Los tres países bálticos miembros de la OTAN, Estonia, Letonia y Lituania, que limitan con Rusia y Bielorrusia, desarrollan a marchas forzadas sus industrias de defensa, desde la fabricación de material militar clásico como munición y vehículos blindados, hasta drones, componentes de alta tecnología y programas informáticos pensados para la nueva era de la guerra digital.

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