La memoria no tiene fecha de caducidad. Los buenos recuerdos permanecen imborrables durante años. Y esa agradable sensación al repasar el pasado tiene mucho que ver con las personas que se cruzan en nuestras vidas. Hace escasos días un grupo de exjugadores del equipo de fútbol del Ponte Ulla y del Camparrapado quisieron rendir un pequeño homenaje a quien fue su entrenador a principios de la década de los 80.
Paco Novo acudió a la cita y pudo comprobar de primera mano como aquellos jóvenes, hoy convertidos en algo más que adultos, todavía recuerdan sus enseñanzas con un gran cariño.
Los asistentes se vistieron primero de corto para recordar viejos tiempos en un choque entre exjugadores de los clubes de Vedra y Boqueixón. Y es que el cariño entre esos dos equipos convertía cada encuentro entre ellos en toda una fiesta de deportividad.
Es más, Paco Novo dirigió al equipo de Boqueixón en la temporada 1981-82 y en la campaña siguiente ocupó el banquillo del Ponte Ulla para, después de un año, regresar de nuevo al Camparrapado. Y lo mismo sucedía con los jugadores, son muchos los que vistieron la camiseta de estos dos equipos.
Este buen ambiente se mantuvo en el tiempo y se trasladó también al conjunto de veteranos del Cruceiro, de Ponte Ulla. Y hoy en día la camaradería continúa tal y como se demostró en esta jornada de homenaje al entrenador Paco Novo después de su paso por los banquillos de estos dos clubes hace ya más de cuarenta años.
Entre los asistentes estaban Susete, Casilla, Ricardo Munín, Chucho, Manuel, Ríos, José, Juan, Severo, Casilliña, Moncho, Vicente Caneda, Salgueiros, Ferrón, Aurelio, Saro, Soutullo, Pilís, Martís, Arines, José Manuel Villaverde…
La cena celebrada a continuación sirvió, como es normal esn estos casos, para recordar cientos de anécdotas y analizar a algunos de los jugadores rivales de aquella época destacando a los más brillantes pero también a los más duros. E incluso hubo tiempo para hablar de algún árbitro.