La escritora L. J. Abad, (1989, Barcelona) irrumpe en el mundo literario con su primera novela, “Nuevos Principios”, una historia de búsquedas protagonizada por mujeres.. L icenciada en Administración y Dirección de Empresas y amante de los viajes, centra su literatura en la reivindicación de mujeres en distintas épocas. En su primer libro plantea una metáfora que tiene que ver con el presente: “la necesidad de replantearnos todo”.

Pregunta: – ¿Necesitamos ‘Nuevos Principios’?

Respuesta: – ‘Nuevos Principios’ no solo es el título de mi primera novela, sino también una metáfora para esos momentos clave en los que nos vemos obligados a replantearnos todo. A veces, los nuevos principios surgen de situaciones límite, de momentos en los que la vida nos pone a prueba y tenemos que tomar decisiones difíciles. Otras veces, son elecciones conscientes: buscar un cambio, redescubrirnos, alejarnos de ciertas situaciones o personas que nos hieren o no nos ayudan a crecer. Es en esos momentos, cuando nos enfrentamos a la incertidumbre y el miedo al cambio, que los nuevos principios nos dan la fuerza para seguir adelante. Creo que todos, en algún momento, hemos tenido que construir desde cero, y eso es lo que exploro en la novela: cómo encontrar esperanza, valentía y propósito en un momento de cambio.

 

P: – ¿La protagonista de tu novela necesita encontrar otro código de valores?

R: – Marina, la protagonista de ‘Nuevos Principios’ está en una búsqueda constante, y parte de su viaje es precisamente redefinir su código de valores. Ella viene de un entorno donde ciertas creencias y reglas han moldeado su vida desde su más tierna infancia, pero al enfrentarse a situaciones nuevas y desafiantes, se da cuenta de que esas viejas normas ya no encajan con quien quiere ser. Más que encontrar otro código de valores, creo que su viaje se trata de crear uno propio, uno que refleje su identidad, sus deseos y sus aprendizajes. En la novela, esto no solo la lleva a cuestionarse, sino también a enfrentarse a decisiones muy difíciles que jamás se había planteado y que pondrán a prueba quién es realmente. Para mí, su historia es un recordatorio de que todos, en algún momento, debemos hacernos preguntas fundamentales sobre lo que creemos y sobre cómo queremos vivir nuestras vidas. El hecho de ambientar la novela en el momento de la pandemia me permitió crear un entorno donde las situaciones de por sí complejas se volvieron aún más difíciles.

Marina, la protagonista, está en un punto de inflexión. Su vida parece estar bien estructurada desde fuera, pero por dentro, siente que algo no encaja, como si estuviera viviendo en un molde que ya no soporta. Una serie de eventos inesperados – relacionados con dos de las personas más importantes de su vida, su pareja y su abuela – la empujan a replantearse no solo sus decisiones, sino también sus relaciones y el rumbo de su vida. Marina no solo busca respuestas, busca autenticidad en un mundo lleno de expectativas ajenas. Creo que muchos lectores se identificarán con sus dilemas, porque todos hemos estado ahí, en ese cruce donde debemos decidir si seguimos por el camino cómodo o nos atrevemos a empezar de nuevo, con todo lo que eso implica. La novela te invita a acompañarla en ese proceso lleno de emoción, nostalgia y valentía. Es una historia que habla al corazón de quienes, en algún momento, han sentido que necesitan un nuevo principio.

P: – La tuya es una novela de búsquedas. ¿Se identifican los personajes con alguna necesidad en particular?

R: – “Nuevos Principios” es una novela de búsquedas, y cada una de sus protagonistas encarna una necesidad profundamente humana. Marina, por ejemplo, está en un punto crucial de su vida, en el que se da cuenta de que la estabilidad no siempre equivale a felicidad. Su búsqueda está centrada en encontrar el valor para romper con las expectativas sociales que le han inculcado durante años. Quiere descubrir qué significa vivir auténticamente, algo que no siempre es fácil cuando has aprendido a medir el éxito en función de lo que otros esperan de ti.

Por otro lado, está la abuela Coco, un personaje que representa la sabiduría acumulada a lo largo de los años, pero también el valor de tomar las riendas de tu propia vida en los momentos más críticos. Coco es la cabeza de una familia matriarcal, quien con su experiencia y perspicacia teje una red de apoyo que conecta generaciones y temperamentos. Sus prioridades no son solo personales, sino colectivas, guiadas por el deseo de proteger y sanar las heridas de las personas que ama.

Finalmente, está María Rosa, cuya historia es un ejemplo de lucha y resiliencia en estado puro. Su vida está marcada por la dureza extrema de las circunstancias y la responsabilidad autoimpuesta de salvarse y proteger a quienes la rodean. María Rosa no espera que nadie venga a rescatarla; ella es quien enfrenta el mal en todas sus formas, quien asume los riesgos y carga con el peso de las decisiones difíciles. Su historia no trata sobre la mera supervivencia, sino del progreso y de garantizar que aquellos a quienes ama puedan tener un futuro mejor.

