La coalición de Yolanda Díaz no logra zanjar una crisis interna que amenaza con cronificarse. El fiasco electoral de verano, donde Izquierda Unida fue relegada en las listas y quedó fuera del Europarlamento, abrió fuertes tensiones dentro de la coalición que a día de hoy siguen sin resolverse. Sumar anunció esta semana una serie de cambios en el grupo parlamentario que sin embargo no cede a la principal exigencia del principal partido estatal de la coalición, como era tener más visibilidad a través de una portavocía adjunta en el Congreso. Un «cierre en falso» para el partido de Antonio Maíllo, que avanza un distanciamiento aún mayor con la plataforma impulsada por la vicepresidenta del Gobierno, al mismo tiempo en que continúa la aproximación con Podemos.

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