Gregorio ha conseguido un nuevo empleo tras el despido en el banco y después de asistir a una formación sobre cómo hay que tratar al cliente, cuál es la forma más eficaz de conseguir una venta y conocer a otros compañeros, ha tenido que ponerlo en práctica.
Pero parece que para Zaldívar no va a ser nada fácil. Con cada uno de los posibles compradores encuentra la forma de fastidiar la venta y siempre acaban yéndose.
“Lo que sí que le aconsejo es que cambie la cerradura por el tipo de persona que ronda por el barrio”, se aventura a decirle a una joven sin saber que el hombre negro que le acompaña es su marido. Además, la pifia con un señor al que le encantan los perros.
Gregorio vuelve a casa indignado con las opiniones que ha recibido tras su día de trabajo en ‘Hogarhouse’ y quiere que Goyito le enseñe a contestarles.
“Ya me puedo despedir del mejor trabajo que he tenido en meses”, se lamenta ante la atenta mirada de su hijo y Merlín, que le ofrecen una cara solución.