Míjeil Kavelashvili, exdelantero de equipos como el Manchester City y el FC Basilea, busca como representante del oficialismo convertirse este sábado en el próximo presidente de Georgia y marcar un gol a la oposición.
Esta es la segunda vez que se presenta a un cargo electo. La primera fue en 2012 cuando quiso ser el presidente de la Federación de fútbol de Georgia, pero tuvo que renunciar por no tener estudios superiores. Eso no le ha supuesto ningún problema para posicionarse como el jugador político en punta para el partido gubernamental, el euroescéptico Sueño Georgiano, y apuntalar así los intereses de su líder, el oligarca Bidzina Ivanishvili. El magnate le definió como «la encarnación del hombre georgiano» y llega a la candidatura después de que su formación ultraderechista, el Partido Popular, llegara a un acuerdo con la formación en el poder. Kavelashvili es el único candidato presidencial, pues la oposición rechazó participar en los comicios en señal de protesta por el rumbo del país y tras las acusaciones de fraude en las parlamentarias de octubre.
Cuando trató de ser el hombre más importante del fútbol georgiano, Kavelashvili acusó al Movimiento Unido Nacional, partido del expresidente Mijáil Sakaashvili, de controlabr a mayor parte de federaciones deportivas del país. «Todos sabemos que diferentes esferas están bajo amenaza, quizás el básket y el rugby, casi todas las demás federaciones están controladas por MUN», dijo en 2012, año en el que se fundó Sueño Georgiano al calor de la tensión entre la formación del Gobierno y el resto de partidos del país. Esa postura le abrió camino en la política georgiana años más tarde.
Siguiendo la estela de otros futbolistas populares como el exdefensor del AC Milan y actual alcalde de Tiflis Kaja Kaladze y el exvolante del Hertha de Berlín y diputado Levan Kobiashvili, en 2016 se unió al partido fundado por Ivanishvili. Aunque durante unos años operó en la formación, más tarde tomó su propio camino y creó, junto con el periodista Sozar Subari y el físico Dmitri Jundadze, el Partido Popular, una formación prorrusa y de extrema derecha. Para las elecciones parlamentarias de 2024 la formación aceptó formar parte de la lista de Sueño Georgiano. Como resultado, ambas formaciones acordaron que podrían tener al exdelantero como candidato a la presidencia. Tras los comicios parlamentarios del pasado octubre, el hemiciclo votó a favor de la candidatura de Kavelashvili. Lo hizo sin presencia de la oposición, que sigue pidiendo que se repitan las elecciones.
Calles contra el poder
Ningún partido de la oposición consideró que dichas elecciones fueran limpias y por ello llamaron a sus conciudadanos a manifestarse en las calles. Aún hoy siguen mantienendo su postura y piden una repetición de la votación supervisada por la comunidad internacional. Acusan al actual gobierno de fraude electoral a su favor y rechazan cualquier colaboración con Sueño Georgiano. Incluso la actual presidenta del país, Salomé Zurashvili, adoptó una posición beligerante contra el Gobierno y anunció que no abandonará su puesto aunque su mandato finaliza este mes. Zurashvili llegó a ocupar la presidencia del país como candidata independiente pero apoyada por Sueño Georgiano, una relación que no prosperó por discrepancias políticas.
La política es una ferviente creyente del rumbo europeo y otanista de Georgia, algo que el partido del gobierno apoyaba en sus inicios. Sin embargo, el giro prorruso efectuado en los últimos años, especialmente tras el inicio de la guerra en Ucrania en 2022, ha despertado el recelo de buena parte de la población, que se muestra generalmente a favor de formar parte de la Unión Europea. El año pasado, Tiflis consiguió el estatus de estado candidato a formar parte del club comunitario junto con los también exsoviéticos Ucrania y Moldavia.