le preguntó a al-Julani si Siria podría convertirse en otro Afganistán para las mujeres. Su respuesta fue que no había razón para prohibir la educación femenina, aunque no especificó si se les segregaría. Cuando se le preguntó si prohibiría el alcohol, al-Julani evitó dar una respuesta clara, diciendo que la decisión dependería de un comité de asesores legales. No se le cuestionó sobre su pasado yihadista.

Para entender lo que el futuro podría deparar a las minorías, basta con observar el trato a los cristianos en la provincia de Idlib, bajo control de HTS desde hace unos diez años. Según un cristiano entrevistado por la BBC, aunque recientemente ha habido más libertad, en el pasado se confiscaron propiedades y se restringieron los rituales religiosos.

El sistema de gobierno en la región se ha visto plagado de corrupción, nepotismo y arbitrariedad, supervisado por milicias que solo responden ante sí mismas.

Un informe del Atlantic Council, publicado en 2016, describió el sistema judicial en Idlib como “una ley de la selva”, donde los poderosos lo utilizan para imponer su dominio. Las facciones militares aprovechan la judicatura para inmiscuirse en los asuntos civiles. Conceptos islámicos tradicionales como la sharía y el ijtihad (capacidad de los jueces para emitir nuevos fallos no basados en precedentes) son manipulados para eliminar enemigos y reforzar el control de los terroristas y sus aliados.

El resultado depende de si puedes influir en el juez. Según el informe, “la ley se ha convertido en un arma para ajustar cuentas, imponer el dominio de las facciones militares y socavar las instituciones civiles”. Aunque el régimen de Bashar al-Asad tampoco era mucho mejor, la diferencia radica en que los grupos extremistas justifican, al menos teóricamente, su gobierno arbitrario con el islam y la sharía.

¿Qué podría suceder ahora con las minorías? Los alauitas, el grupo étnico al que pertenece la familia Asad, son los más vulnerables a posibles ataques de venganza.

Los kurdos también están en la mira de HTS, ya que sus aspiraciones de autodeterminación son diametralmente opuestas a los intereses del patrocinador turco de HTS.

La comunidad cristiana de Siria ha disminuido del 11% al 2% de la población en los últimos 15 años. Podrían verse reducidos a la condición de dhimmis, sujetos al dominio de la sharía.

De hecho, su destino podría reflejar el de la minoría judía, cuya trágica historia apenas ha sido contada hasta ahora.

En 1948, la población judía de Siria era de 30,000 personas; hoy, solo quedan tres. Un informe reciente de la organización Justice for Jews from Arab Countries documenta la extinción de esta comunidad milenaria, que sufrió décadas de abusos a los derechos humanos, torturas y despojo. Según el informe, las pérdidas materiales ascienden a 10,000 millones de dólares en valores actuales. Si se suman las pérdidas de judíos en otros nueve países árabes, el total podría alcanzar cientos de miles de millones de dólares.

Los judíos no solo han perdido sus propiedades, sino también sus raíces y su historia. La región es más pobre sin ellos.

El sufrimiento de los judíos podría parecer marginal frente al panorama general, dado que 500,000 sirios han muerto en la brutal guerra civil. Sin embargo, los abusos contra las minorías a menudo se convierten en abusos generalizados contra toda la población. El trato a las minorías es una prueba de fuego para medir la salud de una sociedad.

Es demasiado tarde para salvar a los judíos, pero la quema del árbol de Navidad es una llamada de atención. La comunidad internacional no debe permanecer indiferente: debe vigilar de cerca el trato a las minorías, salvaguardar el derecho de los cristianos a practicar su religión y exigir responsabilidades a los nuevos líderes de Siria ante cualquier desvío.

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