A nadie le provocó sospecha alguna. Aquel joven de 29 años de Bilbao que había entrado al Cuerpo para cubrir vacantes en la Policía Municipal había pasado los filtros y no había por qué dudar de él. La oferta de plazas interinas que convocó el Ayuntamiento de Etxebarri (Bizkaia) debía solventar las necesidades acuciantes que las bajas y los periodos vacacionales habían generado aquel año 2019. Hacían falta 4 agentes y en la bolsa de candidatos de la Academia Vasca de Policía y Emergencias no había aspirantes por los que se optó por convocar una OPE propia.

A la prueba se presentaron siete aspirantes. J.B., como lo identificó la información del Grupo Vocento que destapó el caso, obtuvo buen resultado. Buena puntuación en el concurso oposición, buena puntuación por sus méritos formativos acreditados por un diploma y buena puntuación por sus conocimientos de euskera. Poco después comenzó a vestir el uniforme policial y a cubrir las primeras vacantes y sustituciones.

El desempeño de su trabajo como un policía más de la veintena de agentes que integran el cuerpo de este municipio de apenas 11.000 habitantes no levantó ninguna sospecha. El alcalde reconocía esta semana que lo ejerció de modo correcto, asumiendo las funciones propias de cualquier policía municipal; patrullar, poner multas, ayudar a los ciudadanos, regular el tráfico… Tareas en las que en muchos casos se portaba pistola.

En los primeros meses se ganó la confianza del Cuerpo. Es lo que le permitió ir enlazando un contrato con otro para seguir cubriendo bajas y sustituciones. Incluso llegó a ser elegido como delegado sindical. Estos días no pocos vecinos han mostrado su sorpresa. Aquel agente con el que tanto habían coincidido “era buen chaval” y en ningún caso imaginaban que pudiera haber falseado su pasado. Menos aún llegar a sortear todo el proceso y celo que debería requerir la selección de un agente policial.

«Algunas cosas no encajaban»

Todo comenzó a enturbiarse mucho después, transcurridos casi tres años. Su presunto engaño parecía ya superado y bajó la guardia. Fue cuando se comenzó a descubrir que “algunas cosas no encajaban en su currículum”, según reconoció el primer edil, Iker López. Fueron sus propios compañeros de comisaría los que empezaron a dudar. Aquel pasado del que fanfarroneaba como policía municipal en otro pueblo vizcaíno, Leioa, y que solía recordar resultó ser falso. En aquel ayuntamiento no le conocían, según le aseguró a uno de sus compañeros un policía de aquel municipio y después lo confirmó el propio Consistorio de Leioa: J.B jamás había ejercido allí como Policía Municipal.

Fue la alerta que llevó a dudar del resto. Si en su currículum había incluido un dato falso como ese, ¿qué más podría ser mentira? En el proceso de selección había presentado un diploma que acreditaba haber completado un curso de formación de 120 horas en la Academia de Policía de Arkaute, el principal centro de formación policial del País Vasco. En él se prepara a ertzainas y policías municipales, se les imparten cursos a petición de los ayuntamientos. La primera investigación llevada a cabo sobre el pasado de J.B. también desveló que jamás había pasado por Arkaute. Es lo que llevó a revisar con más detalle el diploma presentado. La conclusión fue que se trataba de una buena falsificación pero no perfecta. Pequeños detalles le delataban. Su calidad, su tipografía…

Era agosto de 2023. Aún pasaron ocho meses más hasta que el Ayuntamiento de Etxebarri decidió despedirle en abril de este año. El caso lo puso en manos de la Fiscalía y ya lo investiga la Justicia.

Formación laxa

En el Consistorio señalan que a ellos no les corresponde velar por la veracidad de la formación que dicen tener los candidatos de una OPE. Se escudan en que la ley no les obliga. Insisten en que en este caso tampoco han tenido “ningún problema con el desempeño de su trabajo”. Por el momento, el ‘falso policía’ ha recurrido ante la Justicia su despido.

En realidad, es el sistema el que facilita que casos así puedan producirse. Optar a una plaza de policía municipal interino apenas requiere formación. Ser español, mayor de edad, haber cursado el bachillerato o un curso equivalente, no tener antecedentes penales y superar una pruebas físicas o psicotécnicas bastan para pasar el primer filtro. Después, corresponde a los ayuntamientos determinar qué formación debe recibir un agente que va a ocupar de modo interino y provisional una de sus plazas de agente: “A veces les imparten un curso de tres o cuatro días y ya está, eso es todo para empezar a patrullar”, aseguran fuentes del sindicato Erne, uno de los principales sindicatos policiales del País Vasco.

Desde esta central aún no salen de su asombro. J.B. fue delegado del mismo pero también ellos desconocían que pudiera haber falsificado el documento que le acreditaba como policía formado: “Siempre hemos estado en contra de estos requisitos tan laxos para seleccionar agentes interinos. No puede ser, ser Policía es una cosa muy seria, no se puede patrullar con pistola después de una formación así”, recuerdan. En otros casos, los agentes de Policía deben superar cursos más detallados de entre 6 y nueve meses, que en la mayoría de los casos se realizan en la academia de Arkaute.        

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