Esme ha dejado a Kazim completamente sin palabras. En toda su vida, jamás la había visto como ahora: maquillada, elegantemente vestida, con tacones que realzan su figura y una gran seguridad en sí misma.

Preparada para la cena de Año Nuevo, Esme ha dado un paso hacia una versión más empoderada de sí misma, alejándose de la imagen sumisa y apagada que hasta ahora había mostrado.

Al verla, Kazim, acostumbrado a tratarla con desprecio y humillación, no ha podido ocultar su asombro. Su reacción lo ha traicionado por completo.

«¿Quién es esta señora?», ha preguntado, completamente desconcertado, como si no pudiera reconocer a la mujer que tiene frente a él.

Por primera vez en mucho tiempo, Kazim ha dejado de lado sus actitudes crueles y ha tenido unas palabras amables con su esposa: «Dios te bendiga».

Esme, acostumbrada a los desprecios de Kazim, ha conseguido con su actitud demostrar que puede brillar por sí misma, sin necesidad de la validación de nadie.


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