Natividad mística, cuadro del autor renacentista Sandro Boticelli
Leer la columna de Ana Iris Simón en El País de este domingo, titulada Nuestro Dios anduvo en pañales, me ha despertado la ganas de escribir algo que llevo barruntando bastante tiempo. No me gusta lo de Felices Fiestas. No me gusta que arrebaten la pureza y la esencia de las cosas y las conviertan en objetos fríos y carentes de vida. No creo en Dios pero sí en la cultura popular y la tradición. Hay momentos en los que mi lógica se rinde y da por hecho que es imposible que el azar diseñe tanta belleza y otros en los que me niego a creer en un Dios tan cruel. Sin embargo, pase lo que pase, siempre felicito la Navidad. Es una lucha que emprendo cada vez que llegan estas fechas. Desde el día en el que empecé a respetar a los creyentes y a no negar la existencia de Dios, a cada ‘Felices Fiestas’ respondo ‘Feliz Navidad a ti también’.
Esto es otra maravilla de @anairissimon. pic.twitter.com/GUVeUaJmcQ
— Alvaro Lobo sj (@AlvaroLobosj) December 21, 2024
Al final, reivindicar la tradición tiene un punto revolucionario en una sociedad posmoderna. Quitarle el aspecto sagrado, misterioso y religioso a esta época del año es regalársela al sistema consumista. Arrebatarle el amor, es entregársela al capitalismo. Me resulta indiferente si Jesucristo nació hace 2025 años en Belén o si una señora de Nazaret se quedó embarazada por el Espíritu Santo. Lo que me importa es la imagen de esa cuadra y lo que simboliza. Lo que ha significado para el mundo. Un lugar sin lujos, sobrio. Un lugar repleto de amor por el nacimiento de un niño y el brillo de una familia. Sacar eso de la ecuación de estas fiestas es inhumano. El pesebre es un lugar acogedor y cuyo calor anhelamos sin necesidad de tener fe. Incluso desde el ateísmo es necesario reivindicar la Navidad. Aspiramos a la sensación de paz y refugio. No al oro. Hay un momento en la vida en el que te das cuenta de que lo único auténtico de la Navidad es lo que siempre consideraste falso.
Desde la ausencia de fe, Feliz Navidad.