Cuando nos encontramos con Pecos, o los Pecos, en un céntrico hotel de Madrid llevan varios días saliendo en todas partes. El anuncio de su gira Dos voces y una historia, presumible despedida de los escenarios del dúo formado por los hermanos Javier (64 años) y Pedro José (62) Herrero Pozo, ha generado un interés inusitado. Hace muchos años que Javier dejó de ser el rubio angelical que rompía corazones con su aniñada y aguda voz, y que Pedro perdió los bonitos rizos castaños que levantaban pasiones entre las adolescentes españolas. Pero persiste la memoria de aquel fenómeno fan que inauguró una época en la industria musical y en la cultura popular de nuestro país. Con la intensidad suficiente para justificar una gira de al menos 15 fechas, que comenzará el próximo 23 de marzo en el Wizink Center de Madrid y concluirá el 26 de octubre en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Que la cosa va en serio lo demuestra el despliegue promocional. En labores de marketing y comunicación, recibe en la puerta del hotel un histórico del negocio como Domingo García. Y por aquí anda también, en calidad de mánager del dúo, ni más ni menos que Eduardo Guervos, un cabeza de serie que ha acompañado a titanes como Camilo Sesto o Isabel Pantoja.

En un salón del hotel, rodeados de un equipo numeroso, aguardan ellos. Javier, sonriente, afectuoso y maquillado. Y Pedro, serio, un poco resignado y tocado con un borsalino, que será pese a todo el que más hable. Puso letra a las canciones y ahora pone las palabras.

Pregunta- Lleváis toda la vida juntos…

Pedro: No, no… Toda la vida juntos, pero cada uno en su casa.

P.- ¿Qué tal os aguantáis, cómo resolvéis esta compañía artística casi obligada desde hace más de 45 años?

Pedro: Lo más profesionalmente posible. Lo que pase a nivel personal se queda ahí, pero el trabajo es el trabajo. La empresa se llama Pecos y tenemos que cumplir con nuestras obligaciones.

P.- ¿Cómo estáis viviendo este retorno y la expectación que ha generado?

Javier: Con mucha ilusión. Percibir que estás en boca de varias generaciones es muy importante para mí. Para nosotros.

Pedro: La gente vuelve a una época bonita de sus vidas. El tiempo que dura el concierto, que cantan las canciones, se sienten felices. La nostalgia está muy bien.

P.- Bueno, hay quien dice que la nostalgia es un error, o como mínimo un arma de doble filo. A muchos artistas el pasado les pesa como una losa, y les frustra que su nueva música no genere interés.

Pedro: Una cosa es continuar la carrera discográfica, ir sacando canciones nuevas e intentar que vayan enganchando, y otra cosa son los conciertos. En directo tú no puedes dar la tabarra con diez canciones nuevas. La gente va a cantar y a divertirse. El que quiera luchar contra eso tiene la batalla perdida. Después de 45 años nosotros ni nos lo planteamos.

«En un concierto tú no puedes dar la tabarra con diez canciones nuevas. La gente va a cantar y a divertirse»

Pedro J. Herrero

P.- Últimamente la nostalgia también propicia formatos humillantes, como esos festivales que ponen a los artistas bajo etiquetas supuestamente irónicas como hortera.

Javier: Hay que respetar a cualquier artista que se sube a un escenario y lo hace dignamente, sea donde sea. Muchos no consiguen cobertura pero se siguen dedicando a esto y tienen que trabajar. A este tipo de festivales va muchísima gente. Nosotros personalmente no vamos, pero que cada uno haga lo que quiera y pueda.

Pedro: Y sobre todo lo que le dejen. Vivir de la música, como ser actor, es muy complicado. Estás siempre en la cuerda floja, esperando una llamada de teléfono. Es muy difícil tener una carrera por ti mismo. Necesitas una infraestructura mínima que cuesta mucho dinero y hace falta que haya alguien que crea en ti. Si no, no hay medios para poder llegar a la gente. Hay pelotazos, de repente sacas una canción en internet y triunfa, eso sucede. Ahora cualquiera puede hacer su música en casa. ¿Pero tú sabes la cantidad de discos que se suben diariamente a internet y tendrán mil reproducciones? Es muy difícil, aunque seas muy bueno. La magia se produce cuando hay muchísimas cosas que coinciden. Hay artistas con muchísimo talento que simplemente no tienen suerte. Y los que estamos tenemos que dar las gracias. Somos completamente afortunados de haber podido encontrar un equipo que ha sabido enseñarle a la gente lo que hacemos.

