La calima del Sahara es noticia todos los años por teñir los cielos con pintorescos tonos anaranjados, resultado del polvo arrastrado por el viento desde el sur. Esto tiene implicaciones para las infraestructuras (por ejemplo, reduce la producción de energía solar), así como para la salud humana (provoca problemas respiratorios). Pero este polvo también arrastra consigo elementos radiactivos que se depositan en el suelo de España y otros países europeos, según un trabajo que acaba de publicar un grupo de científicos.

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