La coalición de Yolanda Díaz no logra zanjar una crisis interna que amenaza con cronificarse. El fiasco electoral de verano, donde Izquierda Unida fue relegada en las listas y quedó fuera del Europarlamento, abrió fuertes tensiones dentro de la coalición que a día de hoy siguen sin resolverse. Sumar anunció esta semana una serie de cambios en el grupo parlamentario que sin embargo no cede a la principal exigencia del principal partido estatal de la coalición, como era tener más visibilidad a través de una portavocía adjunta en el Congreso. Un «cierre en falso» para el partido de Antonio Maíllo, que avanza un distanciamiento aún mayor con la plataforma impulsada por la vicepresidenta del Gobierno, al mismo tiempo en que continúa la aproximación con Podemos.
El malestar es patente hacia Yolanda Díaz al considerar que un «partidiño» que consideran muy minoritario como es Sumar ha «pasado un rodillo» a la hora de dar por cerrados estos cambios de manera «unilateral» sin que se les haya dado más protagonismo y, denuncian, «sin plantear ninguna alternativa» a sus peticiones. «Decir que esto se ha resuelto es infantilizar la política. Es un insulto«, critican en la formación, donde insisten en que mantienen las peticiones sobre la mesa. Y advierten de que, de no atenderse, habrá consecuencias «antes o temprano».
Las peticiones de IU
En concreto, fueron tres las cuestiones que IU puso sobre la mesa para acabar con lo que consideran un agravio respecto a fuerzas más territoriales como los Comuns de Cataluña, el único territorio donde Sumar quedó por detrás de Podemos en las europeas y al que critican por estar «sobrerrepresentado» dentro de la coalición. Así, reclamaban tener una portavocía adjunta en el Congreso, un puesto que sí tienen los Comunes, Compromís y, de forma rotatoria, Més per Mallorca y Chunta Aragonesista.
La segunda de las peticiones era tener la portavocía de la comisión de secretos oficiales, la única reclamación que sí fue atendida por Sumar, que hace dos semanas dio entrada al diputado de IU Enrique Santiago en lugar de la tradición de que el portavoz del grupo ocupe el papel.
El tercer punto es el cambio de nombre de la coalición para borrar la marca Sumar y lanzar ya una marca que pueda ser empleada después para una eventual coalición de las generales, donde en IU aspiran a incluir de nuevo a Podemos. Pretendían también evitar la confusión con el partido de Díaz, que ha rechazado de plano el cambio de nombre de la coalición. Los de Maíllo asumen que este debate no se abrirá hasta primavera, cuando pase la asamblea de la formación, a la que ya dan por amortizada.
Aunque en un primer momento IU mostró interés en integrarse dentro de la organización de Movimiento Sumar, diseñada en un principio como una confederación de partidos, la negociación de las listas europeas desembocó en rechazo a esta integración, y finalmente ninguna fuerza llegó a entrar en la formación, que en marzo tendrá que plantear un nuevo diseño en su Asamblea constituyente.
Después de las europeas y visto el fracaso electoral, en IU pasaron a cuestionar el liderazgo de la vicepresidenta de Gobierno dentro de la coalición y empezaron a trabajar en la reconstrucción de puentes con Podemos. Maíllo ha mantenido en los últimos meses numerosos encuentros con dirigentes morados, incluido Pablo Iglesias e Irene Montero, y la buena sintonía ya se ha materializado en Andalucía, donde las relaciones están completamente normalizadas con Podemos, al que le han cedido puestos de visibilidad.
IU advierte: «Tomamos nota»
Y mientras parecen avanzar los acercamientos a Podemos, la relación no hace más que enfriarse con Yolanda Díaz, a quienes ya no conceden autoridad dentro de la coalición de izquierdas. Izquierda Unida asegura que persistirá en sus peticiones, y avanza que ignorar sus peticiones tendrá consecuencias, al considerar que el malestar persistirá dentro de la coalición y que afectará a su funcionamiento. En este sentido, advierten que harán lo que consideren «oportuno» cuando llegue el momento, «antes o temprano», en caso de no ver cumplidas sus expectativas.
«Si no arreglas la gotera, el techo se acaba cayendo«, resumen en la formación, donde apuntan a que el conflicto entre IU y Sumar «no se ha resuelto». El partido de Maíllo avanza así hacia el enfriamiento de relaciones con Yolanda Díaz, que está en una posición de debilidad dentro de su posición parlamentaria y que de momento ha apostado por mantener los equilibrios de poder dentro de la coalición, manteniendo el elevado peso de los Comunes, que le apoyan y le garantizan cierta estabilidad. «Tomamos nota, al final todo se paga«.