Ayudar. En la antigüedad, cuando yo era pequeño, (no habían nacido ninguno de ustedes todavía) la Navidad era otra cosa. Esta época del año se tomaba como una exaltación de la bondad, casi siempre fundamentada en la caridad cristiana, que, al fin y al cabo, no era más que una manifestación de la bondad, aunque tuviera varias interpretaciones posibles (véase la película Plácido). Todo el que quería ser considerado buena persona debía cumplir varias condiciones, ejercitar distintas acciones que fuesen conocidas por la colectividad que lo/la rodeaba y estar siempre dispuesto a ayudar ‘al que lo ha de menester’ (qué bonita expresión, ¿les suena?).

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