«Ha sido una sorpresa, nos hemos enterado por los medios de comunicación». Así respondió ayer la concejala delegada de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza, Ruth Bravo, a la noticia avanzada por este diario sobre la «muerte» del Consejo de Juventud de la capital aragonesa (CJZ), una entidad que dependía financieramente del consistorio y a la que el PP ha ido recortando sus fondos desde el año 2021.
«Hemos intentado ponernos en contacto con ellos pero no lo hemos conseguido», dijo Bravo por la mañana. «Fíjese si ha sido una sorpresa que en el proyecto de presupuestos de 2025 –que todavía no se ha hecho público– contemplábamos una partida para el Consejo para 2025», afirmó la responsable de las políticas de juventud del ayuntamiento.
Esa partida para el año que viene se iba a dotar con 50.000 euros, la misma que se presupuestó en este 2024 y que supone una merma importante con respecto a los más de 220.000 euros que se aportaban al CJZ hasta el año 2020.
En 2021 se rebajó esa aportación hasta los 125.000 euros y ya el año pasado, el consistorio exigió –porque así lo manda la ley de subvenciones, argumentó Bravo– que el Consejo aportara el 20% de sus costes de funcionamiento.
Esto hizo que el CJZ tuviera que buscar vías de financiación alternativas, puesto que el Consejo no tenía otra vía de ingresos que los presupuestos municipales, ya que no cobraba a las entidades por prestar sus servicios.
Recortes de fondos
A finales de 2023, el Consejo despidió a cuatro de sus cinco trabajadores y ya de cara al 2024, el ayuntamiento redujo su aportación hasta los 50.000 euros. Según argumenta el Gobierno municipal, esta cantidad se pactó con el secretariado del CJZ atendiendo a esa norma del 80% de subvención y 20% de fondos propios puesto que esta entidad no podía conseguir más de 10.000 euros a través de otras vías de financiación.
Sin embargo, desde el Consejo opinan que el ayuntamiento jugaba con las cartas marcadas y que ya tenían decidida esa nueva disminución de los fondos. El abaratamiento de sus proyectos al haber despedido a cuatro de sus cinco trabajadores les sirvió de «excusa».
Los cuatro despidos derivaron en indemnizaciones a las que el Consejo no va a poder hacer frente, motivo por el cual han decidido no seguir prestando sus servicios a partir del año que viene. Uno de esos servicios era el centro de préstamo, un proyecto que el ayuntamiento anunció que asumiría, lo que finalmente no ocurrió. «No ha ocurrido porque el Consejo decidió seguir gestionándolo», argumentó Ruth Bravo.