El éxito es efímero. Mucho si se compara con el tiempo que se dedica a buscarlo. Si eres futbolista, los plazos se acortan más. Hay límites fijos, inamovibles. Una edad a partir de la cual ya, ni con todo el empeño del mundo, se consigue. César Moreno aún no atisba esa frontera. La sigue percibiendo muy lejana. Sin embargo, aunque él no la vea, no significa que no se acerque. La vida no para, así que conviene no desperdiciar las oportunidades cuando el destino, un trilero mordaz, te las pone delante.

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