La controversia que rodea al homenaje a tres buzos italianos muertos en ataques a los buques británicos en Gibraltar durante la II Guerra Mundial tiene derivadas diplomáticas (el acto estuvo apoyado por la Embajada de Italia), políticas (hay una denuncia por violación de la Ley de Memoria Histórica), históricas (es un reflejo de la participación indirecta de Franco en el conflicto) y hasta literarias, porque gira en torno a un libro de Arturo Pérez Reverte.
En El Italiano, el escritor narra la historia de uno de los buzos de combate del Ejército de la Italia fascista que, entre 1942 y 1943, hundieron o dañaron hasta catorce barcos aliados en las aguas que rodean Gibraltar y la Bahía de Algeciras. Una “peligrosa aventura”, narra el libro, con misiones trepidantes y una historia de amor con una joven librera.
Tres de aquellos soldados de la vida real (Licio Visinitini, Giovanni Magro y Salvatore Leone), fueron homenajeados el pasado 9 de diciembre en la localidad gaditana de La Línea de la Concepción y en Gibraltar. Acudieron desde Italia sus familiares, veteranos de guerra, el senador Roberto Menia de Hermanos de Italia (el partido de Giorgia Meloni). Y, desde España, el agregado militar de la Embajada de Italia y miembros del consulado en Sevilla.
Los tres buzos murieron el 8 de diciembre de 1942. Pertenecían a la Decima Flottiglia MAS, una de las formaciones más populares de la Italia fascista compuesta por buzos e ingenieros a las órdenes del «Duce» Benito Mussolini. Usaban modernos ingenios sumergibles que salían del buque Olterra, atracado en puerto español, para atacar a los buques británicos.
Lo que iba a ser un acto oficial con apoyo del Ayuntamiento de La Línea y el descubrimiento de placas conmemorativas en un monolito ya existente en honor a otro submarinista civil fallecido, se quedó finalmente en un mero acto privado, según adelantó Europa Sur; una suerte de funeral marino póstumo.
Una denuncia formal del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, presentada ante la subdelegación del Gobierno y dirigida al ministerio de Presidencia y Memoria Democrática de Félix Bolaños, abortó el plan que se había estado preparando durante meses. Se estaban violando los artículos 35 y 38 de la Ley de Memoria Histórica de 2022, al querer colocar “símbolos fascistas” y “exaltar el fascismo”, apunta la organización.
“Eso es blanquear al fascismo. Imagina que se intenta hacer en Euskadi un homenaje a pilotos que bombardearon Guernica”, afirma en conversación con este diario Juan Moriche, del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar.
La Embajada de Italia no ha querido hacer declaraciones para este artículo.
“Cumplían órdenes”
Los que defienden el homenaje aseguran que se trataba de tres soldados que cumplían órdenes, y que siguen condecorados por el Gobierno italiano.
“Eran solo tres jóvenes buceadores murieron en acto de servicio durante la cruel guerra mundial y murieron en nuestras aguas. Les dieron un funeral marítimo, coronas de flores y rosas sueltas en el mar. Fue un acto sin connotación política alguna”, dice a este periódico uno de los asistentes al homenaje en La Línea, Ángel Liberal Fernández, capitán de navío retirado. “A varios de los miembros de la Décima Flotilla MAS se les dieron medallas y se puso su nombre a buques de guerra. Si tuvieran connotaciones fascistas, ninguno tendría esos honores”, apunta Liberal.
En la misma idea abunda el historiador y del PP Alfonso Escuadra: “La inmensa mayoría de esta unidad se quedó después con el bando antifascista en la guerra. Algunos lucharon con los partisanos contra las fuerzas de ocupación alemana”.
”Que no nos digan que eran unos pobres soldados italianos”, critica Moriche. “Eran miembros de un Ejército que colaboró para instaurar la dictadura sangrienta de Franco y que había colaborado en los crímenes contra la humanidad del Ejército italianos, incluidos bombardeos contra civiles que huían por la carretera”,
Uno de los tres, Licio Visinitini, consta en la página de la Presidencia de Italia como “medalla de oro al valor”, Le fue concedida el 21 de agosto de 1944, aún bajo la dictadura, por ser un “oficial cuyo coraje indomable era igual a su tenacidad férrea, que después de un largo, difícil y peligroso entrenamiento, penetró como operador de vehículos de asalto submarinos en una de las bases navales enemigas más poderosas y defendidas”. La nota de la página web de la Presidencia resalta que se sometió a una dura una vida “clandestina” y mantuvo “un desprecio sobrehumano por el peligro y un amor sublime a su patria”.
El Ayuntamiento no pagó los viajes
La denuncia del Foro y una manifestación de una treintena de personas obligó al Ayuntamiento de La Línea a dar marcha atrás en el último momento a los actos oficiales.
“Se canceló porque hubo una confusión en el formato y desconocíamos que podía haber una posible vulneración de la Ley de Memoria Democrática. Ante la duda, se decidió suspender”, asegura a este diario Juan Franco, alcalde de La Línea del partido La Línea 100×100.
¿Por qué aceptó en primera instancia un programa controvertido, que incluía poner placas a unos marinos del Ejército bajo el mando de Mussolini? Para Moriche, Alfonso Escuadra consiguió “convencer al alcalde de La Línea, Juan Franco, de llevar a cabo el proyecto, aprovechando el éxito del libro de Pérez-Reverte”. La idea de fondo es hacer del monolito un lugar de visita turística y para apasionados de la historia. “Hay una serie de lugares relacionados, por ejemplo en San Roque, con la verdadera historia del papel jugado por España en la guerra mundial”, apunta Escuadra.
“El Ayuntamiento no tiene ninguna relación con Alfonso Escuadra», dice Juan Franco sobre este «autor local» miembro del Grupo de Estudios Campogibraltareños y concejal hace 12 años con el Partido Popular y antes con GIL. El regidor linense niega que el viaje de los italianos corriera a cargo del consistorio, una de las cuestiones planteadas por el Foro de la Memoria Democrática de Campo de Gibraltar.
“Base secreta italiana”
El 10 de junio de 1940, el entonces presidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia, Benito Mussolini, ordenó la invasión del sur de Francia. La entrada de Italia en la guerra, del lado de los nazis alemanes, cogió al buque cisterna Olterra atracado en la Bahía de Algeciras. Pronto se reconvierte en una base secreta italiana para lanzar a los submarinistas italianos contra los buques británicos.
Hoy, 84 años después, tres de los submarinistas del Ejército fascista han sido recordados por sus familiares en las aguas donde murieron. Pero sus nombres no han sido finalmente colocados en el monolito linense obra de Nacho Falgueras. En la inscripción se sigue leyendo: “A los submarinistas que como tú se dejaron la vida en el mar. Tus compañeros”. Está dedicada a Cristóbal Peralta, un buceador que murió hace 30 años en un accidente laboral tratando de retirar un ancla de una estación de repostaje de buques de Cepsa. El monolito seguirá dedicado a un civil, muerto en un accidente laboral y ya en democracia.