1. Orígenes históricos
  2. Patrimonio arquitectónico y cultural
  3. El mercadillo de los domingos
  4. Un lugar para desconectar

Ubicado en el núcleo histórico de Lanzarote, Teguise es una localidad que emana historia, cultura y tranquilidad. Teguise, establecida como la capital inicial de la isla después de la conquista de los exploradores normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, emerge como un reflejo vivo de los siglos anteriores. Desde su fundación hasta 1847, cuando Arrecife asumió el papel de capital debido a su puerto estratégico, Teguise ha observado una transformación que combina raíces indígenas, legado colonial y un estilo de vida singular en la isla.

Orígenes históricos

Teguise es el nombre de la descendiente de Guadarfía, el último monarca aborigen de Lanzarote. Este lazo con los antiguos majos, los primeros residentes de la isla, proporciona una profunda dimensión histórica al pueblo. El arribo de los conquistadores normandos en el siglo XV estableció un punto de inflexión, dejando una huella que todavía se puede apreciar en la arquitectura y la planificación urbana.

Pasar por el casco antiguo de Teguise, también llamado La Villa entre los lanzaroteños, es adentrarse en un ambiente donde el pasado se fusiona con la serenidad actual. Sus vías empedradas y sus residencias coloniales blancas, adornadas con esquinas de piedra desnuda y carpintería teñida de verde, incitan a descubrir un sitio que parece estar atrapado en el tiempo.

Patrimonio arquitectónico y cultural

La Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe es el núcleo emocional de Teguise, una construcción que ha superado incendios y reconstrucciones, resaltando particularmente el incendio de 1909. El mayor patrimonio religioso de la isla se encuentra en su interior, una colección que muestra siglos de devoción y arte sacro.

Otros destacados hitos de la arquitectura son los antiguos conventos, que han descubierto nuevos usos. El convento de Santo Domingo actualmente acoge el Ayuntamiento, en cambio, el convento de San Francisco se ha transformado en el Museo de Arte Sacro. Los dos lugares simbolizan la habilidad de Teguise para conservar su pasado al mismo tiempo que se ajusta a las demandas actuales.

El mercadillo de los domingos

Pese a que la paz y la serenidad son los rasgos distintivos de Teguise en la semana, los domingos por la mañana, el pueblo se convierte en un animado mercado que atrae a turistas de toda la isla. Este mercado, reconocido como el más grande de Canarias, transforma las adoquinadas calles de La Villa en un dinámico laberinto de puestos.

El mercado de Teguise brinda una extensa gama de productos que representan el talento y la creatividad de los lanzaroteños. Es una ocasión única para obtener piezas genuinas y disfrutar del entorno vibrante que contrasta con la tranquilidad cotidiana del pueblo.

Un lugar para desconectar

Teguise, más allá de su historia y sus mercados, brinda un santuario ideal para aquellos que desean desconectarse del ritmo acelerado del mundo contemporáneo. Las calles estrechas, sin tráfico, promueven un paseo tranquilo, mientras que las vistas panorámicas del entorno elevan la experiencia a un grado casi espiritual.

También es interesante explorar los alrededores de Teguise. Desde el Castillo de Santa Bárbara, que resguarda el pueblo desde la cumbre del volcán Guanapay, hasta las múltiples rutas que recorren el entorno volcánico, la naturaleza de Lanzarote se manifiesta en toda su magnificencia alrededor de este lugar histórico.

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