El cine Jayan de Xàbia (uno de los últimos cines de pueblo que resiste) está a reventar. Es uno de los momentos del año en esta sala que es una bendición para los cinéfilos. Proyecta cine independiente y de autor. Hoy llega «¿Es el enemigo? La película de Gila». Y está su protagonista, el joven actor (¡28 años!) de Dénia Óscar Lasarte. Es su debú en una gran película. Y es el protagonista. Y se mete en la piel del gran cómico Miguel Gila. Y lo han nominado al Goya al mejor actor revelación. Óscar Lasarte está espléndido. Tras la proyección, todos los espectadores coinciden: nadie mejor que él podía haber dado vida a ese humorista que con sus chistes retrató lo absurda y estúpida que es la guerra.
Óscar emociona y se emociona. Esta película es cine de verdad. Cine del que hace reír y llorar. Del que conmueve. La reacción del público desarma al actor. Se enjuga las lágrimas. Confiesa sentirse «nervioso y muy emocionado».
La actriz Inma Sancho afirma que «Óscar nació para el teatro». Recalca la suerte que tuvo de tropezar con profesores como Juanlu López, quien supo ver su talento. Y da las gracias a la familia Català, que lleva 66 años promoviendo la cultura y el cine en esta gran sala que es el Jayan.
No hace tanto que el actor que deslumbra iba al instituto. Era un alumnos distraído. Pero el teatro se cruzó en su camino. A la proyección asisten su profesor Juanlu López, quien supo ver en él el talento para actuar. Juanlu y los compañeros de Óscar han preparado un vídeo con sus momentos estelares en la compañía Techabás, del instituto Chabàs. En esas primeras actuaciones, ya dominaba todos los registros. El de la comedia la viene de familia, de su abuelo Pepe ‘Cascarra», barbero de profesión, pero apasionado del teatro y dotado de una gran vis cómica (el Gila de Dénia).
«Mira por dónde, ese chaval que no atendía en clase era capaz de hacer un entremés de Cervantes», recuerda Óscar Lasarte. Y sí, aquel alumno que pensaba en las musarañas es hoy un actor de primera.
Acaba la película y el público rompe a aplaudir. Se pone en pie. Ovaciona al emocinado actor. Su madre le declara su orgullo desde el patio de butacas. «Y tengo que dar las gracias a Juanlu, a Inma y a todos los que te han apoyado para que pudieras hacer realidad tu sueño».
Reivindicar el teatro en las escuelas y institutos
Óscar también reflexiona sobre el error de arrinconar e incluso suprimir en el sistema educativo las artes escénicas y el teatro. A él hacer teatro le descubrió más que una vocación. «Sirve para desarrollar la inteligencia emocional y para comprender al otro».
El teatro en los institutos, los cines de pueblo, esa experiencia de que el público pueda charlar con el protagonista de una excelente película y que el actor revele las entretelas del rodaje, la reivindicación de la risa, el potente mensaje pacifista que hay en cada fotograma… todo esto es cultura. Cultura de la buena. Y ocurre en un pueblo. Y con un actor de pueblo que ha dado el salto al gran mundo el cine, pero que no ha perdido ni una pizca de naturalidad y espontaneidad.