Lo que une a estas mujeres, más allá de sus diferencias, es la sororidad. Cada una de ellas lleva consigo su propio pasado, sus heridas y sus miedos, pero juntas forman una red de apoyo que resultará inquebrantable. Enfrentan los retos del mundo juntas, con la visión clara de protegerse mutuamente. Este mensaje de unión, de personas que se sostienen unas a otras en momentos de crisis, es uno de los pilares fundamentales de la novela. Es una historia que celebra la fortaleza colectiva y nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, podemos encontrar fuerza en las conexiones que forjamos con los demás.

P: – ¿La sociedad como la conocemos está colapsada?

R.- No creo que la sociedad como tal esté colapsada, pero sí está atravesando transformaciones profundas en todos los ámbitos. Vivimos en un tiempo en el que los sistemas tradicionales están siendo cuestionados: la política, la economía, la familia, las relaciones. Esto puede dar la impresión de que todo está derrumbándose, pero también creo que hay una oportunidad única de transformación. 

En “Nuevos principios”, exploro la idea del cambio como un momento en el que podemos reflexionar, sanar, y encontrar nuevas maneras de conectar y avanzar. La humanidad tiene una capacidad increíble de adaptarse.

Marina, Coco y María Rosa enfrentan sus propias «sociedades colapsadas» a nivel personal, pero juntas descubren que incluso en los momentos más oscuros, hay posibilidad de construir algo nuevo para renacer – una vez más – de sus cenizas. Quizá la pregunta que deberíamos hacernos no es si la sociedad está colapsando, sino qué estamos haciendo nosotros para transformar este cambio en un nuevo principio.

P: – ¿Qué representa la mujer en tus novelas?

R: – Mis novelas son un homenaje a las mujeres, independientemente de la época en la que vivan. Las mujeres en mis historias se distinguen por ser personajes fuertes, irreverentes y, en ocasiones, controvertidos. No temen tomar decisiones difíciles ni enfrentarse a las situaciones límite que la vida les presenta. Creo firmemente en el papel fundamental que las mujeres han desempeñado y siguen desempeñando en la sociedad, desde el núcleo familiar hasta su impacto transformador en el ámbito laboral y cultural.

En mis libros, la mujer no solo es un pilar, sino también un agente de cambio. Me interesa explorar cómo el rol de la mujer ha evolucionado a lo largo de la historia, enfrentando retos enormes, pero siempre avanzando con valentía y determinación. A través de personajes femeninos muy diversos, intento darles vida a sus luchas, a sus dilemas, a sus victorias y también a sus fracasos.

En Nuevos principios y Siempre quiero más, las protagonistas, desde una abuela que representa la sabiduría de otra generación hasta una mujer joven enfrentándose a un mundo moderno complejo, nos muestran diferentes caras de lo que significa ser mujer. Todas ellas comparten algo en común: la capacidad de adaptarse, resistir y reinventarse, algo que considero profundamente inspirador y un buen hilo conductor para mis novelas.

P: – Virginia Woolf hablaba de la necesidad de crear una voz narrativa que supere lo masculino y lo femenino. ¿Estás de acuerdo?

R: – Estoy de acuerdo en que una voz narrativa excepcional va más allá de las categorías de lo masculino y lo femenino. Lo que realmente importa es la capacidad de comprender y transmitir la complejidad interna de los personajes, independientemente de su género. Esto es lo que los hace auténticos. Una buena historia es aquella que logra conectar con el lector al explorar las emociones, los dilemas y las contradicciones que nos hacen humanos.

Creo que, cuando un autor o autora logra plasmar esa riqueza interior en sus personajes, el género se vuelve secundario, porque lo que se establece es una verdadera conexión. No importa cuán compleja sea la trama o cuán controvertidos puedan ser los personajes; si la voz narrativa consigue captar la esencia de lo humano, entonces logrará resonar en quienes leen. Eso, para mí, es el verdadero poder de la literatura.

P: – ¿Te interesan otras expresiones artísticas, aparte de la literatura?

R: – Disfruto del arte en todas sus formas, ya sea música, pintura, escultura, arquitectura o teatro. Me fascina cómo cada expresión artística tiene la capacidad de transmitir emociones y provocar reflexiones. El arte nos provoca y evoca emociones, y eso es siempre, una fuente de inspiración.

Personalmente, la literatura es la única forma de arte en la que me he atrevido a aportar algo. Es mi manera de expresar, de construir mundos y dar voz a historias que o inquietudes que crecen en mi interior.

Aprovecho también para compartir una noticia que me emociona muchísimo: tengo una nueva novela lista para publicarse, que será parte de una bilogía. En esta obra, he buscado integrar al arte como un elemento fundamental que plaga cada una de sus páginas, entretejiendo su esencia con la trama y los personajes. Espero que pronto pueda ver la luz y encontrar un lugar especial en el corazón de los lectores.

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