Bahar, al entrar a la habitación de Ziyan, se ha
llevado una alegría al escuchar sus palabras: se siente agradecido con ella.
“Aún me queda mucho por vivir, y todo eso es gracias a ti”, le ha dicho.
Aunque por un momento ha sentido un alivio al saber que
su esfuerzo no ha pasado desapercibido, esa sensación ha durado poco. En cuanto
Ziyan ha terminado de hablar, la realidad se ha impuesto. «He metido la
pata y voy a renunciar. Soy una incompetente, todos lo saben», ha
confesado, sin poder contener las lágrimas.
El señor Ziyan, al ver su tristeza, le ha pedido que se
sentara y le ha hecho una pregunta sin rodeos: “¿Ese cirujano es tu marido?”.
Bahar, con la cabeza baja, ha confirmado lo que el hombre ya sospechaba, y
Ziyan no ha dudado en decirle que se nota que Timur intenta intimidarla y que
no la apoya.
Luego, el hombre le ha dado un consejo desde el
corazón, recordándole que una persona no puede cargar con tanto peso. Bahar le
ha respondido que muchas mujeres logran hacer malabares con todas las
responsabilidades, pero ella no se veía capaz de seguir adelante con todo.
“Cuando estaba en casa no pensaba en mi futuro, y cuando quise volver a
trabajar, no he sabido cómo compaginar las dos cosas”.
Para Ziyan, la solución es más que evidente: “Escoge el
bando más fuerte. Si tu marido no te respalda, o lo dejas a él o dejas el
trabajo. Si no, tu familia se desmoronará, y tampoco conseguirás tus
objetivos”. Bahar ha recibido el consejo con cariño. ¿Debería poner su familia
por encima de su carrera otra vez, o luchar por sus sueños a pesar de la falta
de apoyo?