Será Rafael Louzán o será Salvador Gomar. Uno de estos dos presidentes de federaciones autonómicas, la gallega y la valenciana, respectivamente, se convertirá este lunes en presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para los próximos cuatro años. La asamblea del organismo que rige el fútbol español lo decidirá este lunes, a partir de las 12.00 horas. 141 votos de jugadores, entrenadores, árbitros, clubes y federaciones territoriales para cerrar definitivamente (o no) la crisis abierta en agosto de 2023 por el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso que tantas cosas desencadenó.
Hay, sobre el papel, un tercer candidato, el presidente extremeño Sergio Merchán, pero sus opciones son nulas. Merchán fue el plan b que Louzán y sus afines presentaron por si la candidatura del gallego decaía antes de las elecciones, debido a la inhabilitación para ocupar un cargo público que pesa sobre él, por prevaricación cuando ocupaba la presidencia de la Diputación de Pontevedra y que está pendiente de revisión por parte del Tribunal Supremo, decisión que se tomará en febrero. Merchán ni siquiera ha presentado un proyecto o habla con los medios, en su condición de candidato de paja.
El Gobierno, a la espera del resultado
El Gobierno tenía previsto llevar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) la candidatura de Louzán, en busca de su anulación. Sin embargo, para hacerlo necesitaba una denuncia de un tercero que no llegó. Porque contaban en el CSD con que Miguel Galán, tradicional azote federativo, les haría ese trabajo sucio y lo que ha terminado ocurriendo es que Louzán ha alcanzado un acuerdo con él, atendiendo sus históricas demandas relativas a la validación de licencias de los entrenadores formados en escuelas privadas como la suya, fuera del paraguas federativo y gubernamental.
El Gobierno mantiene, siempre en privado y a través de filtraciones, nunca en público, que le denunciará ante el TAD si este lunes alcanza la presidencia, tratando de forzar su caída y, sobre todo, el potencial bochorno de que en febrero la RFEF se vuelva a quedar sin presidente en caso de que la inhabilitación de Louzán acabe siendo firme, lo que llevaría a la Federación a unas nuevas elecciones. En este sentido, los estatutos federativos recogen que un inhabilitado para cargo público no puede asumir un cargo (el que sea, no solo el de presidente) en la RFEF y Louzán lo está, al menos mientras el Supremo no diga lo contrario.
Louzán es el máximo favorito
Es esta una posibilidad muy real que ni parece inquietar al propio Louzán ni tampoco a quienes le han apoyado. Y estos, a expensas de lo que hoy digan las urnas, componen la mayoría de la asamblea. La presentación de avales evidenció el favoritismo de gallego: presentó 51 avales a los que hay que sumar los 23 de Merchán, mientras que Gomar se quedó en 26. Es decir, a Louzán, sobre el papel, le han apoyado 74 asambleístas, mayoría de absoluta de los 141 que votan hoy.
Rafael Louzán, candidato a la presidencia de la Federación Española de Fútbol (RFEF) en las elecciones del próximo día 16, presenta este viernes en Madrid su programa «Unidos por el fútbol» / EFE
En el recuerdo, no obstante, está lo que ocurrió hace más de cuatro años, cuando Juan Luis Larrea, entonces presidente de la territorial guipuzcoana, vapuleó a Luis Rubiales… pero el andaluz fue quien acabó de presidente. Claro que aquella vez todo formó parte de una estrategia, con Rubiales presentando muchos menos avales de los que tenía para provocar la relajación de su oponente, maniobra que le acabó funcionando. Ahora, en cambio, Gomar ha presentado todos los apoyos que tenía, porque apenas le sobraba alguno.
El papel de AFE y los jugadores
Louzán, de hecho, ha presumido de «más de 100 votos» garantizados para la asamblea de este lunes. Los sufragios de los jugadores, controlados en buena medida por el sindicato AFE, podrían ser determinantes, toda vez que el gallego tiene atados los de la mayoría de clubes profesionales y árbitros. Las federaciones autonómicas están divididas, pero también se decantan mayoritariamente a favor de él… al menos hasta que se diga lo contrario. En este tipo de elecciones, como demuestra el histórico, las traiciones de última hora son moneda de cambio recurrente.
Salvador Gomar no parte como favorito de las elecciones a presidir la RFEF. / EFE
¿Y qué proyecto defienden cada uno de ellos? A grandes rasgos, ideas similares. Ambos confían en Luis de la Fuente y Montse Tomé como seleccionadores, tienen claro que el Mundial 2030 es el gran proyecto de los próximos años y miran con recelo a la Supercopa en Arabia Saudí, pero asumiendo que hay un contrato en vigor hasta 2029. La de la RFEF nunca ha sido una lucha de proyectos, solo de poder y de dinero. Y gane quien gane este lunes, no parece que vaya a ser distinto a partir de ahora.
