Miguel Quintana Alarcón (1990) es uno de los periodistas deportivos más respetados y seguidos de la actualidad. Asimismo, también es considerado la referencia de la nueva horneada de periodistas jóvenes que siguen la actualidad del mundo del deporte.
Formado en la ‘cantera’ de Ecos del Balón, se dio a conocer a través de las redes sociales con su canal de YouTube. Gracias a su éxito en la plataforma, tuvo la oportunidad de presentar ‘Mister Underdog‘ junto a Alberto Edjogo y Darío Eme Hache. Tras ganar renombre y notoriedad en Internet, Quintana llegó a los medios de comunicación para dirigir y presentar ‘La Pizarra de Quintana’ en Radio Marca. Además, su voz también es frecuente en DAZN, donde participa como narrador en las transmisiones de los partidos de LaLiga.
Una vez cosechado ese éxito tanto en Internet como en los medios tradicionales, el madrileño ha decidido publicar un libro titulado igual que su primer canal de YouTube: Diario de un periodista deportivo. En él explica su visión sobre el mundo del periodismo, basándose en su propia experiencia y narrando de forma cronológica su evolución en la profesión. SPORT ha podido hablar con Miguel Quintana semanas después de la publicación de su obra.
Hablemos de tus inicios, Miguel. Tú te describes como un hijo de Internet. De hecho, explicas que decidiste estudiar Periodismo gracias a este medio. ¿Hasta qué punto crees que ha influido Internet en tu formación y desarrollo como periodista?
Ha sido absolutamente fundamental. Yo soy de la primera generación que empieza a conocer y hablar con personas a través de los canales IRC, de los foros y luego de las redes sociales. Encontrar personas con gustos parecidos sobre fútbol y deporte en general me permitieron afianzar esa pasión que yo tenía de forma innata, pero que se podía haber apagado porque mi entorno no era demasiado deportivo. Eso me permitió mirar al fútbol y al deporte de una manera diferente. Y luego, encima, en Internet fui conociendo a muchas personas que me han acompañado en mi formación. Yo me considero un hijo de Internet, estoy encantado de serlo y siempre voy a intentar que en mi trabajo, en mayor o menor medida, esté muy presente.
De no haber dado ese salto a Internet, ¿crees que estarías trabajando como periodista?
Yo creo que no. Pienso que por las vías tradicionales no hubiese tenido un acceso sencillo. Y, en caso de conseguirlo, no lo hubiese hecho en los términos y condiciones que a mí más me gustan. Yo creo en un tipo de periodismo y de trabajo muy particular, donde necesito sentir cierta libertad y confianza para desarrollarlo. Eso lo conseguí gracias a que en Internet había conseguido tener una comunidad, un nombre y ganar cierto crédito. Por lo tanto, sin Internet y siguiendo un camino más tradicional yo ahora mismo estaría trabajando en cualquier otro sector.
Sin mi paso por Internet no estaría trabajando como periodista
En el libro eres crítico con la carrera universitaria. Denuncias que el sistema está mal montado, es clasista e injusto. ¿Deberían cambiar demasiadas cosas que quizás no interesan para erradicar el problema?
Absolutamente. Yo no creo en el sistema de formación universitaria, al menos en lo que al periodismo se refiere. No puede ser que después de cuatro años de formación, en mi caso en su momento eran cinco, los chavales no estén preparados de verdad. No puede ser que el consejo que repiten todos los profesores es que te tienes que buscar las castañas fuera de la carrera, porque si no, ¿para qué carajo estás en la carrera? ¿Para qué narices te estás formando en ese sentido? Pienso que es pura y mera burocracia. Luego están los másteres, que se han convertido en condición imprescindible y que vuelven a ser una barrera socioeconómica de acceso al mundo laboral. Todo esto me genera cierta desesperanza, porque pensaba que con los nuevos medios y con las posibilidades que ofrece internet se podía hacer algo diferente. Pero veo que no es así.
Continuando con tu trayectoria, en 2012 dejaste la carrera para volcarte en plenitud al proyecto de Ecos del Balón. ¿Enseguida te diste cuenta de que habías acertado, o pasaste por una etapa de lógicas dudas?
