El abogado de Alberto González Amador, el novio de Ayuso, le ha pedido al magistrado del Tribunal Supremo Ángel Hurtado que se cargue tanto la libertad de prensa como el secreto profesional que nos ampara a los periodistas, pues quiere investigar los teléfonos de diversos periodistas de este periódico, de la Cadena Ser y de Eldiario.es. Y, ojo, que lo ha hecho así, sin despeinarse, en uno de los escritos judiciales más repugnantes que he tenido el dudoso placer de leer en casi 18 años como periodista de tribunales. Su señoría no ha respondido de momento, pero ya nos ha pegado a los miembros de la prensa el primer ‘pedrazo’, pues ha notificado el escrito sin anonimizarlo, dejando negro sobre blanco el móvil personal de varios periodistas que, para más inri, son testigos. La ley de protección de datos ya si eso que la apliquen otros.

El novio de Ayuso, cuyo abogado confesó que su cliente había cometido dos delitos fiscales en un correo electrónico que este periódico publicó en exclusiva, le pide a Hurtado que la Guardia Civil requiera a las operadoras telefónicas para que los periodistas no borren las conversaciones que habrían mantenido en los últimos 10 meses.

Antes de entrar a explicaciones más jurídicas, hay que decir que esta gente no da puntada sin hilo, pues saben objetivamente que mientras el juez no se pronuncie está jodiendo, sí, jodiendo, a todos lo compañeros. Porque a ver quién es el valiente que se envía un WhatsApp con cualquiera de ellos sabiendo que les pueden intervenir el teléfono. Pues ya se lo digo yo: nadie. Quiere amedrentar a estos periodistas valientes que no han dudado en publicar su vergüenzas. Porque, lectores, eso es lo que hace la prensa libre, publicar aquello que los poderosos no quieren que se sepa.

Corren tiempos aciagos para aquellos que intentamos contarles la verdad sin hincar la rodilla ante los poderosos. En esa lista de nombres de valientes están todos y cada uno de los compañeros que el novio de Ayuso intenta cargarse. Porque no se equivoquen, eso es lo que quieren, amordazar a los periodistas que no compran sus bulos y sus milongas. Pero que lo sepan, que les quede claro, no se van a salir con la suya. Vivimos en libertad y así queremos seguir mal que les pese a algunos. Y ningún abogado o juez va a cambiar eso. Si hay que pisar cárcel, pues se pisará, pero aquellos que nos creemos lo que hacemos jamás dejaremos que los poderosos nos amedrenten para que ustedes no puedan estar informados.

Uno de los compañeros afectados ha hecho la mejor definición de este asunto que he leído: “El novio de Ayuso, el “particular” pareja de doña libertad, del partido que acusa a otros de amordazar y acosar a periodistas, pide de facto con su escrito al Supremo que investigue a periodistas”.

Otra compañera, ante lo sucedido respondía con un: “Lo malo es que hay todo un magistrado del Supremo dándoles pábulo. Espero que ponga freno, porque lo que pide el novio de Ayuso afecta al derecho de información”. Mi compañera, siempre acertada, pero yo voy más allá…esto es un atentado con todas las letras no solo contra el secreto profesional, derecho fundamental que tenemos todos los periodistas y que viene recogido en la Constitución Española, sino contra ustedes los ciudadanos. Pues al final, nosotros, los periodistas, trabajamos para ustedes. Y no se equivoquen que eso es lo que quieren, un pueblo desinformado que solo acceda a esa información a través de sus particulares NODO. Que haberlos haylos, y muy bien regados de dinero público por cierto.

En cuanto a las posibles salidas que tiene el juez Hurtado pues solo hay dos. La primera, y lógica, es mandar al carajo a esta gente, y explicarles en un auto el atentado que pretenden que se cometa utilizando al Tribunal Supremo como brazo ejecutor. La segunda, que admita lo que pide el novio de doña libertad. Si eso sucede, al juez solo le quedaría una opción para llevar adelante semejante atropello constitucional, que sería imputar a los periodistas.

No sé decirles qué va a suceder, lo único que sí les puedo garantizar es que tanto desde ElPlural.com, como desde la Cadena Ser y desde Eldiario.es seguiremos dejándonos la vida por informales como se merecen, con honestidad y rigor periodístico. Sin periodismo no hay democracia y el secreto no se toca. Y si hace falta, les prometo por lo más sagrado, que les informaremos desde Soto del Real.

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