El Barça cerró el año 2024 -con todos los respetos para el Tenerife, al que se medirán el sábado en Copa- con una nueva exhibición de fútbol en un escenario de nivel. Era la Champions, ante el Manchester City y se jugaba en Montjuïc. No había mejor panorama para demostrar que el Barça sigue sin rival, en España y en Europa, y las azulgrana volvieron a sacar su mejor versión para asfixiar a un rival al que le costó dar dos pases seguidos. El fútbol tiene muy poca memoria y ahora, como se dice en catalán, parece que todo son ‘flors i violes’ (lo que sería en castellano ‘todo es de color de rosa’), pero hace no mucho el nuevo entrenador, Pere Romeu, fue señalado por una serie de partidos en los que el equipo no se mostró todo lo efectivo delante y lo sólido atrás en comparación a lo que viene acostumbrado a su hinchada. Y era cierto. Y eran razonables las dudas, porque la derrota 2-0 ante un City en Manchester que fue muy superior no se la inventó nadie. Ni el tímido triunfo por 0-1 en Sevilla, ni las primeras partes con derrota ante Madrid CFF o Espanyol, este último en casa. Ni la falta de fluidez en el juego. Nadie lo soñó. Ocurrió y surgieron los análisis, que no críticas. La línea que separa el uno del otro suele colocarse erróneamente a gusto del consumidor.
Igual que por aquel entonces se puso el foco en el entrenador, ahora toca señalarle como el responsable del triunfo y la exhibición ante el Manchester City. Por varios motivos. Porque siendo la primera vez que tenía a toda la plantilla disponible, la papeleta de elegir a once que salieran de inicio era más bien un marrón. Porque no le tembló el pulso en dejar en el banquillo a dos tótems como Graham y Alexia que querían jugar sí o sí a pesar de llegar con molestias la noruega o de haber recibido el alta ese mismo día la capitana. Porque fue coherente colocando como titular a Walsh, la pivote más en forma en la actualidad tras ‘sacrificarla’ en el Clásico liguero. Porque vio que Brugts está con la flechita hacia arriba y Rolfö aún le falta rodaje tras la lesión. Porque la gestión con Salma le ha permitido tenerla para un día importante. Por todo ello vimos un equipo capaz de hacer una presión muy alta, con un peligro abrumador por las bandas obra de Salma y Brugts, con Walsh ejerciendo ese papel muchas veces invisible pero imprescindible, con una Pajor extra motivada y con la dupla Aitana–Patri haciéndose grandes en la zona de tres cuartos. Pero es que también vimos, de nuevo, la mejor versión de una Claudia Pina, que está como está porque el entrenador se ha encargado de que se sienta importante y ella responde día sí día también. Tanto, que Ona, Paredes y Mapi León, y por ende Cata, se limitaron a cumplir con su acometido sin apenas sobresaltos. El Barça ha cogido ya la velocidad de crucero y todo apunta, viendo los años anteriores, que la curva va a ser exponencialmente ascendente. Pero hará bien Pere Romeu de no relajarse. No lo parece porque ya en el mismo vestuario, tras vencer al City, les habló a las jugadoras de la importancia del partido de Copa en Tenerife. Sea como fuere, el nuevo técnico azulgrana ya tiene en su haber su primera muesca en la culata. A Pere lo que es de Pere.