Las decisiones que tomo las prendo muy maduras. Es decir, las tomo meses después de saber que tenía que hacerlo. Soy muy autocrítico y reflexivo conmigo mismo; siempre me estoy haciendo preguntas. Cuando estas obtienen respuestas negativas durante demasiado tiempo, sé que tengo que dejarlo, cambiar y hacer algo diferente. Eso me pasó al dejar la carrera, ya que llevaba prácticamente un año convencido de que debía hacerlo. Pensaba que no podía dejar de ver algunos partidos y no hacer el mejor trabajo posible para el proyecto de Ecos. Lo tuve muy claro y no me arrepentí lo más mínimo en ningún momento.
Miguel Quintana con varios ejemplares de su libro / IG: @migquintana
Me gustaría que me hablaras de Abel Rojas. Él confió en ti para Ecos del Balón y explicas que ha sido la persona con la que más te has abierto para explicarle tus dudas y preocupaciones. Haciendo un símil futbolístico, ¿Abel significó y significa para ti lo que Cruyff para Guardiola? Es decir, esa persona a la que acudir en momentos de dudas, que la has tenido como referente y que ha contribuido en tu formación.
Pues hombre, está muy bien tirada. Creo que nuestra relación no era tanto de entrenador-jugador, sino de un futbolista veterano que coincide con uno más joven y le da el testigo. Pero sí, de Abel he aprendido mucho y he interiorizado muchas de las ideas en las que él creía. He intentado desarrollarlas a mi manera, cosa que también ha hecho Pep respecto a Johan. Abel ha sido una persona que siempre me ha apoyado, ayudado y retado, que es lo más importante. Los amigos a veces te tienen que ayudar y proteger, pero en otras ocasiones te tienen que retar para hacerte mejor. Es un símil muy bonito, pero evidentemente ni Abel ni yo le llegamos a la altura de los tobillos a Johan y a Pep.
Explicas que Ecos era un proyecto diferente, que buscaba comunicar de forma pausada, reflexiva y enriquecedora. ¿Hay algún proyecto en la actualidad que te recuerde al Ecos del Balón que te enamoró cuando eras más joven?
Honestamente, creo que no. Lo que hacíamos en Ecos no es exactamente lo mismo que se hace ahora. Nuestra mirada era más transgresora en ese momento. Hoy día hay cosas que han cambiado, ya que se ha abierto un poco el nicho y el análisis. También es cierto que, aunque no observo un proyecto de ese tipo, veo a mucha gente que continúa ese legado y que en su día hubiese formado parte de Ecos del Balón.
Tras tu salida de Ecos del Balón emprendiste un proyecto en solitario en YouTube: Diario de un periodista deportivo. Allí quisiste triunfar a tu manera: con tus análisis, con tu lenguaje, con tus valores e ideas y sin buscar el ‘clic’ fácil. ¿Recuerdas el momento en el que pensaste: «Ahora ya estoy triunfando en YouTube de la manera que quería»?
A mi modo y a mi manera no era negociable, así que me fuese bien o mal iba a ser de esa forma. No sé si hay un día concreto en YouTube donde lo pensase, pero un momento clave fue cuando presento por primera vez Mister Underdog. Ahí me doy cuenta de que voy a vivir de esto, que estoy cómodo, me gusta y que soy bueno en lo que hago. En YouTube quizás no lo tenía tan claro, pero es verdad que las cosas me fueron bien y pude tener un salario para poder avanzar en mi vida.
Con Mister Underdog me di cuenta que podría vivir de esto
Y luego, años más tarde de empezar en YouTube, llegó Mister Underdog. ¿Es el proyecto del que te sientes más orgulloso y que siempre habías soñado hacer?
Sí, yo creo que sí. No sé si es el programa que siempre había soñado hacer, pero sí el que en ese momento se ajustaba más a lo que me pedía la marca y a lo que yo entendía que había que hacer en un mundo que acaba de vivir una pandemia, con unas nuevas plataformas desarrollándose. Me siento muy orgulloso de lo que hicimos. Creamos una comunidad muy bonita y muy potente en poco tiempo. A mí también me sirvió de escaparate para alcanzar los medios de comunicación tradicionales que, aunque no era ningún objetivo, era un reto profesional que siempre había estado ahí. Para mí hay un antes y un después con Mister Underdog en todos los sentidos.