«Es muy diferente que te tengan que hacer el repertorio a que el repertorio lo hagas tú. No había oportunidad de que nos dijeran lo que teníamos que hacer»

Pedro J. Herrero

P.- En vuestro caso, ¿cómo fue esa afortunada concatenación de coincidencias que os catapultó a la fama?

Pedro: Pues fue muy sencillo, la verdad. Nos presentamos a un concurso, lo ganamos, el premio era grabar un disco, lo grabamos, y ya desde el primer momento la gente respondió. Antes sacabas un disco, sonabas en la radio, hacías una televisión, que era la única que había, te veían 22 millones de personas y al día siguiente no podías salir por la calle porque ya eras famoso. Eso ahora es imposible, necesitas dos años para que te vea la gente que antes te veía en una noche.

‘Capi’, mentor de los Pecos

Miguel Ángel Arenas, Capi, tiene otra versión. Esta personalidad clave del pop español del último medio siglo, mentor y descubridor de artistas como Mecano o Alejandro Sanz, inició su carrera de stars maker, como le gusta calificarse, lanzando a los Pecos. Capi entonces tenía apenas 20 años pero ya había hecho muchas cosas. Tras lanzar el primer trabajo de Tequila, había montado una pequeña productora, Herbi, con su amigo Emiliano Hernando Viejo. Pusieron anuncios en prensa buscando talentos. Se presentaron unos 200, entre ellos Javier y Pedro.

Miguel Ángel Arenas, Capi.

Lo relata en conversación telefónica con El Independiente. «Un sábado me llama Emiliano: hay aquí unos chicos que no podían venir otro día, porque trabajan. Yo había salido la noche anterior, pero me vestí y con una gran resaca fui a la oficina para cumplir. Javi y Pedro llegaron con otro chico que se presentó como su mánager. Rellené la clásica ficha y les pedí que cantaran algo. Lo primero sonaba a típicas canciones de iglesia, hasta que cantaron «Esperanzas». Ahí grité. Fue maravilloso. Vi la conjunción de esos dos hermanos, con la voz de Javi por arriba, hablando del amor cuando se es adolescente, que no cuadra como uno quiere. Me acordé de The Carpenters. Pensé, ya los tengo. Al día siguiente llamamos a su madre, nos fuimos a comer –la primera vez que Javi comió gambas–. Estuvimos cuatro o cinco meses dándole vueltas, porque en aquella época solo había rock y aquello no lo querían en ningún lado. Pero al final sacamos el single. El día que grabamos «Esperanzas», en el estudio de al lado estaban Kaka de Luxe». 

"Esperanzas", primer single de Pecos.
«Esperanzas», primer single de Pecos.

Con «Esperanzas» (1978), cuenta Capi, «empezó a reaccionar un público femenino» a aquello «que no era ni rock, ni el pasado ni canción protesta». Llegaron a un acuerdo con CBS para grabar el primer álbum, Concierto para adolescentes. «Alfredo Mañas escribió el guion para el disco, muy en la onda de Cat Stevens. Yo estaba grabando el álbum como productor cuando detuvieron a Emiliano» por haber estafado presuntamente 40 millones de pesetas a El Corte Inglés. Justo cuando Pecos comenzaban a despegar, Capi se quedó fuera del negocio. «Entonces entró Juan [Pardo] y se los llevó a Inglaterra a grabar».

La mili y la Movida

Pedro: A raíz de ahí empezamos nuestra carrera. Fuimos haciendo giras, un disco cada año, hasta que nos cortaron en seco con el servicio militar, que entonces era obligatorio. Nos descolgaron tres años de la industria y cuando volvimos todo había cambiado. Empezaba la Movida madrileña, la gente comenzó a escuchar otro tipo de cosas. No tiene más ciencia. 

P.- Es una historia que se repite, que cuentan muchos artistas de la época: esa cesura a mediados de los 80 que lo cambió todo. El gusto, el interés del público y con ello de la industria.

Pedro: La Movida lo cambió todo. Antes la gente iba con traje y corbata. Desde entonces la gente iba como le daba la gana, decía lo que le daba la gana y cantaba lo que le daba la gana y como le daba la gana. Antes había grandes cantantes. Cuando empieza la Movida, lo de cantar es lo de menos. Daba igual que estuviera mal o bien. Lo importante era hacer algo nuevo, algo diferente, la imagen que estabas vendiendo. Pero cuando la Movida estaba sucediendo, las bandas realmente no vendían discos. En ese tiempo los que vendíamos discos todavía éramos Camilo Sesto y Pecos. Fue una revolución y un cambio, pero eso se vio 20 años después.

P.- ¿Vuestra compañía quiso imponeros un sonido o una imagen determinados?

