Ha llegado el fin de año y con él ha vuelto la polémica y la confusión sobre la gratuidad del transporte público. El ministro de Transportes, Óscar Puente, había dado a entender que en 2024 se acabarían el grueso de las subvenciones estatales que permitían la gratuidad íntegra de autobuses y trenes, pero en la segunda quincena de diciembre el Gobierno ha vuelto a anunciar estas ayudas, primero para el primer semestre de 2025 y después para todo el año. El Consejo de Ministros del lunes pasado aprobó la medida. Todo ello ocurre cuando las arcas del Estado no han transferido todavía a la Hacienda autonómica los 43 millones correspondientes a 2024, aunque su pago ha sido aprobado, y mientras el ayuntamiento de Palma sigue quejándose de un descuadre de 7 millones (de 18 a 25) entre el coste real y la asignación que recibe para subvencionar a la EMT. Los presupuestos municipales de 2025 contemplan el pago del billete de bus en Palma por parte del pasajero. A día de hoy el Ayuntamiento no ha confirmado la reincorporación de la gratuidad a los autobuses municipales. Se espera que el alcalde, Jaime Martínez, fije una posición definitiva en una comparecencia que tiene anunciada para mañana lunes.
Reina la confusión y el descontrol. También el abandono de las formas y una carencia de diálogo y consenso entre las administraciones que acaba transformándose en falta de respeto al pasajero y en detrimento del buen uso del transporte público en Balears. El Govern de Marga Prohens ha acabado aceptando ‘a regañadientes’ la prolongación de la gratuidad y se ha lamentado, con razón, de enterarse de forma indirecta de las decisiones del Gobierno sobre la materia. Según el conseller de Movilidad, José Luis Mateo, «no se conoce el alcance de las ayudas aprobadas por Madrid» y hasta ahora el 80% de la gratuidad es aportada por las arcas autonómicas. El edil de movilidad de Palma, Toni Deudero, asegura que la EMT ha solventado con un crédito el déficit de 15 millones ocasionado por la gratuidad de 2023 y 2024. Mientras, el gobierno municipal del PP en Llucmajor permite con su abstención que salga adelante una moción del PSOE con la que se presiona para salvar la gratuidad en la EMT. Palma y Llucmajor comparten líneas de transporte público en s’Arenal.
Si las cosas siguen como están a día de hoy se puede dar la paradoja de que los pasajeros de SFM y TIB lleguen a Palma con transporte público y deban enlazar con la EMT pagando el billete de bus. Es un contrasentido del mismo modo que lo es la forma en que se están haciendo las cosas. La gestión y promoción del transporte público requiere mayor transparencia y lealtad tanto entre sus responsables institucionales como con respecto a los pasajeros, una lealtad que debe consolidarse en una explícita voluntad de animar el uso, con medios adecuados suficientes, de autobuses y trenes.