Mister Underdog fue tu gran catapulta para aterrizar en Radio Marca. ¿Cuál fue tu máxima preocupación en el cambio a los medios tradicionales?
He tenido que adaptarme y matizar algunas cosas. He tenido que pensar en cómo hacer que mi mismo mensaje llegue igual de bien a la gente de mi generación, la que me seguía en Internet, que a la gente de otras edades que ahora me escuchan en medios de comunicación tradicionales. Pero, honestamente, preocupaciones no tuve ninguna. Estaba convencido de que lo que hacíamos iba a funcionar en los medios de comunicación. Nunca he considerado que mi contenido sea exactamente de nicho o para cierta gente en Internet. Eso lo consideran otros periodistas, quizás más clásicos y conservadores, que siguen diciendo que yo hago un contenido solo para unas pocas personas. La realidad es que cada año que pasa me escucha más gente en la radio y me ve más gente en Internet.

Nahuel Miranda, Miguel Quintana y Adrián Blanco; presentadores de ‘La Pizarra de Quintana’ / IG: @migquintana
Tengo la sensación que una de tus obsesiones siempre ha sido rodearte de mucho talento complementario al tuyo en todas tus etapas profesionales. ¿Haber buscado siempre esos complementos a tu figura es un síntoma de que lo más importante en el fútbol es el colectivo, por encima de cualquier individualidad?
Es algo que defiendo. Yo he visto a grandes futbolistas fracasar sin un equipo que trabaje como mínimo lo mismo que ellos. Los grandes futbolistas tienen que marcar las diferencias, pero deben estar sujetados por un colectivo. Y en el periodismo es lo mismo. Yo puedo hacer muy bien una cosa, igual que Adrián, Nahuel, Darío o Alberto; pero la clave es el tipo de conversación que generamos y el tipo de relación que tenemos. Debemos lograr transmitirlo a través de las ondas en la radio o de los vídeos en YouTube. A mí eso me parece fundamental, porque además hay una cosa de la que estoy absolutamente convencido: el fútbol está para vivirlo en sociedad. Es decir, tenemos que vivirlo con amigos, familiares o compañeros de trabajo. En el momento en el que se pierda eso, el fútbol será una mierda de deporte. Es por eso que creo que los periodistas y comunicadores también tenemos que transmitirlo. Al final, nuestro objetivo es que la gente sienta que forma parte de nuestro grupo y que somos unos cuantos amigos hablando de fútbol. Ellos nos escuchan y nosotros hablamos, pero formamos parte de la misma comunidad.
A lo largo de tu carrera te has definido por tratar a todos los equipos de LaLiga por igual y con el mismo grado de conocimiento. ¿Sientes que ahí marcas la diferencia respecto a la gran mayoría de periodistas deportivos?
No sé si marco la diferencia, pero sí que es muy diferente. Es una de las cosas que más orgullo me hacen sentir, porque la gente de clubes no tan mediáticos como Barça, Madrid y Atleti también tienen derecho a que los medios nacionales tratemos su información, su actualidad, sus noticias y sus historias con cariño y conocimiento. Y muchas veces no se hace así. Se habla de los equipos como si fuesen simple atrezzo de los grandes. Eso me parece que está mal y es dar la espalda a un porcentaje de la población española muy amplia. Además, pienso que va en contra del periodismo, al menos el que yo defiendo. No hablo lo mismo de Las Palmas o el Alavés que del Madrid o del Barça, pero sí que hablo con el mismo conocimiento y con el mismo rigor, porque para eso durante tantos años he visto todos los partidos de LaLiga. Esta temporada, desde que soy padre, no puedo ver los 380, pero cuando acabe la temporada habré visto 350 o 360. Por lo tanto, tengo el suficiente conocimiento y bagaje para hablar de cualquier equipo de fútbol de la misma manera.
La gente de clubes no tan mediáticos como Barça, Madrid y Atleti también tienen derecho a que los medios tratemos su información con conocimiento
Nunca has desvelado de qué equipo eres. ¿Compensa dejar de lado la bonita sensación de ser de un equipo?
