Dijo David Navarro que consultaría con Mikel Insausti, entrenador de porteros, cuál de los tres que componen la nómina de guardametas del primer equipo está en mejor forma para jugar. Será, pues, una decisión del cuerpo técnico más que una elección personal del relevo interino de Víctor en el banquillo. En todo caso, todo apunta a que, de nuevo, habrá cambio en la portería de un Real Zaragoza sometido a un incesante vaivén de inquilinos a lo largo de esta convulsa temporada.
De hecho, si se consuma el previsible cambio de guardián y Femenías vuelve al banquillo, será el tercer movimiento del curso después de que el balear perdiera el puesto por culpa de una lesión muscular sufrida en el estreno liguero en Cádiz (0-4), escenario del inicio de la redención de Poussin. Sin embargo, y a pesar de estar siendo de lo mejor del equipo, Víctor Fernández apostó por un cambio de portero entre las medidas a adoptar para frenar la incesante sangría defensiva y la acumulación de goles en contra, y, por tanto, buscar esa victoria que tanto se resistía. Tras más de tres meses como titular, Poussin devolvía el marco a Femenías tras la derrota, en la jornada 17, en casa frente al Albacete (0-1).
Pero, lejos de funcionar, el Zaragoza ha ido a peor. En las tres jornadas con Femenías de portero, el equipo aragonés no solo no ha logrado echar el candado a la puerta, sino que apenas ha sumado un punto tras el empate en Riazor (1-1) y las derrotas en Éibar (2-1) y la del pasado martes en La Romareda contra el Oviedo (2-3).
Ahora, todo indica que se avecina otro cambio para propiciar un nuevo retorno. El de Poussin o el que sería mucho más especial para el zaragocismo, que lleva siete meses sin ver a Cristian, el único de la plantilla aún sin minutos.