Pedro: No, porque hacíamos nuestra música. Es muy diferente que te tengan que hacer el repertorio a que el repertorio lo hagas tú. No había oportunidad de que nos dijeran lo que teníamos que hacer. Aunque las compañías eran muy manipuladoras para decidir un tipo de imagen, un tipo de música, a nosotros siempre nos respetaron.

Javier: Siempre hemos sido nosotros mismos, para bien o para mal.

En Abbey Road con el arreglista de Bee Gees

Y contaron con el respaldo de su compañía, CBS (luego Sony), que invirtió recursos ingentes en sus grabaciones. Cuando se curiosea en los créditos de los discos de la edad de oro de Pecos –Concierto para adolescentes (1979), Un par de corazones (1979), Siempre Pecos (1981), 20 años (1981), Por arte de magia (1984)– se encuentran verdaderas sorpresas.

Pedro: Las primeras canciones, por ejemplo, nos las arreglaba Bill Shepherd, que era el arreglista de Bee Gees, o Don Airey, que era el teclista de Rainbow. ¡El teclista de un grupo de heavy metal arreglaba canciones de Los Pecos! Cuando íbamos a grabar a Londres trabajábamos con el batería de los Shadows. Nosotros moríamos por todos ellos. En eso tenía mucho que ver que nuestro productor era Juan Pardo. Él conocía bien los estudios de allí y conocía a cantidad de gente buenísima. En el último disco que hicimos con CBS, Por arte de magia, había una orquesta de 250 músicos.

Javier: Espectacular. Las cuerdas eran de ponerte los pelos de punta.

Parte de ese disco se grabó en Abbey Road. Pedro asegura que ellos fueron los últimos que usaron la mesa de sonido que se utilizó en las grabaciones de los Beatles, aunque Javier es escéptico –»yo creo que eso se lo decían a todos»–. «Y dentro del estudio estaba el piano con el que se compuso ‘Let It Be’. La verdad es que nos gastamos una fortuna. Por arte de magia fue tan caro que nos echaron de CBS. No tuvo tanta repercusión en ventas como los anteriores discos, pero fue uno de los más bonitos de hacer. Nos dimos el lujo de nuestra vida. Vaya magia, tío, grabar en la sala donde grabaron esos personajes».

P.- ¿Cómo era trabajar con Juan Pardo?

Pedro: Juan ha sido compositor de un millón de éxitos de este país para muchísimos artistas. Yo con él aprendí latín. Alucinaba con la facilidad que tenía para cambiar de registro y pasar de hacer un rock and roll a hacer una ranchera, un bolero o una canción para niños. Hice muchas cosas con él, aparte de nuestros discos. Hicimos producciones para grupos de niños como Botones, anuncios, un disco a Lorenzo Santamaría… Tenemos muchas canciones firmadas a medias. Juan tenía un potencial camaleónico para desarrollar cualquier faceta del oficio. Para mí eso es la magia de la música.

Javier: Y luego el carácter que tenía. Te hacía sentir el mejor artista del universo.

Pedro: La industria ha sido bastante injusta con Juan. Creo que está muy poco reconocido para todo lo que ha hecho por la música.

P.- ¿Os han ofrecido ya hacer una serie sobre vuestras vidas? ¿No quieren Los Javis hacer una serie de Los Pecos?

Javier: Somos muy sosos.

Pedro: Nos lo han ofrecido, pero sabes lo que pasa, que buscan la chicha. Has tenido que pasar por el infierno de las drogas o el alcohol. Tiene que haber algo conflictivo, no puede ser nada blanco. Es muy difícil que a alguna cadena le interese emitir una serie o un documental donde no haya sangre.

Javier: Donde solo haya música.

Si atendemos a lo que nos dice su descubridor, pocos artistas merecen tanto como los Pecos que su historia sea contada. Para Capi, fueron «la cosa más importante en la música española desde la muerte de Franco». Aquellos chicos con una historia «de libro de Dickens», huérfanos de padre y salidos de «un barrio pobre pero honrado» como San Cristóbal de los Ángeles, «fueron la música de la transición juvenil. Fueron megaestrellas. No paraban de trabajar, pero entraron los depredadores y fueron engañados por todas partes. Pedro es un hombre muy inteligente, un gran compositor, y Javier ha luchado mucho por esto. Pero los han tratado como si fueran basura, los han eliminado, porque en este país, cuando se tiene éxito, parece que hay que ir con un cartel pidiendo perdón. Pero Los 40 Principales llegaron a ser lo que fueron gracias a ellos. Y para existir Alejandro Sanz o Mecano tuvieron que existir los Pecos. Pero ni la prensa ni la memoria colectiva les ha dado ese reconocimiento».

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