Pedro Sánchez, en la rueda de prensa tras reunión del último Consejo Ministros del año. / EFE

Pedro Sánchez se adelanta al discurso navideño de Felipe VI, otro pisotón dentro del duelo de altura en la cumbre estatal. A tono con las festividades en curso, el presidente del Gobierno se ha manifestado susurrando a los españoles. Baja la voz y eleva la vanidad, que sus rivales más encendidos engordarán a engreimiento. Los términos de «éxito económico», «mejora la vida de la gente de a pie» o «muy sobresaliente», plantean si habita el mismo país que sus compatriotas. Exagera los 21 millones de empleados que solo miden un aumento poblacional, sin detenerse en los millones de parados. Una alusión tangencial a la vivienda, ninguna a la imposible emancipación de los veinteañeros con empleo.

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