Buenas sensaciones, aunque muchas dudas, es lo que ha generado la decisión del Principado de dar un paso al frente y coger las riendas de la «humanización» de la avenida Príncipe de Asturias. Grupos políticos y vecinales aplauden que el gobierno autonómico no se haya «puesto de lado» y quiera dar una solución ágil a un problema que lleva años enquistado. Que la principal vía que separa la zona oeste necesita una intervención nadie lo duda, eso sí, insisten en que esta debe ir acompañada con la creación de los nuevos accesos a El Musel. «Ya no nos valen más brindis al sol. Queremos un calendario, un plan serio y un seguimiento de todo el proceso», exige Carlos Arias, presidente de La Calzada.
En su opinión, la propuesta regional debe verse como algo «positivo», que permitirá sacar uno de los principales viales de la ciudad de la situación de «tierra de nadie» en la que se encuentra actualmente. «No tiene ni el mantenimiento básico», critica Arias, al tiempo que insiste: «Tiene que haber una calendarización donde se establezca cómo se va a hacer y cuándo se van a retirar los vehículos pesados de la zona. Nosotros no somos técnicos para decir cómo debe de hacerse, pero es necesario una solución». En este sentido, recuerda que «Alejandro Calvo se comprometió a tener para noviembre su proyecto para desviar el tráfico del Musel por Aboño, pero ya estamos en diciembre y con las Navidades a la vuelta de la esquina y aún no se ha presentado».
Su homólogo en la asociación vecinal de El Natahoyo, Álvaro Tuero, es aún más exigente. Considera que para hacer la renovación de Príncipe de Asturias, antes es obligatorio dotar al puerto de unos accesos en condiciones: «Si quitamos una de las avenidas para hacer las obras de Príncipe de Asturias, lo único que vamos a conseguir son atascos kilométricos. Ahí no se puede hacer nada hasta que no esté el acceso al Musel». Tuero agrega que «hacer algo sí que se puede: asfaltarla, que da pena verla. Anunciaron que van a poner asfalto silencioso y resulta que es tan solo para 400 metros».
Tuero todavía recuerda el proceso por el cual el Ministerio se comprometió hace ya veinticinco años a convertir la avenida en un bulevar «con dos carriles por sentido, una arboleda en el medio y aceras más amplias». «Si lo hacen así, va a quedar guapísimo», apunta. Sobre este proyecto, encargado a la ingeniería Ineco, es sobre el que Calvo pretende trabajar en caso de hacerse caso de la actuación. La estimación del propio Calvo es que esta inversión pudiese rondar «los cinco o seis millones», que era el presupuesto que manejaba Transportes.
Por su parte, mientras que desde el gobierno local, integrado por Foro y PP, declinan hacer ninguna declaración por el momento sobre este asunto, la oposición recibe la propuesta como una «buena noticia» que permitirá «agilizar» la actuación, aunque, al igual que los vecinos, sin olvidarse de los accesos a El Musel.
Monchu García, secretario general del PSOE gijonés, avala la pretensión de su partido, porque «es la mejor oportunidad que van a tener los vecinos para ver mejorada su situación a corto plazo. Desde luego, si esperamos por Carmen Moriyón lo que tendríamos sería sin duda una nueva renuncia».
Los otros dos partidos de la izquierda también están a favor de que el Principado se haga cargo de la actuación, pero, al igual que los vecinos, con matices. Para Javier Suárez, de Izquierda Unida, «cualquier estrategia que permita acelerar la transformación de la avenida Príncipe de Asturias es positiva. Ahora bien, para humanizar esa vía es fundamental sacar el tráfico pesado y hacerlo cuanto antes; da igual la reforma que se haga si los camiones siguen circulando por La Calzada para acceder al puerto». Y lanza una pulla al Ministerio, al que le pide que deje de seguir «haciendo como si esto no fuera con él, tiene que asumir su responsabilidad y ejecutar unos accesos portuarios. Los gobiernos están para aportar soluciones, y hasta ahora el Gobierno de España no ha aportado ninguna».
Olaya Suárez, de Podemos, demanda un proyecto «valiente», que mire «al futuro para priorizar al peatón sobre el vehículo, y a la salud del vecindario sobre el tráfico». Además, espera que la actuación se extienda por toda la avenida, tal y como ellos proponían en su programa, «de forma que permita acabar con la segregación urbana entre el oeste y el sur de la ciudad».
Para Vox este cambio de cromos es «una medida atropellada que solo deja incertidumbres: humanizan Príncipe de Asturias, pero sin resolver el tráfico pesado; hay que resolver la rotonda del Empalme, pero tiene que hacerlo el Ministerio; quieren promocionar el tráfico ferroviario a través de Zalia, pero allí todo está por hacer». «Con los socialistas todo es improvisación y descoordinación mientras que el Ayuntamiento, que tanto prometió, asiste como ‘convidado de piedra’. Los vecinos deberán tener paciencia», lamenta la edil y diputada autonómica Sara Álvarez Rouco.
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