El bitcóin llega al cierre de año en precios nunca vistos, muy cerca de los 107.000 dólares y con una revalorización acumulada del 142%. «La principal criptodivisa ha ganado reconocimiento institucional, político y mediático, y esto ha empujado el precio desde los 43.000 dólares con los que inició el año», subraya Víctor Ronco, consultor y autor del libro ‘Criptomonedas: la revolución de los activos digitales’.
El 30 de diciembre entra en vigor el reglamento europeo MiCA que abre la puerta a los bancos tradicionales a este mercado: Banco Santander, BBVA, Caixabank, Openbank y Kutxabank ya han confirmado que permitirán a sus clientes operar con criptos el próximo año y se espera que otras entidades sigan el mismo camino. La iniciativa busca evitar riesgos asociados a la falta de regulación, como la vulnerabilidad a fraudes y la falta de transparencia en los servicios.
«Creemos que este marco global ayudará a mejorar la protección de los consumidores y la integridad del mercado, que son cruciales para el crecimiento a largo plazo y la adopción de los activos digitales. Lo vemos como una oportunidad para crear confianza y transparencia en el ecosistema de las criptomonedas», valora Javier García de la Torre, director de Binance en España y Portugal.
En Estados Unidos, la nueva Administración quiere convertir al país en el epicentro de los activos digitales a través de una regulación más laxa con el objetivo de incubar y desarrollar proyectos relacionados con esta industria. Donald Trump ha destituido a Gary Gensler, presidente del regulador bursátil (SEC, por sus siglas en inglés), conocido por su postura crítica hacia el sector y los criptoactivos y ha aupado a la SEC al empresario y presidente del lobby Token Alliance Paul Atkins. El que también fuera consejero de la SEC durante el mandato de George W. Bush estará acompañado del «zar cripto y de la inteligencia artificial», tal y como lo definió Trump, David Sacks, al frente de estas dos áreas fundamentales para el futuro de la competitividad estadounidense. Sacks es un inversor en capital riesgo, especializado en tecnológicas de Silicon Valley que llega con el aval del CEO de Tesla, Elon Musk.
Washington pretende consolidar el bitcóin como activo refugio con la creación de una reserva nacional de valor, como sucede con el oro. «De ejecutarse, significaría un aumento constante en la demanda sobre las unidades limitadas de la criptomoneda, ejerciendo una presión alcista sobre el precio», explica Ronco.
Los inversores en criptodivisas han aclamado al candidato republicano desde su victoria el pasado 5 de noviembre con una subida del bitcóin del 56%. ¿Más allá de la principal criptomoneda dónde ven valor los analistas? «El rumbo lo marcan monedas consolidadas en cuanto a tecnología y uso, como ethereum, BNB o Solana. Al mismo tiempo, este mundo se mueve por tendencias y este 2025 será el de la IA y tecnologías que permiten representar activos del mundo real en la blockchain. Tampoco se pueden descartar a memecoins como Pepe o Shiba Inu, que cuentan con un riesgo extremo pero han protagonizado revalorizaciones de más de un 10.000%», comenta Ronco.
Desde Binance destacan que, además, de un clima regulatorio favorable y la atracción de los inversores institucionales, como gestoras y bancos, el uso que se empieza a hacer de ellas como medios de pago. «Un informe de Visa muestra que los volúmenes de liquidación en el primer semestre del año llegaron a los 2,6 billones de dólares», sentencian.