Sólo han hecho falta dos minutos para que Cantó atravesase el casi kilómetro y medio que separa l’Hort de les Portes Encarnaes de la Plaça de Baix dejando un rastro de emoción y apabullantes aplausos a su paso. Una carrera limpia, veloz y posiblemente una de las más multitudinarias que se recuerdan en años en tramos como Alfonso XII o la Plaza Mayor de El Raval, donde no cabía literalmente ni un alfiler este 28 de diciembre.

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