Si la esperanza de vida se ha incrementado de forma exponencial en las últimas décadas es en gran parte gracias a los fármacos. De hecho, tienen un 73% de culpa de que cada vez vivamos más (y mejor). La paradoja es que, al mismo tiempo que sanan al ser humano, están enfermando el medio ambiente de forma silenciosa. Los científicos que han mostrado preocupación por este mal ya han alertado de sus devastadoras consecuencias.

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