Una mujer albanesa de 34 años encarcelada desde junio de 2022 como autora del asesinato de un hijo de 2 años en Bigastro ha confesado este lunes por vez primera la autoría del crimen. La acusada, que alegó en su día que su hijo Daniel sufrió un golpe accidental en la cabeza mientras jugaba con su hermano gemelo en la vivienda de Bigastro donde residían, ha declarado en el juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia en Elche que, en la época de los hechos, consumía sustancias estupefacientes.
Su abogado defensor, José Luis Sánchez Calvo, ha presentado al inicio de la sesión un informe pericial sobre la dependencia de la procesada a las drogas, estudio que será analizado este martes en la segunda sesión del juicio. A pesar de la gravedad de los hechos, el letrado ha advertido a los miembros del jurado que, sin exculpar por completo a la acusada, su clienta «no es una madre malvada, sino que era una mujer atrapada en la dependencia de las drogas» y no era consciente de sus actos. «Ella está destrozada», ha añadido el abogado en su alegato inicial.
La procesada se enfrenta a una petición inicial de la Fiscalía de prisión permanente revisable por el asesinato de uno de sus hijos gemelos de 2 años y otros 33 años de cárcel por un delito de maltrato habitual y seis de lesiones a ambos pequeños. No obstante, esta petición puede variar en la fase final del juicio, ya que la fiscal ha precisado, antes de la declaración de la acusada, que la confesión de los hechos podría atenuar la solicitud de condena.
Confiesa el estrangulamiento de su hijo
La madre del pequeño Daniel, que ha ocultado su rostro en el juicio ante los medios de comunicación, ha confesado todos los hechos objeto de acusación por parte de la Fiscalía, pero lo ha hecho mayoritariamente con monosílabos para confirmar que maltrató en reiteradas ocasiones a sus gemelos, nacidos en febrero de 2020, y que a uno de ellos lo estranguló la noche del 11 de junio de 2022 apretándole el cuello con sus propias manos hasta que murió.
A preguntas de la Fiscalía, la acusada ha reconocido que en numerosas ocasiones usaba la violencia física sobre sus hijos, golpeándolos «con diversos objetos sobre la cabeza, tronco y extremidades y zarandeándolos con fuerza». Tras el asesinato de Daniel se descubrió que antes del 22 de abril de 2022 ya le ocasionó a Daniel cuatro fracturas, así como hematomas y excoriaciones. Al gemelo del pequeño fallecido también le golpeaba con frecuencia e igualmente le provocó varias fracturas y múltiples lesiones por todo el cuerpo.
Para dichas lesiones era necesario un tratamiento médico que, sin embargo, no recibieron los niños. Según el Ministerio Público, al hermano del fallecido le quedaron como secuelas la «dificultad para la movilización del brazo derecho y aducción a nivel de hombro derecho».
El día del crimen la acusada regreso del parque con sus hijos a las nueve de la noche, les dio de cenar y tras acostar a uno de los gemelos cogió del cuello al otro hijo y lo estranguló con sus manos, según ha admitido la acusada entre sollozos. La procesada ha añadido que llamó a continuación a la abuela de Daniel y desconoce si cuando llegó el SAMU ya estaba muerto Daniel.
La procesada ha explicado que ese día había consumido tres rayas de cocaína y a preguntas de la defensa ha señalado que a los 20 años empezó a consumir cocaína y en alguna ocasión heroína.
Tras la declaración de la acusada han comparecido en el juicio dos guardias civiles que han confirmado las sospechas que les causó la versión inicial de la madre, quien les aseguró que su hijo Daniel se golpeó en la cabeza al salir de debajo de una mesa donde jugaba con su hermano y fue entonces cuando comenzó a sentirse mal. Los agentes vieron que el cuerpo del menor presentaba moratones por varias zonas y su hermano, que estaba durmiendo, también tenía cardenales y otras lesiones que se descubrieron con posterioridad.
Los guardias civiles han indicado que en el registro de la casa encontraron en la basura una cuchara de madera que tenía restos de sangre y que presumiblemente era la que usaba para golpear a los gemelos, según desveló en su día una hermana de 8 años que no residía en la misma casa, solo ocasionalmente. Los investigadores también hallaron numerosos botes de un producto que se usa para curar los golpes. Un policía local de Bigastro confirmó también que el niño tenía moratones por todo el cuerpo y que la madre le dijo que «era muy travieso».