Ahora que terminamos, poco a poco el año, y que estamos en unas fechas tan señaladas, son momentos en los que cuadramos nuestras agendas para poder ver a nuestros amigos y seres queridos. Hacemos, por qué no decirlo, auténticos encajes de bolillos.
Y es que, sin duda, intentamos hacer un hueco en nuestro calendario para juntarnos con amigos y compañeros de trabajo. Sí, durante estas semanas verás, y mucho, cómo se intensifican las cenas de amigos y las de empresa.
Por eso, suerte si quieres acudir a un bar o restaurante, incluso aunque tengas confianza, sin una reserva de por medio. Estas semanas, prácticamente todos los locales, están a reventar y no cabe ni un alfiler.
Esperamos, dicho sea de paso, que hayas reservado con bastante antelación porque, de lo contrario, será difícil que te acojan en un restaurante. A no ser, por supuesto, que una de esas reservas se hayan cancelado.
Y esto es lo que ha pasado en un restaurante de Gandía, donde un grupo grande de gente decidió hacer una reserva para 27 personas. El restaurante en concreto pedía, por ser estas fechas y por su propia política, una fianza de 30 euros que sería devuelta una vez finalizase la cena.
Por parte de estos clientes las condiciones se aceptaron pero, cuando quisieron modificarla, empezaron los problemas.
Las amenazas por no devolverle la fianza
El cliente que había efectuado la reserva para 27 personas escribió al restaurante para modificar la reserva. Y es que comentaba que era posible que dos personas más se unieran al plan. Además, pedía que les cambiaran la reserva a la terraza.
El restaurante aceptó, excepto lo de pasarla a la terraza por el frío, y al día siguiente, este cliente volvió a querer modificar esa reserva. “Al final seremos 38 personas” pero, al no poder cambiarla para tanta gente, los clientes cancelaron la reserva.
“Al final nada, por si nos podías devolver los 30 euros” le decían. Sin embargo, el restaurante comentó que no se la devolverían porque habían perdido muchos clientes por su culpa y que las fianzas se pactaban por este tipo de problemas.
Algo que cabreó a los clientes que los llamaron “estafadores” por haber dicho que tenían que devolver la fianza. “Te dijimos fuera y después nos dijiste que no, que dentro” expresaban.
Sea como sea, les amenazaron asegurando que lo denunciarían ante asociaciones de consumidores y en redes sociales. Y, sobre todo, poniendo 40 reseñas negativas en Google que podrían hacerles mucho daño.
Lo cierto es que cumplieron con su amenaza y empezaron a poner muchas reseñas negativas en su apartado de Google. Eso sí, tenían planeada una pequeña “venganza”.
La venganza por esas reseñas negativas
Una vez que esta reseña se publicó gracias a la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero, los comentarios fueron, en su mayoría, favorables al local.
Por eso, quien le había hecho esta reserva a este cliente, le volvió a mandar un mensaje de WhatsApp con el contenido publicado en redes sociales avisándole de que “los comentarios son muchos y muy buenos. Todos le desean felices fiestas”.
Algo que sentó mal a este cliente y le respondió que “el dinero no era mío, era de una compañera, me parece bien su publicación, cada uno con su experiencia”.
“Es denunciable poner conversaciones de WhatsApp sin consentimiento. Pero ahora sí, 190 trabajadores de la fábrica en la que trabajo irán las reseñas” explicaba.
Por último, desde el restaurante le avisaban de que también eran denunciables las malas reseñas. Aquello quedó ahí, pero ha levantado mucho revuelo en redes sociales y polémica, ya que hay quien defiende que haya fianzas para reservas, y hay quien no. Sin duda, el debate está servido.