La Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha sacado el aula a la calle y ha focalizado el objetivo de enseñanza aprendizaje, dentro de la asignatura Hábitat y desarrollo, en la mejora del barrio de Arenales en la capital grancanaria. El resultado se traduce en un total de 18 propuestas de enriquecimiento urbanístico, en temas como espacio público, zonas verdes, vivienda, peatonalidad o usos temporales, realizadas por el alumnado con la contribución de los propios vecinos. Dichas propuestas contituyen el trabajo final de la asignatura, que los y las estudiantes expusieron el pasado 16 de diciembre en un «mercadillo de ideas» celebrado en el centro cívico Suárez Naranjo.
«Propusimos al alumnado llevar a cabo en el primer cuatrimestre una situación de aprendizaje consistente en abordar una estrategia participativa de mejora de la sostenibilidad urbana a escala barrial. Para ello se eligió Arenales, porque es un barrio muy codiciado para el mercado inmobiliario, con una fuerte situación de vulnerabilidad, y un movimiento asociativo vivo», indicó José María López, coordinador de la citada asignatura optativa Hábitat y desarrollo que se imparte en 5º curso del grado de Arquitectura.
López ideó junto al artífice de dicha materia, Vicente Díaz, ambos profesores del área de conocimiento Composición arquitectónica, el proyecto didáctico Arenales en transición: El barrio que queremos, en el que han participado 36 estudiantes. Además del propio objetivo formativo, dicha iniciativa llevaba implícita la vocación de contribuir desde la Universidad, en la medida de sus posibilidades, a los trabajos que las instituciones y las entidades del barrio vienen realizando para avanzar en la mejora del mismo.
«El ejercicio ha consistido en un acercamiento al barrio de Arenales para plantear una estrategia participativa de mejora urbana. Le hemos dedicado tiempo, no sólo a hacer ese acercamiento más técnico desde la planificación urbana, sino a conocer el barrio contactando con actores del mismo y asociaciones vecinales».
Visión vecinal
Después de varias reuniones con las distintas asociaciones en activo de Arenales, el alumnado conoció de primera mano las prioridades del barrio desde el punto de vista urbanístico, pero con una visión amplia en la que se incorporaron temas sociales, medioambientales, de movilidad o de vivienda. «Una vez que conocimos las prioridades, organizamos a los estudiantes por parejas y por temática, y han trabajado en sus propuestas alineadas con las necesidades del barrio».
En total se desarrollaron 18 paneles: cuatro en el área verde urbano y salud; tres en caminabilidad y movilidad; tres en inclusión y diversidad; seis en reutilizacion y vitalidad; y dos en vivienda joven. Y para la sesión final, idearon una especie de mercadillo navideño de ideas, aprovechando las fechas, con el objetivo de darle un formato más dinámico que el de una sesión estrictamente académica. «Celebramos la exposición de las propuestas en el propio barrio, concretamente en el centro cívico Suárez Naranjo, con la idea de sacar la Universidad a la calle y que el alumnado trabajara directamente con clientes reales. Ese era un poco el empeño de nosotros como profesores, que los estudiantes pasaran por la experiencia de trabajar con vecinos», apuntó el profesor López.
Propuestas
Entre las propuestas figuran, un proyecto de parque dentro del barrio, dándole un tratamiento peatonal o semi peatonal a la calle anexa al mismo, de manera que el parque gane amplitud; así como la amabilización del entorno urbano de los centros escolares, para acabar con los atascos que se generan a la hora de dejar a los menores, aportando soluciones relacionadas con la autonomía peatonal.
Los huertos urbanos también protagonizaron algunos proyectos, partiendo de una realidad: el huerto comunitario La Chimenea, autogestionado en el barrio, ubicado detrás del CEIP Agua Dulce. «Este espacio se ha convertido en un mini pulmón del barrio, además de ser un sitio también de encuentro y de comunidad muy bonito». Inspirados en esta realidad, algunos grupos han propuesto ampliarlo, dándole usos temporales a los solares o de la zona. «Se trata de buscar la manera de que se pueda convenir con propietarios de solares que se pasan años sin edificarse, y dedicarlos mientras tanto a espacios de juegos infantiles o pequeños jardines, usos temporales que luego se desmontan y ya está, pero mientras han sido útiles para la gente».
También hay propuestas encaminadas al uso de azoteas verdes, con paneles solares, e incluso organizar en algunas de ellas actividades culturales como ya se hace en algunas ciudades españolas, «con pequeños eventos a nivel comunitario, para redescubrir también la ciudad de las alturas».