Mientras la población se agolpa en el entorno de las grandes ciudades o bien próxima a las principales vías de comunicación, el interior cada vez se vacía más hasta el punto de que en casi el 40 por ciento del territorio gallego ya no queda un alma. Son 11.776 kilómetros cuadrados que se podrían recorrer sin toparse con nadie. Se trata de un área equivalente a las provincias de Pontevedra y Ourense juntas. Y este territorio deshabitado se está extendiendo. En solo un año ha sumado 66 kilómetros cuadrados más en los que la población ha desaparecido totalmente.
Así lo constata el Instituto Galego de Estatística (IGE) que ha estudiado la distribución espacial de la población de Galicia cuadrícula a cuadrícula. «Esta información puede ser útil en la toma de decisiones relacionadas con la población que vive afectada por el riesgo de inundaciones, con el grado de accesibilidad de la población al centro de salud más próximo o con los escolares asignados a un centro educativo», según esgrime el IGE.
Y es que la prestación y el coste de los servicios está muy condicionado en Galicia por sus peculiaridades poblacionales y geográficas. Pero además la desaparición de vecinos de muchas áreas deriva en un abandono del territorio que, por ejemplo, eleva el riesgo de incendios forestales. Y ésta parece ser la tendencia: aquellas zonas donde hace un año quedaban pocos vecinos se convierten ahora en áreas completamente deshabitadas. En solo un año el porcentaje de territorio despoblado se ha elevado al 38,3 por ciento, 0,3 décimas más.
Aún así, Galicia siempre se caracterizó por la diseminación de sus núcleos, mucho mayor que en el resto de España. La prueba es que si el 61,7 por ciento del territorio gallego está habitado, en el resto de la península este porcentaje baja al 21,8 por ciento.
El problema es que cada vez más la población de Galicia se concentra en menos territorio. Así el 96,9 por ciento de los gallegos se agolpan en el 34 por ciento de la superficie, lo que, en palabras del IGE, supone «un alto grado de concentración de la población en el territorio».
¿Y dónde se concentran? Uno de los focos de atracción son las siete ciudades gallegas y sus entornos, pero también se aprecia una mayor densidad de población en las Rías Altas y Baixas y en algunos núcleos importantes del interior como Verín, O Barco de Valdeorras o Monforte.
Otro elemento que actúa como imán para captar población son las vías de comunicación. Así, el IGE destaca un mayor número de habitantes por kilómetro cuadrado en torno a la AP-9, la A-52 y la AP-53.
Pero además de esta mayor concentración de la población, al tiempo que aumentan las zonas deshabitadas, otro factor define el territorio gallego: su envejecimiento. La brecha entre mayores y jóvenes empieza a ser abismal. En casi la mitad de la comunidad autónoma la población mayor de 64 años ya es tres veces superior a la de menos de 20 años.
Los jóvenes escasean y se encuentran sobre todo en las siete grandes ciudades, a lo largo del eje atlántico y en el litoral de las Rías Baixas y Altas, con la excepción de A Costa da Morte.
En todo caso, en prácticamente toda Galicia (el 98,9 por ciento del territorio) los mayores superan en número a los jóvenes. Los gallegos de más de 65 años se encuentran dispersos sobre todo en el interior de las provincias de A Coruña, Lugo y Ourense.
Y pese a que Galicia está ahora ganando habitantes, eso no significa que rejuvenezca, pues los principales incrementos poblacionales se dan en el tramo de edad de 45 a 69 años. Según un informe del IGE sobre la población de Galicia en 2023, ese año perdió más de 6.200 niños de menos de 14 años. Por el contrario, en el grupo de 45 a 69 años sumó 14.000 personas más.
Suscríbete para seguir leyendo