El líder de Junts, Carles Puigdemont, vuelve a subir el tono contra el PSOE. Después del aviso que ya lanzó al PSOE el pasado lunes, cuando exigió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se sometiera a una cuestión de confianza, Puigdemont ha insistido que no va «de farol». Así lo ha asegurado durante su intervención en el Consell Nacional del partido celebrado este sábado en Vila-Seca (Tarragonès). Además, ha pedido a la formación estar «preparados» para «todas las eventualidades». «No nos sobra el tiempo, debemos estar preparados para lo que pueda venir. Tenemos que estar preparados para asumir el coste político y personal», ha añadido, al tiempo que ha avisado de que los posconvergentes no van a ser «rehenes de nadie».
En una línea muy similar se ha expresado el secretario general del partido, Jordi Turull, en el primero encuentro del Consell Nacional del partido tras el Congreso de Calella del pasado octubre, donde revalidó el cargo de número dos de la formación. Además, Turull ha asegurado que no se van «asustar» con los discursos que advierten de una posible victoria del PP en caso de adelanto electoral. «No nos hace ni cosquillas», ha espetado, al tiempo que ha aprovechado para recordar algunos de los pactos alcanzados por el PP y el PSOE. «Esto así no puede seguir ni un día más», ha rematado.
Con estos apercibimientos, tanto Puigdemont como Turull han dejado claro que la reunión con el PSOE celebrada este viernes en Suiza -avanzada por El Periódico- no sirvió para acercar posiciones. El expresident ha vuelto a insistir en que, un año después del pacto que permitió la investidura de Sánchez, el balance es «decepcionante» y no invita «al optimismo», por lo que ha reclamado «un punto de inflexión». Aunque ha evitado entrar al detalle de las negociaciones, sí ha querido advertir de que no se conformarán con «migajas». De este modo, se ha referido de forma tangencial al traspaso de las competencias en inmigración o a la negociación sobre el nuevo modelo de financiación y ha advertido de que la capacidad de decisión deber estar en manos de la Generalitat. «Si el poder real continúa en Madrid, no queremos estar», ha rematado.