Ayudar. En la antigüedad, cuando yo era pequeño, (no habían nacido ninguno de ustedes todavía) la Navidad era otra cosa. Esta época del año se tomaba como una exaltación de la bondad, casi siempre fundamentada en la caridad cristiana, que, al fin y al cabo, no era más que una manifestación de la bondad, aunque tuviera varias interpretaciones posibles (véase la película Plácido). Todo el que quería ser considerado buena persona debía cumplir varias condiciones, ejercitar distintas acciones que fuesen conocidas por la colectividad que lo/la rodeaba y estar siempre dispuesto a ayudar ‘al que lo ha de menester’ (qué bonita expresión, ¿les suena?).
A ser malos. En aquellos tiempos, cuando llegaban estas fechas, políticos y autoridades, curas y monjas nos exhortaban a ser buenos, y, si alguien, por ejemplo, había hecho, mediante amasado en casa y traslado en llandas al horno de la panadería, tortas o mantecados (era genial el aroma que se esparcía por las calles a canela, a matalahúva,..), a menudo le mandaba un plato con ‘un presente’ a la familia vecina que todavía tenía menos que ellos. Ahora tenemos que escuchar a un político exigiendo que seamos malos hasta el fondo, que no atendamos a los inmigrantes que nos llegan, que rechacemos a los niños que vienen solos en las pateras. Que ni caridad cristiana ni solidaridad ni nada. Da pena, el político, ¿verdad?
Dejemos lo viejo y lo desagradable. En la radio, escucho a un hombre contando lo que había escuchado él y todos los demás pasajeros que iban en el AVE Madrid-Alicante, cuando una mujer comenzó a hablar por teléfono en voz muy alta: «Oye, Manolo, soy Paqui… Tengo una cosa que decirte… ¡Estoy embarazada! … Y ahora, ¿se lo vas a decir a tu mujer?» Según contaba el de la radio, en ese momento la que hablaba se dio cuenta de que todo el vagón estaba pendiente de sus palabras, se levantó del asiento y se fue a seguir la conversación en el espacio entre coches).
El tiempo. El miércoles, a las 21 horas, había gente en las terrazas y ventanas de los bares de Murcia ciudad tomando una cerveza, exactamente igual que si estuviéramos en la más agradable primavera. Y la verdad es que se estaba a gusto porque no hacía nada de frío. El jueves se esperaban 26 grados en nuestra Región. ¿Estamos en diciembre?
Buscando secretario. Qué bien está la movida del PSRM para elegir nuevo secretario general. Unos entran y otros salen, unos vienen y otros van. Varios militantes demuestran tener ganas de meterse en el fregado que es ahora mismo este partido con necesidad de oxígeno por un tubo. ¿Quién se lo insuflará? Siento que la única mujer que se presentaba se haya retirado, porque a lo mejor lo que necesita este partido es a una buena y fuerte moza que coja a algunos, los ponga boca abajo, les baje los pantalones y les pegue unos cuantos azotes en el culo.
Exceso. Un hombre a un chico adolescente, en una tienda de ropa: «Otra sudadera, no, ¿eh? Que ya tienes mil».
Menú. Ya tenemos el menú de Nochebuena preparado: Aperitivos variados que incluyen varias especialidades típicas de nuestra familia y pollo relleno como plato principal. También habrá otras cosas y pasará lo de siempre, que los restos comienzan a salir y a entrar del frigorífico a la mesa los tres o cuatro días siguientes, hasta que alguien diga: «No saques más el pollo, que ya me da angustia de verlo». Entonces se envuelve debidamente y se congela, y allá por febrero, un día se saca, se descongela, se calienta y se pone a trocitos para el aperitivo. Y todo el mundo dice que está buenísimo.
Interesante. No sé si ya las escucharán ustedes, pero, si no lo hacen, hoy les voy a recomendar las tertulias del informativo de la mañana en Onda Regional. Les aseguro que se oyen análisis serios y que se hacen bien, con opiniones muy variadas y discusiones interesantes. Además, tienen otra virtud, y es que son cortas, de unos treinta y cinco minutos, así que ninguno de los tertulianos se enrolla demasiado. Están hábilmente dirigidas por el periodista Joaquín Azparren, que es perfectamente capaz de poner orden y concierto en una tertulia, casi siempre política, lo que es un gran mérito.
Demasiado autor. Buscando en las plataformas encontré una película que se llama Song to song, con una plantilla de actores realmente notable: Ryan Gosling, Rooney Mara, Michael Fassbender, Natalie Portman, Cate Blanchet… y dirigida por Terrence Malick. Aunque este director es un poco plasta, yo le reconozco que tiene personalidad, que en cuanto ves un minuto de película sabes que es suya porque cada imagen lleva su firma, y, a mí, El árbol de la vida me gustó. Pues bien, esta Song to song es tan ‘Malick’, que no pude llegar ni a la primera media hora. Una plasta total, oiga.
Es la moda. El joven de arriba, el de la tienda, al hombre que está con él: «Pero, papá, blanca no tengo ninguna y es la que se lleva ahora. ¡Venga, me la pido por Reyes!»
Felicidades. Les deseo a ustedes lo mejor, esta Navidad y siempre.
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