El Real Mallorca cerró en Getafe una primera vuelta para enmarcar. Anclado en posiciones europeas, treinta puntos gracias a nueve victorias –cinco de ellas a domicilio– y tres victorias. Un panorama que nadie era capaz de imaginar en verano y que deja el 2025 como una gran oportunidad para dar continuidad a todo lo logrado en 2024 y ser ambicioso.
El principal culpable de ello es Jagoba Arrasate. El técnico vasco, sustituto de Javier Aguirre, ha sabido mantener la fortaleza que caracterizaba a la plantilla y, además, convencer al equipo de que tiene capacidad para ir a por los partidos y nunca dar por bueno un empate. El balón ha pasado de innecesario a protagonista y ha sido también gracias a que jugadores importantes han recuperado su mejor versión.
Morlanes, Darder o Larin, acompañados de los de siempre como Raíllo o Samu, y a los que se les ha sumado talento como el de Mojica o Robert Navarro, han conseguido que el nivel del equipo aumente y que se haya plantado en el ecuador de la competición con mucho por decir en la pelea por las posiciones europeas. Además, Arrasate ha conseguido, con sus rotaciones, mantener enchufados a todos los futbolistas de la plantilla –solo queda Cuéllar por debutar–.
El calendario no era el más sencillo. Los teóricos grandes debían visitar Son Moix y la mayor parte de las salidas eran ante rivales directos. De hecho, el debut era ante el Real Madrid en el inicio de Mbappé en LaLiga, con todo lo que ello conllevaba. El empate (1-1), tras empezar por detrás en el marcador, fue un buen punto de partida para lo que vendría.
La derrota frente a Osasuna (1-0) y el empate ante el Sevilla (0-0) hicieron dudar de si el nuevo proyecto iba a funcionar. De hecho, se pisó el descenso, algo que no ocurría desde hacía dos temporadas. Pero a ello le siguió el primer triunfo a domicilio y del curso ante el Leganés (0-1).
Tras una dolorosa derrota en la última jugada ante el Villarreal (1-2) jugando con uno menos, el Mallorca pisó el acelerador con tres triunfos consecutivos –Real Sociedad, Betis y Valladolid– dos de ellos lejos de Son Moix.
Y tras la euforia, llegaron partidos complicados que devolvieron la tranquilidad a la afición. Ante el Espanyol en Cornellà (2-1) la imagen del equipo fue muy mala, aunque el empate ante el Athletic (0-0) jugando prácticamente todo el partido con diez devolvió la sonrisa, que se esfumó la jornada siguiente en Vitoria frente al Alavés (1-0) y se agrandó con la derrota ante el Atlético (1-0). El buen momento del equipo parecía comenzar a frenarse, diluyendo el gran arranque y pintando Europa como un imposible. Pero el partido ante Las Palmas (2-3) supuso un nuevo cambio. Un partido loco, con un final de película, pero que valió tres puntos de oro que se mejoraron al derrotar al Valencia (2-1) en la siguiente jornada.
Fueron semanas de irregularidad. Dos victorias seguidas para luego encajar la mayor derrota desde el 2-6 frente al Granada ante el Barcelona (1-5) y caer con justicia en Balaídos (2-1). Dos malos resultados a los que de nuevo le siguieron la importante victoria frente al Girona (2-1) y la última en Getafe (0-1) para alcanzar los treinta puntos y disparar la ilusión entre el mallorquinismo, firmando la cuarta mejor puntuación de la historia a estas alturas, tan solo por detrás de la temporada 2009/10 (34), 1998/99 (32) y 2000/01 –todas ellas acabaron con el equipo en posiciones europeas.
El Mallorca, que no vive tranquilo en ningún choque –todas sus victorias han sido por la mínima– ha creado una identidad de juego propia. Con una apuesta clara de aprovechar el balón sin descuidar la defensa, los de Arrasate se han caracterizado por intentar dominar los partidos –sin sentirse incómodos al no poder hacerlo– y por plantar cara a cualquier equipo.
El juego por las bandas, a pesar de que Arrasate ha acabado empleando a interiores y no a extremos ha sido una de las grandes novedades, especialmente a través de los laterales, a los que se les ha exigido ser muy profundos para poder surtir de balones a los puntas. Las vacaciones de Navidad, hasta el día 30, servirán para celebrar lo conseguido y mentalizarse para un complicado enero que arrancará con la Copa del Rey y el sueño de conseguir la Supercopa de España.
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