Federico B.S., el hombre de 33 años que fue asesinado a golpes con una piedra el pasado viernes en el Torrent de Coanegra a su paso por el Pont d’Inca , en Marratxí, fue atacado por sorpresa y no tuvo oportunidad de defenderse, según se desprende del informe forense. El cadáver no tenía las lesiones en los brazos que se producen cuando se intenta repeler una agresión. Todos los golpes -media docena- estaban concentrados en la cara y la cabeza, donde sufrió varias fracturas. Fuentes de la familia de la víctima explican que Federico estaba «amedrentado» por su novio, Sebastián O.A., venezolano de 31 años, que ha sido detenido por el crimen y hoy pasará a disposición judicial.
La autopsia realizada al cadáver de Federico B.S., que apareció el sábado por la mañana en el cauce del Torrent de Coanegra a su paso por el Pont d’Inca, no ha encontrado en el cuerpo ningún indicio de que intentara defenderse. En un caso así son habituales lesiones en los brazos, que se producen cuando una personas trata de protegerse de los golpes. En su caso todos los impactos, hasta media docena, estaban concentrados en la cara y el cráneo, donde sufrió varias fracturas que le ocasionaron la muerte. Este es un indicio de que la víctima fue atacada por sorpresa y posiblemente quedo inconsciente o muerto a partir del primer golpe. De confirmarse podría variar la acusación, de homicidio a asesinato, lo que conllevaría una pena de prisión más elevada.
El detenido como presunto autor del crimen, el venezolano Sebastián O.A., de 31 años, era la pareja de la víctima desde hace menos de dos meses. Algunos de los familiares de Federico explicaron ayer que los dos jóvenes mantenían una relación muy turbulenta, en la que alternaban muestras de cariño con frecuentes discusiones.
«Sebastián era muy violento, y se enfadaba mucho con Federico por asuntos de dinero y por celos», relata un familiar. «Federico cobraba el paro, era el único de los dos que tenía unos ingresos. Sebastián vivía de él y siempre le estaba exigiendo más dinero. Lo tenía coaccionado y amedrentado».
La pareja se había conocido hace menos de dos meses a través de una aplicación de citas, y la primera vez que quedaron fue en un parque del Pont d’Inca, muy cerca del torrente donde apareció el cadáver. Los padres de Sebastián viven en la zona, y el joven iba de vez en cuando a la casa a cambiarse o cargar el móvil. Mientras Federico le solía esperar en el parque.
Los dos jóvenes llevaban una vida muy precaria. Ninguno trabajaban y se habían instalado en una chabola en el recinto de la antigua prisión de Palma. Cuando tenían dinero se iban a algún hotel.
«Solían discutir mucho por dinero», explica los allegados de la víctima. «Sebastián le llegó a pedir dinero a la madre de Federico y a algún otro familiar. Federico vivía coaccionado, pero no le dejaba porque al mismo tiempo estaba muy enamorado. Cuando estaban bien se les veía muy cariñosos, cogidos de la mano, pero Sebastián tenía cambios de humor muy raros y de repente se ponía agresivo».
Los familiares cuentan también que desde que empezó a salir con Sebastián, Federico se había alejado de su familia. «Era muy bueno, lo daba todo por su familia, pero cuando conoció a Sebastián cambió mucho».