Sebastián O.A., el joven de 20 años detenido por matar a pedradas el pasado viernes a su novio, Federico B.S., de 33, en el Torrent de Coanegra a su paso por es Pont d’Inca, llegó a dar tres versiones distintas sobre el crimen. En su primera declaración como testigo ante la Guardia Civil, el sábado, dijo que había dejado en el lugar a Federico porque este había quedado con otra persona por un negocio de drogas. Ese mismo día le confesó a su exnovia que le había matado golpeándole con una piedra porque Federico le había amenazado con hacerle daño a ella. Posteriormente, tras ser detenido, admitió de forma espontánea a los guardias civiles que le dio muerte porque le sometía a continuas agresiones, violaciones y torturas. «Era un monstruo», dijo. Por otro lado, los investigadores han descubierto que el sábado, al día siguiente del crimen, el joven estuvo de fiesta, bebiendo y bailando, hasta las seis de la madrugada.
La exhaustiva investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil, plasmada en un informe entregado el miércoles al juzgado de Palma, recoge numerosas evidencias contra Sebastián A.O., que ha ingresado en prisión preventiva.
El atestado incluye una primera declaración del joven, tomada el pasado sábado por la tarde, apenas unas horas después de que apareciera el cadáver en el cauce del torrente, con evidentes señales de violencia. El joven explicó en esta comparecencia que llevaban dos meses siendo novios y que habían formalizado su compromiso. Se habían intercambiado unas alianzas y habían pasado una semana en un hotel de Can Picafort de «luna de miel», según dijo.
Tras volver a Palma el viernes, se dirigieron al Pont d’Inca. Sebastián manifestó que Federico estaba nervioso, porque había quedado con otro hombre por un negocio de drogas. Sebastián no quiso acompañarle y Federico se enfadó con él. Añadió que se separaron, que él volvió solo a Palma y ya no volvió a verle.
Esa misma tarde, Sebastián se vio con su antigua novia, una chica de 17 años. Cuando la joven fue citada para prestar declaración ante la Guardia Civil el domingo, admitió que Sebastián le había confesado que había matado a Federico golpeándole con una piedra, y que lo hizo porque le había amenazado con hacerle daño a ella. La chica le aconsejó que se entregara y él le respondió que primero quería asimilarlo todo, ya que «igualmente le iban a pillar». Quedaron con unos amigos y se fueron a una discoteca del polígono de Son Castelló, en Palma, donde estuvieron bebiendo y bailando hasta las seis de la madrugada.
Tras la declaración de la joven, la Guardia Civil arrestó de inmediato a Sebastián como presunto autor de un delito de homicidio. El hecho de que la chica supiera que le había golpeado con una piedra resultó un detalle crucial, ya que en ese momento todavía no había trascendido que la víctima había fallecido a pedradas. La Guardia Civil, sin embargo, había encontrado la piedra durante su inspección ocular en la escena del crimen el mismo viernes.
En el momento de su detención Sebastián se dirigió a dos guardias civiles y, de forma espontánea, les pidió perdón por haberles mentido en su primera declaración. Admitió entonces que había golpeado a Federico con una piedra por las «continuas agresiones, violaciones y torturas» que le infligía. Y llegó a referirse a la víctima como un «monstruo». Luego añadió que se había desecho de la ropa que llevaba en el momento del crimen quemándolas en la chimenea de una amiga. Los agentes realizaron una inspección en esta investigadora, pero no detectaron ningún resto compatible con las prendas que describió el detenido.
Otras pesquisas, como la revisión de diversas grabaciones de cámaras de seguridad de la zona, permitieron a los investigadores confirmar que el detenido y la víctima llegaron juntos al Pont d’Inca en tren poco antes de las cinco de la tarde del viernes. Sebastián no usó su tarjeta de transportes, sino que saltó el acceso, lo que hace sospechar a los guardias que intentaba que no quedara constancia de que había estado allí. Sebastián regresó solo a Palma en el tren de las 17:35. Había pasado menos de una hora. Fue en ese lapso en el que, según la Guardia Civil, cometió el crimen.