El verano tiene muy mala fama porque provoca muchas alteraciones en la piel de los más pequeños a causa del sudor. Pero el invierno tampoco es una buena época para los niños que sufren dermatitis atópica.
Y es que el frio es uno de los factores que más influyen en la aparición de brotes en niños como explica la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). La bajada del termómetro aumenta la deshidratación de la piel.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica y recurrente, benigna y no contagiosa, pero molesta. Es la más frecuente entre los niños, con una prevalencia de entre el 15% y el 30% en la población infantil, según datos de la SEICAP.
Además, los especialistas subrayan que «un 60% de los casos son diagnosticados antes del año y en torno al 85% debutan antes de los 5 años de vida».
Cuando la piel sufre esta patología lo que ocurre es que no puede cumplir en condiciones su papel como barrera protectora. La dermatitis atópica provoca un mal funcionamiento de la barrera protectora de la piel.
Recomendaciones frente al frío
Así que, con las temperaturas frías propias de estas fechas, probablemente el picor, la piel seca, la inflamación, el enrojecimiento y la descamación de la piel del niño estará trayendo de cabeza a muchas familias.
Por eso, los especialistas de la SEICAP facilitan una serie de recomendaciones para tratar de evitar los brotes de dermatitis que son tan molestos para los niños y bebes.
- Las temperaturas extremas y los cambios bruscos del frio al calor son comunes en esta época del año, y alteran la piel. Por eso, los alergólogos pediátricos recomiendan evitar estos contrastes. «La temperatura ambiente idónea está entre 20-22 grados», advierten.
- En plena pandemia de coronavirus la ventilación es fundamental. Pues bien, esta práctica preventiva es muy beneficiosa para los niños con dermatitis atópica. «La calefacción reseca el entorno, y los ambientes secos deshidratan la piel, aumentan el picor, la hidratación y el riesgo de infección», subrayan desde la SEICAP.
- Para garantizar que el ambiente tiene una humedad de al menos el 30%, además de ventilar, es conveniente colocar recipientes con agua cerca de los radiadores. También se pude echar mano de humidificadores.
- A la hora de salir a la calle, lo mejor es proteger la piel con guantes, bufandas y ropa de fibras naturales.
- Hidratación de la piel, con cremas hidratantes y emoliente. Pero también hay que hidratarla por dentro, así que el niño debe beber unos 2 litros diarios de agua.
- Como hace frío, usaremos ropa de lana. Pero cuidado con ella, porque, aunque calienta, «a los atópicos les provoca picor e inflamación en la piel», advierten desde la SEICAP. Lo mejor son las prendas de algodón o tejidos naturales.
- Aunque sea invierno, los niños no paran de moverse y si les abrigamos mucho sudarán, lo que «irrita la piel y puede desencadenar un brote de lesiones eccematosas». Así que hay que evitar que suden.
- A la hora de la higiene, los especialistas recomiendan las duchas breves (5 minutos) y con agua tibia. «Los largos baños de agua caliente pueden dañar la piel atópica, por ello la temperatura del agua no debe superar los 34 grados».
- Mejor utilizar geles y jabones «de avena o con pH ácido y no emplear esponjas ni frotar la piel».
- Protegerlos del sol, aunque haga frio y los días sean más cortos. Lo recomendable es usar productos de protección específicos para pieles sensibles.