Pienso que decir de qué equipo soy es algo que solo le interesa a la gente que quiere categorizarme y verme o escucharme con prejuicios. Yo no quiero entrar en ese juego, por eso no lo digo. Lo que sí que me ha generado preguntas es el hecho que disfrutaría más de mi equipo si no trabajase de esa manera. Actuar así me quita pasión e irracionalidad, además de no permitirme ver el partido de la misma forma. Pero, en mi forma de hacer periodismo, yo no puedo ver los partidos como un aficionado, porque luego haré los análisis de un aficionado. Yo respeto absolutamente a todos los que lo hacen, pero me preocupa que se haya perdido toda vergüenza. Ya no es que seas de Barça, Madrid, Betis o Valencia; es que parece que lo estás demostrando cada minuto para mantener satisfecha a tu audiencia que quiere aficionados con un micrófono en vez de periodistas.
Cuentas que tu fichaje por Radio Marca generó algunas dudas en la profesión. ¿Te costó mucho quitarte la etiqueta de «youtuber» en el término peyorativo de la palabra?
No creo que me costara mucho porque la gente no es tonta. En cuanto me ven trabajar se les quitan las pocas dudas que puedan tener. Si las han seguido teniendo o si han tardado mucho tiempo en disiparlas, es problema suyo y de sus prejuicios. Sin embargo, yo siempre lo he dicho: nunca he sido un youtuber. He sido un periodista que ha estado en YouTube, igual que ahora estoy en la radio o en la televisión. También he escrito un libro, pero no por ello soy escritor, simplemente soy un periodista deportivo y me gustaba que el libro lo volviese a recordar. Soy un periodista deportivo que ha tenido que hacer camino por los márgenes de la profesión, pero que siempre ha sido periodista.
Nunca he sido un youtuber. He sido un periodista que ha estado en YouTube
Por último llega DAZN, donde aparte de presentar el post de cada jornada te has estrenado comentando los partidos de liga. ¿Es uno de los retos más apasionantes a los que te has enfrentado en tu carrera profesional?
Sí, porque es en directo y con protagonistas, aparte que la tele me parece más exigente que la radio. Es un reto muy bonito, emocionante y del que he aprendido mucho y tengo que seguir aprendiendo, porque con dos años no puedes interiorizarlo todo. Es un reto que el primer año me costó, pero que el segundo disfruté una barbaridad.

Miguel Quintana con el micrófono de DAZN / IG: @migquintana
Te he escuchado muchas veces comentar que hay una apuesta desmedida por los exfutbolistas en las transmisiones deportivas. ¿Es más importante saber comunicar que tener la experiencia de haber sido futbolista en el pasado?
Es difícil de responder, porque para mí lo más importante es saber comunicar. Y si sabes comunicar y encima eres exfutbolista, tienes una doble virtud. Dispones de ese conocimiento desde dentro y tienes una piel diferente porque has estado en un vestuario y has vivido esas situaciones. Incluso, puedes llegar a conocer a los protagonistas de forma personal. Pero sí que creo que hay muchos futbolistas que no son tan buenos comunicando y están muy presentes. Pienso que lo están por tener nombre y para que los grandes clubes tengan un representante. Luego está la cuestión que buscan hacer mucho ‘show’, pero los futbolistas en España no son como en Inglaterra. Aquí no se podría hacer el programa de Henry, Carragher y Micah Richards. También es cierto que, al mismo tiempo, los periodistas tenemos que estar a la altura. No basta con poner a uno que habla correctamente y sabe de lo que va a comentar, también debe ser bueno y marcar la diferencia.
Hay muchos exfutbolistas presentes en las transmisiones por tener nombre y para que los grandes clubes tengan un representante
Para acabar, cuentas en el libro que no sabes cuánto tiempo podrás estar en los medios de comunicación. Viendo que has mantenido tu vínculo con Internet siempre vivo, ¿vislumbras una vuelta a las redes en un futuro?
Ahora mismo considero que estoy en un paso intermedio, porque le estamos dando caña a YouTube pero el gran proyecto es la radio. Soy consciente que en algún momento me tocará marcharme por decisión propia o ajena. Cuando eso pase, me gustaría montar algún proyecto para tener más continuidad y poder hacer más cosas con compañeros de profesión y con amigos. Que muchas veces son lo mismo, por cierto. No depende solamente de mí, pero en un futuro cercano me gustaría volver a hacerlo.